Un salteño que hace patria en Vietnam

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    Con Felipe Llantada Soldi, representante diplomático de Uruguay en el país asiático

    Es joven y tiene sueños. Para él, estudiar mucho es el camino y está todo el tiempo dándome para adelante. “No vayas a dejar de estudiar”, me dijo un día que caminábamos juntos por la calle 18 de Julio de nuestro Salto y donde con 17 años teníamos siempre charlas interesantes. Allí mismo le pregunté: “¿Vale la pena estudiar tanto?”, al ver una enfermera sentada con cara de no querer más nada. “Claro” me contestó él. Felipe Llantada Soldi siempre fue una persona decidida, inteligente y muy ordenada en todo lo que hacía. Hijo del periodista Modesto Juan Llantada Fabini y de la profesora Amalia Soldi, Felipe es el mayor de tres hermanos.
    Nació y se crió en Salto, estudió en Montevideo y en Londres. Entró al servicio exterior del Ministerio de Relaciones Exteriores y en 2011 se fue a Hanoi, la capital de Vietnam a abrir la Embajada de Uruguay. Allí conoció a su esposa y tuvo a sus dos hijos. Aprendió a ser un lugareño más y hoy es uno de los máximos representantes diplomáticos del país en esa zona. Corriendo de atrás por las 12 horas de diferencia al tomar contacto con nuestro entrevistado, lo logramos. Con Felipe Llantada, hoy en nuestra sección semanal.

    ¿Quién es Felipe Llantada?
    Nací en Salto en 1980, por lo que supongo que soy de la generación X. Hice mis estudios secundarios en el Liceo Nº1 IPOLL, cuando cumplí los 18 años me fui a a estudiar a Montevideo donde me recibí de Economista en la Universidad ORT. En el año 2008 ingresé al Servicio Exterior de la Cancillería por un concurso y después tuve la suerte de conseguir una beca Chevening y estudiar un postgrado en Diplomacia en la Universidad de Oxford en Inglaterra. Por lo que si bien tengo un título de Economista, me considero en realidad un diplomático de profesión.
    Actualmente, mi familia está conformada por mi esposa Nhung que es vietnamita y a quien conocí acá y mis dos hijas, Leticia May y Lucía Kim que tienen 2 años y 2 meses respectivamente, y que son ambas orientales, en realidad por ambos padres.

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    ¿Cómo surgió el hecho de ingresar a la Cancillería y prepararse para la carrera diplomática?
    En realidad fue algo bastante fortuito. De estudiante había realizado una pasantía en la Sección Comercial de la Embajada de Argentina en Montevideo, pero después que me recibí y empecé a trabajar en el sector financiero, me olvidé completamente del tema. En esa época quería dedicarme por entero a las finanzas, pero después de estar 5 años en un Banco en Montevideo, bastante decepcionado con el trabajo en ese momento por la falta de movilidad laboral y de oportunidades para los profesionales jóvenes, por casualidad vi el llamado a Concurso para el Servicio Exterior de la Cancillería que había salido en el diario y me acordé de la experiencia que tuve en la Embajada de Argentina. A partir de allí, me empecé a informar y finalmente terminé ingresando al año siguiente.

    ¿Pensabas alguna vez conocer un país como el que estás viviendo ahora?
    Nunca me imaginé en mi vida terminar en un país como Vietnam. Mi idea, bastante poco original al ingresar a la carrera de diplomático, era irme a Europa o a algún destino de los que se les conoce como la línea Revlon que es Londres- París – Nueva York. Por suerte la experiencia de la beca que tuve en Inglaterra me abrió bastante el horizonte y al final terminé en el Sudeste Asiático, una región fascinante.

    ¿Qué fue lo más difícil y lo más fácil que aprendiste en Vietnam?

    Lo más difícil que aprendí fue a comer con palitos, me costó bastante pero a partir del tercer año de estar acá, ya le agarré la mano y hoy en día soy un vietnamita más. Y creo que lo más fácil, puede ser que a andar en moto, porque si bien soy de Salto, de adolescente nunca tuve una moto y en Hanoi, que es la capital y la ciudad donde vivo, la moto es el mejor medio de transporte dada la geografía de la cuidad, así que con 30 años se puede decir que aprendí a andar en moto.

    ¿Cuál es la tarea específica que hace ahí?
    La gran mayoría de nuestras representaciones en el exterior, desde el punto de vista del personal diplomático cuentan con el Jefe de Misión, además de un funcionario. Este es el esquema de trabajo aquí en Vietnam, por lo que actualmente estoy a cargo de la Sección Consular de la Embajada y asisto al Embajador de Uruguay en Vietnam en todos los temas políticos, económicos y culturales.

    ¿Qué se conocía de Uruguay antes que ustedes llegaran y cómo y en qué cosas lo han posicionado ahora?
    Bueno, Uruguay se conocía por el fútbol, como siempre y quiero creer que a partir de la apertura de la Embajada de nuestro país acá, se ha diversificado un poco más la imagen de nuestro país, fundamentalmente como un socio confiable de Vietnam y como un proveedor de materias primas y productos alimenticios de alta calidad.

    ¿Cómo se ve lo que pasa en el país desde el exterior?
    Se lo ve en perspectiva y cuanto más lejos y más diferente la realidad cotidiana, la perspectiva es mayor y también quizás con un poco de preocupación.

    ¿Se pudo acostumbrar a las costumbres y cultura vietnamitas?
    Acostumbrarte te acostumbras, no queda opción,es acostumbrarse o pedir la adscripción, de ahí a compartir ciertos dictámenes culturales es otra cosa, fundamentalmente en lo que se refiere al rol de la mujer en la sociedad, son cosas muy diferentes.

    ¿Cuándo vuelve al país?
    Ahora voy a estar volviendo al país el próximo 12 de junio, donde llegaré con toda mi familia a Montevideo.

    ¿Extraña algo de Salto?, ¿qué recuerdos tiene?
    Bueno en realidad hay muchas cosas que se extrañan, sobre todo a la familia, a los amigos, el tomar mate en la costanera, el meterse en las piscinas de las termas en un día de invierno y comer las naranjas, porque las de acá no tienen gusto a nada. Y por otro lado, tengo muy lindos recuerdos de haber tenido una infancia feliz y sana y también los de una adolescencia independiente y muy divertida, cosas que veo que los chicos de hoy, sobre todo los que viven en las ciudades más grandes, no lo tienen y eso es algo por lo que estoy muy agradecido.

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