Cuando enfocamos este tema sabemos cuanta oposición y resistencia enfrentaremos, pero nunca hemos eludido responsabilidades por este motivo, porque entendemos que una opinión no tiene por qué satisfacer a todo el mundo.
No estamos refiriendo a los tatuajes en el cuerpo humano. Desde el principio digamos que no compartimos ninguna clase de tatuajes, sobre el cuerpo humano, porque hemos aprendido que el cuerpo, el físico humano es algo sagrado y desfigurarlo de alguna forma es al menos para nosotros algo a rechazar, algo que rechina nuestra razón y sobre todo que agrede el concepto estético del ser humano.
En el mejor de los casos entendemos que quien opta por hacerse un tatuaje es alguien vació, o al menos que tiene un momento o un episodio de ocio, de sentirse sólo, aislado o abandonado por la sociedad.
Tenemos claro que hoy muchas personas, incluso a veces líderes o gente que tiene muchísimos seguidores, se “tapan” de tatuajes. Para nosotros en forma aberrante, porque para nosotros es renegar o avergonzarse de su físico, algo que debe movernos a orgullo.
Estamos de acuerdo con que a veces hay aspectos físicos de la persona que no le ayudan, que no favorecen su imagen. De todas formas, creemos que cuando se asumen nuestros “defectos” físicos, estamos demostrando que somos capaces de aceptarnos como somos.
Es probable que esta opinión sea muy resistida, pero los jóvenes y adolescentes que comienzan a pensar en tatuarse debieran tener muy presente que no es lo mismo un tatuaje eventual, “borrable”, que un gran tatuaje que a veces ocupa todo el cuero humano, indeleble y permanente y cuya causa, ya sea un nombre, una frase o una imagen pueden con los años no tener sentido ni razón de ser alguna para la persona tatuada.
Hay que tener en cuenta que un joven va a vivir de promedio cuatro o cinco veces más de la edad que tiene cuando se hace el tatuaje. Esto significa que si bien podemos “entender” la decisión de un adolescente o de un joven, nos resulta particularmente rechazable cuando el tatuado es en una persona mayor. Para nosotros es un indicador innegable de la liviandad de quien porta el tatuaje.
Tenemos entendido que hoy la legislación impide tatuar a un menor de edad, salvo que sea acompañado por una persona mayor, directamente relacionada a quien se tatúa, que se haga responsable de la acción.
Confiamos en que sea ésta una moda pasajera, porque para nosotros nadie tiene derecho a agredir al cuerpo humano, sea por el motivo que sea.
A.R.D.
Una muestra de ocio
Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/uzy7
Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/uzy7