Uruguay está entre los países de Sud América que enfrenta mayores problemas por el tema de la obesidad. La alimentación en base a ciertos productos industrializados y ultraprocesados, que hoy tienen una gran preferencia entre la niñez y la juventud principalmente es considerada una de las responsables del problema. O es que a sus niños, hijos, nietos o bisnietos ¿no les gusta la papa frita?
Es seguramente un tema de difícil encare, debido a que en el fondo para que alguien no se alimente en base a estos alimentos “chatarra”, como se los denomina, sabemos que la única mejoría que podemos lograr es darles otras opciones y generalmente no las hay en el mercado hoy.
“Somos lo que comemos” se afirma y seguramente que la alimentación tiene mucha responsabilidad en este sentido. Hoy la carne proviene de animales a menudo criados y engordados en base a productos químicos, porque el mercado consumidor, los requiere antes, baratos y grandes. ¿Que tendrán consecuencias para la salud humana? Seguramente, pero ese no es un problema para quien lo produce y lo vende porque “deja de saberlo” y lo que interesa es que produzca y se venda mucho.
Su consumo habitual y frecuente es de los más nocivos, pero también es de los productos más baratos que ofrece el mercado, lo que los hace muy ambicionados para el consumidor.
La ambición humana ha logrado desplazar y hasta hacer olvidar aquella máxima de que “es mejor prevenir que curar…”, hoy todo se guía por otra máxima: “No importan las consecuencias, con tal que goce de la preferencia popular y pueda proporcionarse a un precio accesible”.
A menudo cuando vemos a una persona obesa creemos que se trata de alguien que come mucho, pero debemos saber que no siempre es así. Algunas veces ni siquiera han sido ellos sino sus antepasados los que han caído en estos desarreglos, que después resultan muy difíciles de superar.
Uruguay debe tomar medidas sanitarias urgentes y hay productos que deben ser prohibidos. La advertencia mediante octógonos negros ha sido una advertencia razonable, que evidentemente molestan a muchos industriales, pero en este sentido creemos que es necesario dar un paso más, controlarlos mejor, y sobre todo procurar que el consumidor los lea y respete luego cosa que vemos que no se hace habitualmente.
A.R.D.