Un niño de 13 años fue a recuperar su pelota a la casa de un vecino y éste le golpeó la cabeza contra un portón

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    Un hecho insólito ocurrió el pasado lunes en el barrio Horacio Quiroga. Unos niños jugaban al fútbol en la calle, cuando de repente la pelota desvió su trayectoria más de la cuenta y fue a parar a la casa de un vecino. El habitante de la finca, de 40 años, agarró el esférico entre sus manos y esperó que alguien fuera a reclamárselo.
    Cuando un niño de 13 años se arrimó al cuadragenario con la intención de recuperar el balón, el hombre le aplicó un golpe de puño en el rostro y dos en la espalda, para luego tomarlo de la cabeza y golpearlo contra un portón existente en el lugar.
    El padre del menor, alertado del hecho, fue a buscar al agresor, pero éste se subió a su motocicleta y se dio a la fuga. Acto seguido, el progenitor se dirigió a la sede policial para efectuar la denuncia correspondiente.
    APARECIÓ TESTIGO
    DE GOLPIZA
    Un hombre que presenció la feroz golpiza que recibió un hombre de 31 años en la Costanera Norte hace tres días se presentó como testigo ante las autoridades policiales.
    Como informó oportunamente EL PUEBLO, la víctima fue atacada en la madrugada del domingo por rapiñeros, quienes le robaron el contenido de su billetera frente a la cancha de Arsenal.
    El testigo del hecho transitaba en automóvil junto a una amiga, cuando al pasar por la zona en cuestión en el momento de la golpiza, observó que “dos muchachos le daban golpes de puño y patadas a otro que se encontraba caído en  el piso y no reaccionaba”, según declaró ante los funcionarios policiales. Agregó que los agresores eran dos jóvenes de entre 17 y 20 años.
    El agredido, que se encontraba inconsciente cuando llegaron los médicos a socorrerlo, presentó múltiples golpes en todo el cuerpo, por lo que permanece internado en el Hospital local. Consultado por la Policía, el treintañero aseveró no recordar nada de lo sucedido. Reconoció haber llevado a un amigo a la Costanera Norte el pasado sábado a las 23 horas, perdiendo luego la memoria. Tampoco está seguro de si dicho traslado lo realizó a pie o en un vehículo.

    Un hecho insólito ocurrió el pasado lunes en el barrio Horacio Quiroga. Unos niños jugaban al fútbol en la calle, cuando de repente la pelota desvió su trayectoria más de la cuenta y fue a parar a la casa de un vecino. El habitante de la finca, de 40 años, agarró el esférico entre sus manos y esperó que alguien fuera a reclamárselo.

    Cuando un niño de 13 años se arrimó al cuadragenario con la intención de recuperar el balón, el hombre le aplicó un golpe de puño en el rostro y dos en la espalda, para luego tomarlo de la cabeza y golpearlo contra un portón existente en el lugar.

    El padre del menor, alertado del hecho, fue a buscar al agresor, pero éste se subió a su motocicleta y se dio a la fuga. Acto seguido, el progenitor se dirigió a la sede policial para efectuar la denuncia correspondiente.

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    APARECIÓ TESTIGO DE GOLPIZA

    Un hombre que presenció la feroz golpiza que recibió un hombre de 31 años en la Costanera Norte hace tres días se presentó como testigo ante las autoridades policiales.

    Como informó oportunamente EL PUEBLO, la víctima fue atacada en la madrugada del domingo por rapiñeros, quienes le robaron el contenido de su billetera frente a la cancha de Arsenal.

    El testigo del hecho transitaba en automóvil junto a una amiga, cuando al pasar por la zona en cuestión en el momento de la golpiza, observó que “dos muchachos le daban golpes de puño y patadas a otro que se encontraba caído en  el piso y no reaccionaba”, según declaró ante los funcionarios policiales. Agregó que los agresores eran dos jóvenes de entre 17 y 20 años.

    El agredido, que se encontraba inconsciente cuando llegaron los médicos a socorrerlo, presentó múltiples golpes en todo el cuerpo, por lo que permanece internado en el Hospital local. Consultado por la Policía, el treintañero aseveró no recordar nada de lo sucedido. Reconoció haber llevado a un amigo a la Costanera Norte el pasado sábado a las 23 horas, perdiendo luego la memoria. Tampoco está seguro de si dicho traslado lo realizó a pie o en un vehículo.

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