“»Soy canilla, gran personaje con poca guita y muy mal traje.
Algo travieso, desfachatado, chusco y travieso, gran descarado.
Soy embustero, soy vivaracho y aunque cuentero no mal muchacho.
Muy mal considerado por mucha gente, soy bueno, soy honrado, no soy pillete y para un diario soy un elemento muy necesario».
(De CX 36, Radio Centenario).
Adrián Troitiño Alcobre, nacido en Moalde, el 3 de Enero de 1869 y fallecido en Montevideo el 26 de Mayo de 1941, fue el fundador del Sindicato de Canillitas del Uruguay.
Emigrado como polizonte a Buenos Aires en 1880 comenzó a trabajar de panadero y estableció relaciones con el movimiento de liberación en dirección de la formación de un gremio. En su actividad como gremialista se destacó como representante de la Sociedad de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos en Montevideo y en el Sindicato de Oficios Varios de Villa del Cerro.
Participó en México en la Conferencia Latino Americana del Trabajo y fue miembro de la Dirección del Sindicato de Vendedores de Diarios, además de gestor de la “Casa del Canillita”
En los primeros años del Siglo XX acompañó las actividades políticas y sindicales con la participación en medios periodísticos. Fue director de la redacción de la publicación de El Obrero, a fines de 1902, expulsado a la Argentina junto a Julio Camba. Una vez llegados a Cádiz, España, fueron enviados a Barcelona. Allí fueron detenidos para prevenir atentados ante la presencia del vicepresidente de Argentina. Trasladados a la prisión de Pontevedra, fueron puestos en libertad, pero Adrián Troitiño fue requerido por el gobierno militar de La Coruña para hacer el servicio militar, por entonces tenía 33 años. Evitó el servicio al alegar que sufría de una hernia. Al llegar a España desde Argentina venía con su mujer y con cinco hijos, dos de ellos morirían en Barcelona, motivo por el cual pidió ayuda a Julio Camba. Años después volvería a emigrar a Latinoamérica y a seguir con su labor sindicalista, pero jamás regresaría a la Argentina adonde tenía prohibida la entrada. Murió en Montevideo en 1941, donde fue homenajeado y su nombre fue puesto en una avenida.
RECUPERAN BUSTO Y LO COLOCAN EN LA SEDE DEL PIT –CNT
En la celebración de un nuevo aniversario del fallecimiento de Adrián Troitiño, el año anterior, se instaló en la nueva sede del PIT-CNT un busto a su memoria. Su bisnieta, la doctora Hebe Martínez, fue la encargada de llevarlo a la central sindical.
La memoria del emblemático fundador del Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas, fue recordada en esta ocasión con un homenaje lleno de recogimiento que se llevó a cabo en la nueva sede del PITCNT, en la calle Juan Jackson.
En principio, la dirigencia de la central sindical no habría definido en qué lugar de la sede sería colocada esa pieza, aunque se da por sobreentendido que será un lugar de destaque.
La pieza artística recuerda a un destacado luchador sindical y su instalación dio lugar a la presencia de un grupo identificado con la Federación Anarquista Uruguaya (FAU) para asociarse al acto.
Luego que la escultura fuera retirada a fines de 2005 por la bisnieta de Adrián Troitiño la abogada defensora de los Derechos Humanos, la doctora Hebe Martínez Burlé, y su madre, Hebe Troitiño, el acto del año anterior, de reposición del busto resultó un gran día para sus familiares.
A pesar de que la muerte de Adrián Troitiño se produjo hace 68 años (el 26 de mayo de 1941), las muestras multitudinarias de cariño y de recuerdo por su trayectoria y desempeño social se siguen sucediendo todos los años.
Hay que remontarse al ya lejano 1920 para establecer la fecha en que se produjo la fundación del Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas.
Toque de emoción
Durante la ceremonia del 2009 la doctora Martínez Burlé se vio visiblemente emocionada, estado de ánimo que tradujo mientras hizo uso de la palabra, así como otros dirigentes sindicales que también hicieron uso de la oratoria.
Finalizada la parte formal, la doctora Martínez Burlé esbozó un comentario acerca del momento que estaba viviendo. La bisnieta del sindicalista, se tomó un tiempo para responder y señaló, en primer término, que no lo llegó a conocer personalmente, pero que una figura como la de Adrián Troitiño había dejado una huella muy importante en todos sus sucesores.
«Es un personaje muy vivo en la mesa de todos los días. Para mí este breve acto es muy emotivo», reveló, al tiempo que hizo alusión a la decisión que tomó en 2005 de retirar esa pieza de la sede del Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas y darle el nuevo destino que tendría en adelante, en la sede de la central de los trabajadores del Uruguay.
Tras comentar que «mi bisabuelo fue el fundador de ese sindicato y dio todo por él».
Añadió que el busto de Troitiño debe estar junto a sus «verdaderos compañeros de lucha» y recordó que lo había rescatado en «un estado lastimoso», cubierto de tierra y telarañas, y por eso anunció que lo llevaría al PITCNT.
El busto debió ser remozado y hasta fue pintado por su bisnieta, tal como lo hizo saber la propia abogada cuando llegó a la sede de la central obrera, en un taxi, con la obra en sus manos. De esta forma, agregó, el deseo de la familia del dirigente sindical se hizo realidad.
