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Una novela inédita de Luis Do Santos fue reconocida en España, al tiempo que se anuncia otra reedición de El zambullidor

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Luis Do Santos, “Cachi” para muchos, ha sido una vez más distinguido por su creación literaria. Esta vez el reconocimiento tiene carácter internacional y le ha sido otorgado por una novela que aún permanece inédita.

Escritor nacido en el departamento de Artigas pero considerado salteño por los años que lleva de residencia en esta tierra, Do Santos vio trascender su imagen, dentro y fuera del país, especialmente tras haber publicado, hace ya unos años, la novela El Zambullidor.

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Enterado de este nuevo reconocimiento, EL PUEBLO fue en busca de su palabra. Pero también pudo saber, que además de esto, el escritor se encuentra muy ansioso y contento pues está a punto de reeditarse El Zambullidor por la prestigiosa editorial Banda Oriental, con un muy buen prólogo del escritor y periodista cultural Gustavo Espinosa. A continuación explicamos ambos motivos de celebración.

UN RECONOCIMIENTO EN ESPAÑA

Para entender mejor de qué se trata esta distinción, vayamos directamente a la carta que días pasados recibió el escritor y que puso a disposición de EL PUEBLO:

Fundación Sierra Elvira Avda. Andalucia 139. ATARFE (Granada)

20 de junio de 2024

Sr. D. Luis Alberto Do Santos Ardohain

Por el presente le comunico que la novela presentada por Ud. al I Premio Internacional de Novela Corta Francisco Ayala, con el título SIEMPRE SERÁ y bajo el pseudónimo Escalada, ha sido elegida por el Comité de Selección y propuestas al Jurado como Finalista del Concurso. Le informamos también que al certamen se han presentado un total de 808 novelas de una veintena de países. El Comité ha elegido un total de 7 novelas como Finalistas entre las que se encuentra su obra.

En primer lugar me complace en felicitarle por dicho motivo. El jurado del premio hará público la obra ganadora el próximo día 25 de junio. Este fallo se dará a conocer a los medios de comunicación y además se comunicará al autor o autora de la obra ganadora y al resto de finalistas. En ese acto, también se hará pública la composición del Jurado.

Está previsto que una vez editada la obra, previsiblemente para finales de septiembre, se hará entrega al ganador, del premio y de las obras correspondientes.

Si es cierto, que según las bases el ganador o ganadora, se compromete a asistir personalmente al acto de entrega del premio, cuya fecha consensuada, oportunamente se fijará. También se requiere en un documento una declaración responsable de que la obra no ha sido premiada ni se ha publicado a la fecha de fallo del jurado. Por este motivo le ruego que nos devuelva antes del próximo 24 de junio a este mismo correo dicha declaración una vez firmada.

Reitero nuevamente nuestra felicitación.

Un cordial saludo.

Cecilio Martín García – Presidente de la Fundación Sierra Elvira

Según pudo saber EL PUEBLO, a este certamen se presentaron 808 novelas de escritores hispanohablantes de dieciocho países. España ha aportado la mayoría de las obras, con 451; seguida de Argentina, con 118; de México, con 48; de Colombia con 47; de Cuba, con 33; de Venezuela, con 29; de Chile, con 18; de Uruguay con 12; de Perú con 10; de Ecuador, con 7; de El Salvador, con 6; de la República Dominicana con 4; de Brasil con 4 y el resto, una obra por país, de Portugal, Holanda, Bélgica y Puerto Rico.

NUEVA EDICIÓN DE “EL ZAMBULLIDOR”

A su vez, como decíamos, la alegría de Do Santos se da también por saber que próximamente, su famosa novela El Zambullidos será reeditada, y esta vez por Banda Oriental. Mucha alegría le ha causado también conocer el prólogo que llevará, escrito por Gustavo Espinosa, del que extraemos estos párrafos del comienzo:

“A fines de 2017 El zambullidor irrumpió. Eso es una de las mejores cosas que pueden ocurrirle a un libro. De repente todos (los lectores, los críticos, los otros escritores uruguayos) conocimos a Luis Do Santos, un cincuentón nacido en un pueblito fronterizo y fluvial de quinientos habitantes que alguna vez se llamó Calpica, en un extremo del Departamento de Artigas. También supimos que Dos Santos vive desde hace décadas en Salto, que trabaja en un comercio “donde se venden desde mortadela hasta motos”, que la Intendencia de allá le publicó una novela, que antes había sido autor de letras para murgas y de un libro donde reunía poemas y cuentos. Y también nos dimos cuenta de que Do Santos se había convertido de pronto en lo que Pierre Michon señala como “el cuerpo del rey”. Esto es: el recipiente ocasional y fungible de algo fascinante y venerable, la encarnación de la literatura. Sin dejar de ser Luis Do Santos, “un trabajador que escribe […] el escritor que trabaja en [la cooperativa de consumo] Cosalco” este artiguense pasó a ser –de repente- lo que fueron, en su acmé, Quiroga o Morosoli o no tantos otros: un ícono verosímil de la narrativa uruguaya, su emblema.Los colegas se enteraron de esto y lo anunciaron. Escribió Martín Bentancor:

Con El zambullidor, Luis Do Santos construye una pieza narrativa de particular extrañeza que subraya su condición única dentro de las letras uruguayas, al tiempo que se muestra como uno de los secretos mejor guardados de esa entelequia llamada “el interior profundo –de Salto, para más señas- que se empeña en dar a luz, de vez en cuando y para disfrute de quienes leemos, grandes libros y grandes escritores.

También lo elogiaron Pedro Peña o Valentín Trujillo. Y –tiempo después, cuando todo desbordó y comenzaron a aparecer las ediciones extranjeras- Paula Sperb, en su prólogo a la versión brasileña contó algo que, creo, no sólo debe ser leído como una efusión de entusiasmo, sino también como una descripción precisa de uno de los efectos que el libro suele producir:

La obra de Luis Do Santos me causó la sensación de estar delante de un clásico capaz de reverberar para siempre en el horizonte de expectativa del lector. El impacto de la narrativa fue similar al que sentí cuando leí El viejo y el mar…”

Para referir el modo deslumbrante de aquella aparición repentina me hubiese gustado citar un símil de Orfila Bardesio: “como un delfín lustrado por la dicha”. Tenía ganas de repetir aquella comparación cegadora, tan precisa para describir la ocurrencia de lo inesperado, el exabrupto feliz de lo insólito. Lo que no sospechamos que está ocurriendo bajo la superficie, lo que estaba zambullido, aparece de pronto para sorprendernos: out of nowhere, según la expresión idiomática que es también el título de un viejo standard de jazz. Por tratarse de un pez que de pronto salta y se muestra, la brillosa epifanía acuática de Orfila me pareció, en un primer momento, funcional para describir el modo de asomar de la nouvelle de Do Santos, que también tematiza el agua y sus criaturas. Pero la imagen del delfín trae consigo el prestigio y el tamaño del mar, y entonces resultaría una inexactitud o una falsificación usarla para presentar un libro que es, entre otras cosas (y, tal vez, antes que nada) una historia del río. Por otra parte, el pez de Bardesio es demasiado exultante y jubiloso, sugiere cierta estética de la espectacularidad, inadecuada para un relato antiheroico y contenido que en verdad no parece terminar de librarse de la persistencia de la desgracia o de la tensión de la angustia…”.

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