Los medios de comunicación masiva son el arma más temida por los políticos. No porque signifiquen un riesgo latente de muerte, como otros aspectos de la vida cotidiana, sino sencillamente porque constituyen una opinión diferente, por la capacidad de discrepar, de mostrar y hacer conocer aspectos que no “sirven” a sus intereses.
Significa que informar con seriedad, con independencia de criterio sin dejarse influir por intereses mezquinos no siempre es bien visto.
Contar con un medio de comunicación partidario ha sido y es la principal aspiración de todo partido político y entendemos que es una aspiración legítima, siempre y cuando no constituya el único medio de comunicación existente.
Recordamos en esto los periódicos “El Debate”, de origen nacionalista, como también “La Mañana”; “El Día”, de origen batllista, y aunque estrictamente exigente en materia periodística, “Acción”de origen decididamente colorado y más acá en el tiempo el “Correo de los viernes, también órgano del Partido Colorado. Sin olvidar a “La Hora”, órgano oficial del Partido Comunista.
En los regímenes totalitarios, lo primero es “censurar” a quien piensa diferente y el gran error que se comete es precisamente el de “prohibir” los órganos que reflejan opiniones diferentes.
A nuestro entender la mejor forma de combatir en estas circunstancias es la de cotejar cada opinión para que el lector, oyente o televidente saque sus propias conclusiones y no hay mejor forma de hacerlo que ejerciendo una libertad de prensa irrestricta.
Vale decir que los medios de comunicación son el arma más temible de los regímenes totalitarios y en contrapartida uno de los elementos más importantes para una democracia.
En nuestro caso nadie ignora el momento sumamente difícil económicamente que atraviesan los diarios, sobre todo los del interior. EL PUEBLO por ser un diario independiente sufre las consecuencias con mayor crudeza.
Se arreglaría con poco, porque poco a poco tiende a normalizarse la situación que origina estos difíciles momentos y volvería a formarse el fondo monetario que permitía niveles ingresos y egresos de los diarios del interior.
Por lo tanto sólo se requiere un poco de “oxigeno” es decir un préstamo, un fideicomiso o similar, pero nadie quiere “embanderarse” en algo que seguramente no los “dejará tranquilos”, si su accionar no es el correcto.
En bien de la democracia.
En bien de la libertad de opinión y en bien de nuestro querido país, deseamos que la voz de EL PUEBLO no se apague y confiamos en que así será.
Alberto Rodríguez Díaz
