Hoenir Sarthou, Movimiento Uruguay Soberano
Un grupo de ciudadanos se ha nucleado a través del movimiento que han llamado “Uruguay Soberano” que busca reformar la Constitución para poder controlar los contratos que se han venido firmando en sucesivos gobiernos con cláusulas secretas que terminan perjudicando los recursos naturales de nuestro país. Para conocer en detalle esta propuesta, EL PUEBLO dialogó con el periodista, escritor y abogado Hoenir Sarthou

– ¿Qué es el Movimiento Uruguay Soberano?
– Uruguay Soberano es un movimiento ciudadano, no partidario, en el cual trabaja y se mueve gente de todos los sectores políticos del país. Tiene como objetivo central la defensa de la soberanía democrática del Uruguay sobre nuestro territorio, esto refiere a la gestión y control de la administración de los recursos naturales. En este momento, por supuesto, muy centrados en el agua, que es el recurso más valioso en esta etapa histórica y pensando también en el futuro, que está siendo dañado y entregado de una manera criminal. Cuanto inversor ha venido acá se lleva el agua gratis, la usan para plantar eucaliptus, para fabricar celulosa, para producir hidrógeno verde, la quieren usar también para refrigerar máquinas del Data Center de Google, y ahora nos estamos encontrando con que la mitad de la población entre Montevideo y Canelones no tenemos agua potable. Se dejó colapsar el río Santa Lucía para meter otro proyecto que también piensa extraer ganancias del agua del Río de la Plata suministrándonos a los canarios y montevideanos agua salada, una cosa que parece de ciencia ficción pero es lo que estamos viviendo. Esto es fruto de que no hemos ejercido como ciudadanos y como Estado los controles ni tomado las medidas razonables para cuidar lo que tenemos.
– ¿Qué es lo que ustedes plantean para revertir esa situación?
– Hay dos planos. Por un lado, está lo que técnicamente habría que hacer para recuperar el río, para recuperar el agua, para evitar que se siga malgastando y regalando a inversores. Pero por otro lado, está el aspecto jurídico. La malversación del agua se está haciendo a través de contratos que se firman en secreto, que lo firma el Poder Ejecutivo con las empresas, de lo que nos enteramos luego que están firmados o porque nos dan datos muy por arriba y cuando luego leemos el contrato nos queremos morir. Tenemos un problema, nuestra Constitución no regula la contratación del Estado con empresas, regula los tratados con otros Estados que tienen que ser aprobados por el parlamento, pero no dice nada sobre la firma de contratos. Entonces, se está abusando de ese vacío de la Constitución y se firma cualquier cosa.
Nuestra idea es presentar un proyecto de reforma constitucional que se llama “Uruguay Soberano” que regula la forma en que el Estado contrata. Ahí se establece que cuando los contratos tienen cierta importancia, como cuando el contrato somete al país a jurisdicción extranjera o le da a la empresa estabilidad jurídica, es decir, la garantía que la normativa futura no lo va a afectar o cuando compromete gastos, obligaciones para el Estado más allá del período de gobierno, porque está claro que la Constitución prohíbe a los presidentes y a los gobiernos comprometer gastos más allá de su período de ejercicio, por Ley de Presupuesto no lo pueden hacer. Entonces, ¿cómo burlan esa prohibición? Firmando un contrato. ¿No puedo disponer gastos más allá de 5 años? Bien, hago un contrato por 50 o 60 años, entonces estoy comprometiendo gastos por 10 o más períodos de gobierno, eso obviamente no puede ser.
Entonces, lo que hacemos es regular los contratos del Estado estableciendo, por un lado, que tienen que tener una mayoría parlamentaria especial de tres quintos, cuando son contratos de esa entidad y que causan esos efectos. Además, pueden ser sometidos a referéndum a solicitud del 10% de los inscriptos y habilitados por la Corte Electoral. Eso es lo central, sobre todo a futuro.
El proyecto de reforma tiene además una disposición transitoria que declara la nulidad de los contratos de esas características que ya han sido firmados desde noviembre de 2017 en adelante. Esa cláusula genera controversias porque dicen que no se puede declarar nulos retroactivamente porque nos podrían demandar. Bueno, hay que aclarar que declarar la nulidad no significa correr a patadas a los inversores ni mucho menos. Significa que la vinculación con esas empresas tendrán que ser presentadas al parlamento, que será el que tenga que decir si se sigue así como está o si se renegocia el contrato. Es decir, lo que estamos haciendo es dar la chance que el país a nivel parlamentario, y en definitiva, a nivel ciudadano, porque se podría plantear un referéndum, reconsidere los contratos que se firman. Eso es lo que estamos planteando.
– ¿Por qué estima usted que el Estado uruguayo accede a firmar contratos con cláusulas secretas?
– Más que cláusulas secretas es que todo el contrato no se conoce hasta que lo firman. No lo presentan al parlamento, no lo entregan a la prensa, se negocia todo en secreto y solo lo conocen las partes intervinientes del contrato, quienes actúan por el gobierno y quienes por la empresa, pero no la población, ni el parlamento, ni el Poder Judicial, ni el Tribunal de Cuentas. Es decir, nadie de los que tendrían que controlar puede controlar porque no lo revelan hasta que no está firmado. Y en algunos casos, como con el contrato con Pfizer, hace más de dos años que se firmó y todavía no sabemos qué dice.
– ¿Y ese tipo de cláusulas no serían inconstitucionales debido a que no se le permite a la oposición poder ejercer la función de contralor?
– A la oposición, a la ciudadanía y al Poder Judicial, debido a que esto no solo afecta a la oposición, afecta a los votantes del gobierno, a todos. Aparte acá hay contratos firmados por todos los gobiernos, entonces, no es un problema de un partido contra otro sino que es un problema de que los uruguayos no sabemos lo que están firmando.
– Es verdad, debí decir al parlamento, porque también el mismo oficialismo puede o debe controlarse así mismo…
– Claro, a eso me refiero. Incluso, estoy convencido que si estos contratos se presentaran al parlamento, otro sería el cantar, porque siempre habría legisladores de uno u otro partido que diría que habría cosas a revisar, que es lo que pasa cuando presentan cualquier proyecto, nunca sale como por un tubo, siempre hay cosas que se controlan. Como no lo presentan al parlamento, no hay control parlamentario. Tampoco puede haber control del Poder Judicial porque uno no puede plantear la inconstitucionalidad porque no hay una ley, la inconstitucionalidad es solo para las leyes, y no se puede plantear un referéndum, o sea, el control popular, porque el referéndum es solo para las leyes. Conclusión, el asunto se aprueba absolutamente a oscuras sin que nadie sepa nada más que las personas que actúan por el gobierno. Y después nos desayunamos de las cosas que pactan.
Hace pocos días nos enteramos que UPM también tiene otra línea de negocio que le fue autorizada que es fabricar hidrógeno verde con agua del acuífero. Sabíamos que le habían dado autorización para perforar el acuífero pero no se sabía para qué, decían que era para el gasto de agua durante la construcción de la planta, pero ahora vemos que hay empresas colaterales que van a fabricar hidrógeno verde en Pueblo Centenario, supuestamente para los camiones de UPM, pero invertir 43 millones de dólares para 17 camiones es poco creíble, es obvio que ahí hay otra línea de negocio que es producir en definitiva metanol, que es un combustible que después lo venden en Europa. Por situaciones como estas es que decimos que no hay más remedio que declarar nulos esos contratos, o por lo menos tener la oportunidad de rediscutirlos, porque si seguimos así, no nos va a quedar país.
– ¿Cómo se han organizado en el país para recolectar las firmas que son necesarias para poder plantear una reforma constitucional?
– Tenemos grupos de referentes en todo el país, y ahora, a raíz de toda esta crisis del agua, hemos tenido un gran crecimiento, muchísimas personas se han incorporado a reunir firmas y a trabajar. Somos optimistas de que vamos a reunir las 300 mil firmas que son necesarias, y después vendrá el otro capítulo que será tratar que la reforma sea aprobada, tras un debate público que habrá que dar. Pero ahora nuestro primer cometido es reunir las firmas necesarias para que se pueda hacer el plebiscito en octubre de 2024.
– En el caso de los salteños que tras leer esta nota deseen incorporarse a esta causa, ¿con quiénes deberían contactarse?
– En Salto hay varias personas que están trabajando como Pablo Remigio, Lucila Ripa y otros referentes que en este momento no los tengo en la memoria, pero es fácil encontrarnos porque estamos en todas las redes sociales como “Movimiento Uruguay Soberano”, nos pueden buscar por cualquiera de ellas y ahí les van a informar con quien pueden contactarse en cada localidad y orientarlos de cómo firmar. Así que invito a todos los salteños que estén interesados en lo que proponemos a que se contacten por estas vías con nosotros.
– La última palabra es suya para expresar lo que desee.
– Entendemos que acá hay una idea clave, que el modelo económico que se está instalando en el mundo es de apoderamiento de los recursos valiosos de todos los territorios. En estos momentos estamos viviendo eso, la desesperación por explotar y quedarse con el agua de nuestro territorio, y que tenemos que, democráticamente a través de una decisión pacífica y razonable, ponerle límite a eso y comenzar a administrar bien lo que es de todos y lo que es vital para todos por su valor como recurso para la vida y por su valor económico también, porque se nos están llevando fortunas con el mal uso del agua.
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PERFIL DE HOENIR SARTHOU
En pareja. Tiene una hija.
Es del signo de Cáncer.
De chiquito quería ser vacacionante (risas)
Es hincha de Nacional.
¿Alguna asignatura pendiente? Muchas, como volver al sur de España.
¿Una comida? Entre el asado y un buen guiso.
¿Un libro? Las obras completas de Borges.
¿Una película? Entre El Padrino y Cigarros.
¿Un hobby? Leer.
¿Qué música escucha? El flamenco y el tango.
¿Un día de la semana? Entre el viernes a la noche al sábado hasta las 3 o 4 de la mañana.
¿Qué le gusta de la gente? La buena fe.
¿Qué no le gusta de la gente? La traición.