La vigencia de la palabra escrita en papel no se limita al efímero discurso o la crónica policial de corta vida. La palabra escrita fundamentalmente en papel sirve de documento y mucho más allá de quien la suscribe mantiene una vigencia que nadie puede negar.
Muchas personas, especialmente gente joven piensa que ya no tiene sentido el libro, el diario, la revista. No es cierto que la gente lea menos, quizás lo diferente sea el soporte o el medio en el cual lee. Quien lee en formato digital generalmente lee titulares y a veces si no paga por ello ni siquiera eso.
La palabra escrita del “idioma” de Cervantes, aun con sus diferencias y sus falencias, porque las tiene, sigue siendo el medio preferido para las expresiones culturales, para la comunicación madura y entendible.
Lo que más nos asusta es ver la cantidad de faltas de ortografía que cometen quienes están acostumbrados a manejarse con “audios” de los sistemas electrónicos, pero descartan por completo la comunicación escrita.
Lo que prima es el entendimiento y por lo tanto parece que diera lo mismo como se escriba o abrevie. Lo importante es que se entienda.
Siempre defendimos la palabra escrita en papel, porque somos acérrimos defensores de ella. Cuando se nos afirma que las nuevas generaciones no leen en papel, sino en los medios electrónicos, nos queda un amargo sabor.
¿Se sabe qué consecuencias tendrá la exposición por largas horas ante las pantallas? ¿Se sabe qué consecuencias acarreará para las futuras generaciones la exposición desde edades muy tempranas a estas pantallas (el móvil, la computadora, la televisión)?. Seguramente que aún no sabemos y quienes lo saben se cuidan muy bien de que no trascienda si hay daño por este motivo.
Podemos pecar de obstinados, de testarudos, pero hasta el momento nadie nos ha demostrado que leer un libro o un diario, sea dañino, nocivo para un niño. En cambio la exposición ante las pantallas por muchas horas, nos deja muchísimas dudas.
No tenemos muchos argumentos más que las dudas razonables en contra de las pantallas, pero sabemos que hoy los grandes intereses están volcados hacia ellas y por lo tanto la telefonía celular, las computadoras y la televisión seguirán concentrando el interés público.
Seguramente que si existen consecuencias lamentables por la exposición ante las pantallas, nadie se hará cargo de las mismas.
Por eso, ahora y siempre preferiremos la palabra escrita en papel, porque son muchas las ventajas que tiene hasta ahora y hacemos votos para que no muera nunca.
A.R.D.