back to top
6.1 C
Salto
martes, junio 3, 2025

Salto Grande: no olvidar

Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/axg6

La elección de octubre nos invita a viajar por un mundo de promesas de partidos y candidatos que, legítimamente, buscan convencer a los ciudadanos para conseguir su voto. Muchos de nosotros, como ciudadanos conscientes que intentamos ser, escuchamos, evaluamos y comparamos. Pero no solo comparamos promesas, o sea, acciones que desarrollarían a futuro los diferentes dirigentes y partidos. Debemos analizar la credibilidad de lo que prometen quienes ya tuvieron la oportunidad de gobernar. O sea, en definitiva, si demostraron respeto por la gente.  

Tengo la percepción que Salto Grande y en particular, la Delegación del Uruguay, estará como nunca en su historia en la agenda de las personas que conscientemente hagan ese ejercicio de “revisión histórica” del pasado reciente, para valorar y evaluar la gestión del gobierno que termina el 28 de febrero del 2025. Al menos a mi me parece que debería estar.

Carlos Albisu, Daniel Arcieri y sus colaboradores directos (principalmente del Partido Nacional pero también del Partido Colorado) lograron poner a Salto Grande en la primera plana de los principales medios de prensa del país durante el año pasado. A tal punto que hoy, cualquier periodista “más o menos” serio de la capital tiene, en su lista de preguntas incómodas a integrantes del gobierno de coalición, los hechos ocurridos en Salto Grande desde el año 2020 en adelante.

Lograron ser notica en medios nacionales (¡y en todas las murgas del país!) por varios meses, pero lamentablemente por hechos profundamente negativos para Salto Grande, para el país y para la política. Albisu, Arcieri y sus colaboradores, lograron escribir con tinta indeleble páginas de la peor historia de Salto Grande. 

Parecía que tenían un salvoconducto o un cheque en blanco otorgado por las máximas autoridades de gobierno, que les permitía actuar sin ningún control, lejos de las más elementales normas de la ética, la gestión pública y de la igualdad de oportunidades.

Confundieron roles. De repente parecía que Salto Grande era una Intendencia paralela, de repente un super Ministerio, que traerían el desarrollo a Salto y la región, con inversiones de muchas partes del mundo y miles de puestos de trabajo, y el puerto de barcazas y el puerto seco y el depósito aduanero y el free shop, etc., etc.

En esos anuncios, lamentablemente, lograron entusiasmar a mucha gente, incluso al Intendente de Salto, quien llegó a firmar una recomendación de adjudicación a una empresa, por el puerto de barcazas, junto a otros dirigentes locales, solo basado en un supuesto proyecto de media carilla que no presentaba ningún fundamento técnico ni factibilidad económica. A la vez, ese mismo intendente aprovechaba para criticar las gestiones frenteamplistas en Salto Grande desde el 2005 hasta el 2019, diciendo que no habían sabido aprovechar la oportunidad y que ahora por suerte había delegados salteños, más sensibles que los anteriores del FA. Triste.  

Pero lo peor de todo es la frustración y el engaño generado en la gente, en un departamento con los más altos índices de desocupación. Crear la ilusión de trabajo y del desarrollo sin sustento real es inmoral. Eso no puede perdonarse.

Mientras tanto Albisu y colaboradores acomodaban correligionarios, amigos y algún que otro familiar, incrementando el gasto de personal en el presupuesto de la hidroeléctrica en alrededor de dos millones de dólares por año por esos acomodos, más de un 12% anual del presupuesto. Repartían plata a la fundación A Ganar, en forma directa, sin licitación por muchos millones de pesos. Le regalaban plata a Caram en Artigas, a la Asociación Rural de Paysandú, etc., etc.  A estos sí les llegó el “desarrollo”, a costa de todos los salteños. Solo por ser correligionario, amigo o familiar. ¿Qué pasó con los otros salteños o sanduceros? ¿No tenían derecho a ser considerados?

Albisu y sus colaboradores, obsesionados en su carrera política (la de Albisu y también la de los otros) dejaron de lado la principal tarea para la que fueron designados, liderar un equipo para poder gestionar responsablemente una institución tan importante como Salto Grande. Por suerte, ya al final de su gestión y gracias al empuje del equipo técnico, continuaron con algunas medidas que la gestión anterior dejó iniciadas, como el proceso de renovación del complejo hidroeléctrico o las obras en la costanera salteña.

Se olvidaron de la ética y la responsabilidad. Le faltaron el respeto a la gente. Eso no puede olvidarse.

 Gabriel Rodriguez

Ex integrante de la Delegación del Uruguay entre 2005 y 2020

Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/axg6
  • Vendo Apartamento - 099 738 302