Un problema donde no había

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Por el Dr. Vet. Gustavo Blanco – Éxodo XXI, Cabildo Abierto

Crear un lugar donde todos los productores hortifrutícolas pudieran comercializar sus producciones es un viejo anhelo del sector.

Originalmente, el Movimiento Horticultores de Salto tenía entre sus objetivos el desarrollo de un lugar común para miles de familias y productores pequeños y medianos.

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Hace 30 años, era imprescindible contar con un mercado que nucleara la producción, pero el sector fue cambiando. Muchos productores pequeños, sobre todo familiares, quedaron en el camino, mientras otros crecieron, surgiendo grandes productores y empresarios.

Hace 20 años, un mercado común aún era necesario, pero ya existían operadores que, por esfuerzos individuales, tomaron el rol de la comercialización. Al mismo tiempo, los grandes productores comenzaron a comercializar su propia producción.

Hace 10 años, este mercado era aún una idea razonable, pero los operadores ya estaban afianzados, eran más numerosos y algunos, en virtud de las normas vigentes, habían construido sus locales de venta acordes a sus necesidades y a las de sus clientes.

Muchos productores continuaron trabajando para lograr ese lugar común, y con el advenimiento de la coalición republicana, redoblaron esfuerzos y lograron conseguir los recursos para desarrollar un proyecto al que denominaron CHN.

Hace 5 años, ya no era imprescindible ni necesario. Incluso era discutible la viabilidad de construirlo sin tomar en cuenta la realidad del sector y cómo había ido transformándose durante las últimas tres décadas.

Nadie puede discutir la voluntad ni poner en duda la buena intención de los precursores de la CHN, que finalmente, por ley, se decidió construir. El hecho es que hoy nos enfrentamos a una situación indeseada y que no muestra una salida consensuada que permita vislumbrar un acuerdo para que cumpla con los objetivos propuestos.

La CHN adolece de serios inconvenientes. Un diseño pensado desde lo estético en lugar de lo funcional, que no cumple con las prestaciones necesarias mínimas para el desarrollo razonable de la actividad de comercialización.

Defectos constructivos reconocidos valientemente por los propios precursores del proyecto. Un planteo de reparaciones del que nada se conoce con claridad ni de la efectividad que esas puedan representar.

Se han creado normas especiales para intentar presionar a los demás operadores a integrarse al proyecto, incluso con donaciones generosas a una empresa privada. Estas normas, que suplen a las anteriores, cambian abruptamente los límites de la zona de exclusión, los plazos para el cierre de los comercios instalados y ponen en riesgo la excepción realizada a FRUTURA hasta el año 2060. La ley 18159, que establece la libre competencia de mercado, debe revisarse, ya que estas modificaciones dan ventaja sustantiva a unos operadores sobre otros.

Existe una autorización para que la intendencia done los padrones donde se construye la CHN a una asociación de productores. Esto implica que quienes compran puestos o alquilan no sepan quién va a ser el verdadero propietario al final del proceso.

Tampoco se tiene certeza sobre cuáles van a ser los costos y si estos significarán o no un incremento en el precio final que paga el consumidor, sin tener claro tampoco el destino de esos gastos.

Si hablamos del funcionamiento propuesto, resulta difícil de entender que se vendan o alquilen puestos y que luego se les ordene a los propietarios o inquilinos cómo deben utilizarlos: horarios, tasas de uso, gastos comunes, etcétera.

Probablemente, quienes tienen años en el negocio sean capaces de determinar cómo quieren que funcione y con quiénes quieren que funcione, ya que el ejemplo que nos muestra la UAM debería ser suficiente para desterrar ese perfil de sistema.

Tampoco se contemplan las peticiones de los operadores. Se necesitan áreas cubiertas para realizar las operaciones de carga y descarga y para la instalación de las cámaras de frío, lo que además protegería a los trabajadores que realizan esas tareas y, fundamentalmente, a los productos, que no son nada más y nada menos que alimentos que integran la dieta de la población.

Visto así, la CHN ha surgido como un problema donde no lo había. Los operadores y los productores son gente de trabajo; desean realizar su tarea sin complicaciones, prestando los servicios de siempre al sector que integran y a la ciudadanía.

Y no se trata de otra cosa que reflejar los hechos. Estamos tan interesados como el que más en que la CHN finalmente se termine de construir y pueda brindar las prestaciones necesarias y que signifique un logro importante para el departamento y la región.

Pero eso aún es una utopía; que salga es un problema que debemos resolver.

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