Con gran alegría, vemos que todo el esfuerzo realizado en estos años, toda la lucha desplegada, empieza a dar sus frutos, y el FA está dando pelea por alcanzar una gran elección, con mayoría parlamentaria.
Y eso es gracias a nuestros militantes, a los anónimos a los de a pie; que hicieron el aguante todos estos duros años. Que luego de 2019, nos limpiamos la tierra de la caída, nos secamos las lágrimas, y salimos a hablar con nuestro pueblo. Y así volvimos a gestar la solidaridad en el calor del fuego de las ollas populares. Volvimos a intercambiar en la juntada de firmas para intentar derogar las injusticias que trajo la LUC. Estuvimos cara a cara en el diálogo por Uruguay con todos. Con los más afines, pero también con los más distantes a nuestro proyecto. Porque no solo charlamos con nuestros compañeros, lo hacemos con toda la sociedad. Y lo hacemos para compartir las alegrías, pero también para escuchar las frustraciones. Porque el intercambio solidario en la izquierda, implica necesariamente ponerse en el lugar del otro. Y así, con los jóvenes en los gremios estudiantiles, con las organizaciones sociales y sindicales, con las cooperativas, los pequeños y medianos productores, los emprendedores, los académicos, los pensionistas y jubilados, comenzamos a elaborar la propuesta programática, que hoy lidera las adhesiones nacionales en la intención de voto. Todo eso fue posible, gracias al enorme compromiso militante. A quienes se inspiran en la ética de la responsabilidad del General Seregni, a quienes se identifican con enorme aporte de Danilo Astori a nuestras capacidades de crecimiento y desarrollo, y entre quienes nos emocionamos con el profundo legado de Tabaré, ese compañero que con su impronta hizo posible que muchos sueños se hicieran realidad. Entre quienes todavía, nos conmovemos con las palabras sabias de Pepe.
Por estas horas, tenemos que impulsar el último esfuerzo para la victoria. Porque el cambio se impone como imprescindible. Porque la sociedad se cansó de ver, como los que venían a terminar el recreo, en realidad lo alargaron. La inseguridad siegue siendo uno de los dramas de la sociedad. Quienes venían a bajar los precios y tarifas, llevaron a que el Súper Gas prácticamente se duplicara y tenemos la nafta más cara de la región. Los que venían a ser transparentes, resultaron protagonistas de enormes escándalos de corrupción. Venían a asegurar el equilibrio fiscal, empeoraron las cifras macroeconómicas, venían a ser la palanca del agro y sometieron al sector al atraso cambiario más regresivo que el Siglo conoce. Desde la 95, vamos a promover el crecimiento, pero con desarrollo. Los beneficios del incremento de la riqueza deben ser para toda la sociedad. Una sociedad que debe ir al dialogo por una mejor convivencia social en el marco de las sustentabilidad social y ambiental. Practicar el desarrollo integral de la nación sin desigualdad territorial, para que el lugar donde nos toca vivir no sea una limitante.
Por ello, y frente a los notorios fracasos de éste Gobierno, renace la esperanza. Que hay que militarla con intensidad en los días que restan. Hay que hacerlo con respeto y con alegría. Porque en nuestro proyecto, no solo está la mayoría. Para reconstruir el Uruguay, nos necesitamos todos. Hay razones para la ESPERANZA. El domingo 27, es con el Frente, es con Seregnistas, es con la 95.