La muerte silenciosa: alrededor de un millón y medio de personas mueren cada año en el planeta por ahogamiento
Sebastián Quintana es un periodista de Islas Canarias (España) que llegó a Salto por amistad con el socorrista Julio Texeira. Con una vasta trayectoria en la comunicación canaria llegó a ocupar cargos de responsabilidad gubernamental, pero una experiencia que vivió a sus 8 años lo llevó por el derrotero de trabajar en los ahogamientos. Visitó la redacción de EL PUEBLO para compartir su experiencia y el trabajo que viene haciendo en materia de prevención de lo que llama “la muerte silenciosa”.
– De Islas Canarias, ¿cómo vino a parar a Salto?
– Es el segundo año que vengo a Uruguay, el año pasado vine porque hicimos la presentación de la proyección de un documental que se titula “Desahogo”, que es el primero que se hace en todo el mundo dedicado a los ahogamientos. El ahogamiento es la muerte silenciosa, quien se ahoga no grita, porque si grita al abrir la boca se muere antes. Parecerá un juego de palabras pero esta muerte silenciosa desgraciadamente en el mundo es la muerte silenciada. Durante tres años estuve rodando en ocho países este documental, que trae diez historias reales donde describimos a personas que perdieron la vida por ahogamiento, son sus familiares más cercanos los que cuentan, los que se desahogan, de ahí el título, contando todo ese sufrimiento y drama que suele quedar oculto en la intimidad de la familia, y aquellos que sobrevivieron nos cuentan en primera persona cómo vivieron ese episodio de ahogamiento. Incluso recreamos muchos de los casos, hemos vuelto con las propias víctimas a recrear al lugar donde se ahogaron. Con estos testimonios buscamos concientizar para que el fenómeno del ahogamiento se reduzca de alguna manera.
Ahora bien, distingamos ahogamiento de atragantamiento, porque mucha gente confunde, murió ahogado, dicen, pero no, murió asfixiado producto de un objeto que quedó obstruido en las vías respiratorias, mientras que cuando hablamos de ahogamiento es porque la persona se encuentra en un medio acuático, y pueden morir por sumersión o por inmersión. La Organización Mundial de la Salud (OMS) sitúa al ahogamiento como la tercera causa de muerte no traumática en todo el mundo. El último informe de la OMS es muy antiguo y habla de 375 mil personas que mueren al año ahogadas. En nuestro grupo está el salteño Julio Texeira que es todo un referente no solo nacional sino también internacional, aquí hay profesionales de prácticamente los cinco continentes, se trata de un grupo internacional para la investigación del ahogamiento, entre ellos está David Szpilman, que es un médico brasileño, jefe de los bomberos y presidente de Sobrasa, sociedad brasileña para la prevención del ahogamiento. Calculamos que alrededor de un millón y medio de personas mueren cada año en el planeta.
– Imagino que la casuística debe ser enorme, ¿pero se puede prever el ahogamiento?
– Absoluta y totalmente. Como canario que soy he intervenido en el Parlamento de Canarias, intervine en el Congreso de Diputados de España, donde por primera vez se hablaba de ahogamientos. Me reuní con todos los representantes de los grupos políticos para darles a conocer esta realidad a través de los estudios estadísticos que elaboramos. Estuve tres años preparando el único informe que hay de cuántas personas mueren ahogadas en la Unión Europea. Me fui cuatro días al parlamento Europeo en Bruselas, me reuní con los Diputados y los máximos responsables de lo que se llama la Comisión Europea, que es el gobierno de la Unión Europea. Prácticamente hay un desconocimiento tremendo. Todos esos estudios me han permitido realizar una especie de radiografía de qué ocurre, por qué la gente se ahoga.
En el 80% se ahoga por imprudencia y negligencia producto del desconocimiento. Se subdivide en dos, está el imprudente por exceso de confianza, imbuido en lo que llama el síndrome de la inmortalidad, “a mí no me va a pasar”. Luego está la víctima por puro desconocimiento, se introduce en un entorno acuático, un río o arroyo, en el caso de España en el Mediterráneo o el Atlántico, y el desconocimiento provoca que te sitúes en una situación de riesgo y pierdas la vida.
– ¿Y el otro 20%?
– Son situaciones externas, como en el caso de personas que van haciendo senderismo por una vía cercana a la costa, derrapan, caen al agua y mueren. No estaban interactuando con el agua. O de personas que van en un vehículo en un puerto, dan marcha atrás, caen al fondo del mar y mueren ahogados, pero tampoco estaban interactuando con el agua.
– Volviendo al 80%, ¿cómo podría prevenirse que no se produzca el ahogamiento?
– El mejor flotador es la información, y desgraciadamente la ciudadanía del mundo es analfabeta en materia de prevención y de seguridad acuática. No sabemos comportarnos y generamos escenarios de riesgo. Cuando hablamos que el río es peligroso en tal punto, en realidad los peligrosos somos nosotros. Ahora mismo en la Isla de Palmas en Canarias el volcán que ha sido noticia a nivel mundial, si observo la erupción de un volcán, la lava saliendo, se trata de un fenómeno de la naturaleza maravilloso, siempre que lo vea desde una distancia segura, si me acerco y rompo esa línea de seguridad, ya el volcán se convierte en peligroso, pero no, el peligroso soy yo por mi actitud. Por eso digo que lo peligroso no es la naturaleza, peligrosos somos los seres humanos que rebasamos la línea imaginaria de lo que es estar seguro a generar una situación de una alta probabilidad de sufrir un accidente.
– Pero su profesión es el periodismo, ¿cómo es que se vincula a esta faceta de los ahogamientos?
– Me vinculo porque soy víctima de un ahogamiento a los ocho años, no sabía nadar, estaba solo. Si quieres luego hablamos que una gran parte de las personas que mueren ahogados en el mundo son niños de cero a siete años. Pero bueno, me ahogo en una piscina natural en Canarias jugando en verano, piso, no hago pie, me empiezo a ahogar, sufro y experimento un terror absoluto siendo consciente que voy a morir. Nadie me salvaba, yo no podía gritar porque me estaba ahogando, el ahogamiento es un episodio rápido y silencioso, no existe aquello de pedir socorro porque si abro la boca trago agua. Intento luchar, pero no puedo, el terror es absoluto y abandono, me dejo ir y sufro ese ahogamiento pasando a experimentar una experiencia cercana a la muerte donde veo una luz que me envuelve, donde paso de un terror absoluto a un estado de plenitud, me sentía en casa hasta que me despierto y me veo en las rocas donde unos chicos que me tenían que cuidar me rescataron cuando vieron que yo ya estaba boca abajo.
Así que luego me voy a estudiar periodismo a Madrid, empiezo a trabajar en prensa y siempre me venía la idea. Luego, hace como once años me digo que si en una próxima reencarnación me voy a convertir en piedra, tendré poco movimiento, así que me pongo en marcha y como tuve puestos institucionales públicos importantes en Canarias como periodista, eso me abrió puertas y durante tres años me llamé Gloria Estefan, porque tiene una canción que dice, “abriendo puertas, cerrando heridas”, y a mí me cerraban las puertas y me abrían las heridas cuando no me hacían caso diciéndome que cómo íbamos a activar una campaña para prevenir ahogamientos en una zona como Canarias donde el 40% del producto interior bruto viene del turismo, donde nos visitan cada año 17 millones de turistas. Pero bueno, poquito a poco fui convenciendo a las autoridades políticas y hoy tenemos activada una campaña que está en setenta hoteles de cinco países y los spots que hacemos están en más de trece países.
– Pasemos a lo que mencionó, sobre los niños que mueren por ahogamiento, ¿acaso será porque los padres se distraen?
– En el 90% de los casos se produce por una distracción, por una falta de atención y vigilancia por parte de los padres. Hay expertos en seguridad acuática que dicen que cuando tu niño se mete en una piscina, en un río o en el mar, vigílalo desde la orilla, cada 20 segundos mira que no le pasa nada y en caso que le ocurra algo, antes de los 30 segundos tú puedas ir a sujetarlo y salvarlo.
– Me contaban que estos días de su estadía en Salto y en Uruguay coincide con nuestras elecciones, y que esta visita no sería casual.
– La verdad que curiosamente ha habido una coincidencia cronológica, el domingo me iré, pero he sido analista político en muchos canales de televisión, en Radio Nacional, Onda Cero, radios y televisiones autonómicas, pero me retiré, ya no soy un todólogo (risas), pero le hago un seguimiento. Además recuerdo cuando surgía el Frente Amplio en Uruguay porque en Canarias hay una colonia importante de uruguayos que viven ahí, de hecho hay un lugar de música que se llama “Candombe”, y en mi época de periodista durante la época de la dictadura de aquí, en muchos de mis artículos le di cobertura a toda la acción que hizo el Frente Amplio desde la oposición y clandestinidad, porque evidentemente había un estado dictatorial que no permitía la libertad y la democracia. Y en la medida que pudimos colaboramos desde la prensa española para darle voz, visibilidad y eco a ese colectivo de uruguayos y uruguayas que estaban en el exilio.
– La última palabra es suya.
– Vivimos en la realidad del autoconsumo, del usar y del tirar, entonces entiendo que el planeta y la humanidad deben cambiar, ser más solidaria, más participativa, más resiliente. Y en el caso de los ahogamientos, que es lo que me ha traído aquí, es fundamental que los Estados se unan y adopten una decisión clave como la que tomó la ONU hace cuatro años, que fue instar a todos los Estados del mundo a activar campañas de prevención de ahogamientos, a legislar para evitar el ahogamiento, que fue una propuesta de Belfast y que por unanimidad lo rubricaron todos los países.
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PERFIL DE SEBASTIÁN QUINTANA
Divorciado, tiene 2 hijos y 2 nietos.
Es del signo de Leo.
De chiquito quería ser capitán de la marina mercante.
Hincha de la Unión Deportiva Las Palmas.
¿Alguna asignatura pendiente? Muchísimas.
¿Una comida? La ensaladilla rusa.
¿Un libro? “Caballo de Troya” de J.J. Benítez.
¿Una película? Serendipity
¿Un hobby? Nadar y leer.
¿Qué música escucha? De todo de los 80 y 90.
¿Un día de la semana? Los viernes, “porque la vida va y viernes”.
¿El peor día de la semana? Ninguno.
¿Qué le gusta de la gente? La claridad, la sinceridad y la amistad.
¿Qué no le gusta de la gente? La mentira y la ironía hipócrita.