El «Cholo» Ferradaz fue un hincha de todas las horas y de todo su tiempo. Falleció el año pasado, pero es verdad que no le faltó puño y letra para sintetizar este pensamiento en torno a “su” Saladero, que Matías Ciol derivó a EL PUEBLO, ahora que la entidad albinegra llegó a los 80 años de vida.

Al rescate de esa reflexión hecha poema, y ese bien entendido… “pero siempre fuiste al frente como van los gladiadores”. Es seguro que ayer, desde su nuevo universo, el Cholo pasó a convivir con tantos saladeriles, frente a lo que supone el alcance de 80 combativos años y, sobre todo en los últimos, la verdad de un crecimiento que es imperativo acentuar.
👩🏫 Alguien como Sara…
Saladero nació el 21 de septiembre de 1945. Ascensos y descensos a su cuenta en la Liga Salteña de Fútbol, cuna de jugadores que el tiempo no archiva y directivos de preclara visión.
Una mujer-maestra se prolonga como ícono auténtico de la búsqueda albinegra: Sara Curbelo. Válido que en Saladero, a través de sus generaciones directrices, ha sabido calibrar la influencia de esa proverbial docente de los afectos por el club.
No ha sido ni es un ser humano que necesita apelar al yoísmo. Más bien que Sara fue esa colaboradora pertinaz desde su modestia en la actitud. No es necesario la grandilocuencia para establecer la gravitación en torno a un querer, a un pensamiento o lo más importante: la visión para desandar un camino.
📅 Ese domingo que pasó
Fue ayer, con el Saladero sumando 80 años. El día en que se agolparon evocaciones, humana densidad de sentimientos, rescatar tantos ayeres, pero sin que nada nuble el imperativo de más amaneceres.
En la cancha del legítimo orgullo, en la sede social cuya funcionalidad no se discute y, sobre todo, convocando a “más de nosotros, para crear toda vez que se pueda el mejor Saladero posible”.
En los últimos años, la notoria mejoría en la red lumínica del escenario y la necesidad de un apuntalamiento “para que la cancha luzca a la medida de lo que pretendemos”.
Siempre con una consigna que no es menor: “que el club sea ámbito para niños, adolescentes, vecinos, socios, colaboradores. Que el deporte se active en todas sus dimensiones, pero que la recreación tampoco falte, porque si de Saladero hablamos, ese es un espíritu para rescatar”.
Los 80 años de Saladero. El primaveral aniversario a su cuenta, a la cuenta de su gente, de sus legiones en el tiempo. Ocho décadas en ese sur, en ese “barrio del gran corazón”, al decir del Cholo Ferradaz.
Con esa sentencia desde la pasión germinando… “y por siempre, crecerás”.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-
⚽ ¿Quién es el jugador símbolo de su historia?
No deja de ser cierto: cada club suele incluir en su historia jugadores que se transforman en símbolos. Son referentes. Incluso, no faltarán los que invoquen la palabra ídolo.
A veces, apelar a nombres en circunstancias como estas puede generar polémica y extender el debate. Saladero no está al margen de esa cuestión puntual, porque se trata de un club que ha sabido de apellidos que hacen a esa misma y fermental historia:
| Apellidos destacados |
|---|
| Pérez |
| Tognacioli |
| Pacheco |
| Vallejos |
| Píriz |
| Ortiz |
Y un gigante en la orientación directriz: don Helios Leglise.
Desde Saladero, han fluido futbolistas de notable dimensión, incluso siendo aportes para el combinado salteño. Uno de ellos trascendió fronteras: Ítalo “Yayo” Ortiz.
Siendo juvenil alcanzó la titularidad sobre finales de los años 70, para luego sumarse a Cerro de Montevideo, hasta que llegaría el momento de cruzar el charco y convertirse en jugador de Racing de Avellaneda.
Quizás Ítalo es el saladeril de más ahondada proyección. Pero lo cierto es que, a la luz de los 80 años albinegros, no pocos de antes y de ahora desembocan en un nombre como símbolo: Silvio Tognacioli.
Un sueño no deja de alimentar a Saladero y al barrio del sur: ser Campeones Salteños alguna vez. Un sueño de quijote. Al fin de cuentas… ¡Saladero lo es!

A manera de rescate, este Saladero de la temporada 1963. ¿Puede tratarse de una foto captada en el viejo Parque Julio Pozzi? Seguramente.
En la cancha de los decanos, Saladero solía ser local, incluso por la cercanía geográfica con el barrio. Nótese el diseño de la camiseta: blanca y negra a bastones. ¡Como su historia manda!




