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martes, mayo 13, 2025
EL PUEBLO
Columnas De Opinión
Leonardo Silva Pinasco
Leonardo Silva Pinasco
Periodista en diario El Pueblo, Canal 4 de Flow, Radio Arapey.

Rex: la historia de una familia marcada por la violencia

Entrevista a Irene Torres y Exequiel Olivera

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La muerte de Rex se viralizó rápidamente por las redes sociales consiguiendo mucho apoyo y comprensión de vecinos, amistades y simplemente desconocidos que empatizaron con la triste noticia de su horrendo asesinato. Siete puñaladas con un cuchillo de gran porte en lugares estratégicos que hirió órganos vitales del perro pitbull terminó provocando una hemorragia que le quitó la vida casi en forma instantánea. La saña con que fue perpetrada su muerte ha llevado a un repudio generalizado de su asesino, que vive a pocos metros de la joven familia de Irene, Exequiel y su hijo de tres años. EL PUEBLO se trasladó hasta Arenitas Blancas, lugar donde ocurrieron los hechos hace casi tres semanas y que hoy son contados por los dueños de Rex.

– Contame la historia de Rex.

Irene- Rex llegó el 28 de noviembre de 2021, en plena pandemia. Con Exequiel apenas comenzábamos a ser novios y un día decidimos irnos juntos a Montevideo, que es cuando me dice que quería un perro como el mío. Desde mis cinco años tengo perros pitbulls, toda la vida los tuve, los conozco muy bien, sé sus mañas, cuánta energía necesitan gastar, sé que son cariñosos y muy empáticos con los niños. Entonces le dije que teníamos que ver quién vendía pitbulls y me dice Exe que él no quería pagar porque seguramente debía haber alguno que nos estaba esperando. Habla con Rattín y me dice que consiguió uno de un año y medio de edad y que lo iba a ver. Cuando llegué a la casa donde él vivía, estaba Rex moviendo la cola. Me cuenta su historia, lo habían traído de Artigas, donde sus dueños lo maltrataban constantemente. Cuando llegó a nuestros brazos él estaba en recuperación en la veterinaria de Rattín, que lo estaba cuidando junto a su novia y los cachorritos que habían tenido recientemente.

Rex llegó a casa, muy educado pero con mucho miedo, imagino que producto de todo lo que había vivido, pero nos fuimos ganando su confianza. Lo sacábamos al parque, lo llevábamos a la costanera. Con decirte que cuando en el centro abrió una heladería por calle Amorín, fuimos con él porque era “pet friendly” (amistosa de las mascotas), se sentó en un banco con nosotros, pasaban los niños y lo querían acariciar. Desde ese momento supimos que Rex no era lo que uno podría imaginarse, pero los niños se acercaban y él les movía la cola y quería más caricias. Era muy cariñoso.

Ese 4 de diciembre nos fuimos los dos con Rex a Montevideo en camioneta. Como teníamos al Parque Batlle a dos cuadras, era sacarlo todos los días de mañana y de tarde, la gente siempre se quería acercar a Rex y nosotros lo permitíamos porque ya lo conocíamos. Nunca tuvimos un problema en Montevideo.

– Pasemos al momento en que deciden volver a Salto.

Exequiel- Decidimos volver a Salto porque nació nuestro hijo, acá estaban sus abuelos y toda la familia. Cuando llegamos vivíamos en un apartamento de calle Brasil en el centro, y está claro que para un perro era chico. Encima se nos antojó tener otro perro, porque encima amamos los perros. Ahí lo tenés (señala a mi espalda), se llama Pit. Otro día a Irene se le antojó un gato y adoptamos uno, y después adoptamos otro gato. Cuando quisimos acordar teníamos muchas mascotas y el lugar nos quedó chico. Ahí decidimos buscar una casa con fondo y con la tranquilidad de no tener tanto ruido de la ciudad de tantos autos y motos. A los dos meses de buscar mucho encontramos esta casa, que nos encantó por el fondo que tiene, no solo para los perros sino también para nuestro hijo, que pasa la mitad de su tiempo afuera, donde tiene hamacas, tobogán, una cama elástica. Acá tenemos todo para nuestro hijo, las mascotas y para los amigos de nuestro hijo…

Irene- Y para los amigos de nuestros perros, que vienen para acá a jugar, que son perros de nuestros amigos y corren por todos lados, nunca hubo un problema entre ellos.

– Vienen para esta casa en Arenitas Blancas, ¿y qué pasó?

Irene- Venimos para acá y literalmente a las semanas tuvimos un roce con la vecina que vivía enfrente. Eran cerca de las 9 de la mañana, yo esperaba afuera al sanitario y veo a Moro, el perro de ella, de un tamaño medio grande, que pasa por mi casa y cuando quiero ver me sigue a una gata, que se asustó y se trepó al árbol. Como vi a la dueña afuera, que ni siquiera retó a su perro ni me dijo nada, le digo “hola vecina”, me acerqué un poco, “¿será que puede dejar a su perrito dentro de su predio porque acaba de querer agarrar a una gatita?”, me miró, se dio vuelta sin decir nada y se metió a su casa. Ahí noté que ella era medio complicada. Unos días después iba con mi hijo caminando al quiosco que tenemos a dos cuadras, sale el perro y me lo quiere morder al nene. Lo comento con Exe y decimos dejarlo pasar, pero ya a partir de ahí cada vez que salíamos lo hacíamos con cierta precaución, y eso que la idea de venirnos hasta acá era para estar tranquilos.

Nos mudamos aquí en noviembre, y pasamos ese mes y diciembre con la disputa del perro. Los vecinos nos contaban que Moro salía de la casa y luego no sabía entrar, y que había tirado deliberys y motos de muchachas que vienen a trabajar en otras casas. Llega enero y Moro viene para nuestra casa, como todos los días, para tratar de tarasconear a nuestros perros a través del sol y sombra que divide los terrenos, hasta que un día, el 3 de enero, no sabemos cómo, porque no estábamos en casa, cuando llegamos tenemos la costumbre de llamarlos a Pit y a Rex, pero ese día Rex no aparecía, no lo encontrábamos, pensamos que se había escapado o que nos lo habían robado, porque literalmente Rex era un perro que podías agarrarlo y llevártelo de lo dócil que era. Salimos a buscarlo por si alguien lo tenía o por si se había perdido, y nos encontramos con una escena horrible, había pasado aquello de lo que teníamos miedo, Rex había peleado con Moro en la calle, según nos dijo la vecina, que cuando nos vio salir a buscarlo nos preguntó si estábamos buscando un perro blanco. Nadie lo conocía porque ni Rex ni Pit jamás habían salido a la calle. Fuimos a dónde lo tenía atado, porque ella logró agarrar a Rex, hablamos de una señora que tiene 60 años que logró agarrarlo con sus manos, dicho por ella, lo ató sin problemas en la casa alquilada de al lado. Antes que llegáramos, la vecina nos contó que un vecino que pasaba llegó a acariciarlo, “este perro no es malo, hasta mueve la cola mientras lo acaricio”. Los dos perros terminaron en la veterinaria.

Exequiel- Cuando fui por Rex a la casa de esta vecina me increpó que yo había soltado a Rex por venganza porque según ella, Rex era un arma y que lo usábamos para atacarla. En verdad que no tengo claro que historia se había hecho en su cabeza, porque siempre fue un perro tan manso que pasaba siempre con niños, jugando con nuestro hijo y los amiguitos que venían a jugar con él. O sea, ¿cómo voy a acercar a un perro que “mata” a mi hijo? Mientras desataba y me llevaba a Rex me empezó a decir cosas muy feas.

– ¿Cómo siguió la historia?

Exequiel- Pasaron dos semanas, la persona que terminó asesinando a Rex aparece enfrente de nuestra casa un sábado de tarde a acusarnos de haber amenazado a una señora de muerte, cuando eso notoriamente no había pasado así.

Irene- Cuando llegó esta ingrata visita, exmarido de la vecina dueña de Moro, estábamos regando el frente de casa con nuestro hijo, que jugaba también con una manguera, y nos increpaba por qué le habíamos hablado mal a esa señora y a su nieta, nos decía que éramos unos ricachones creídos, que habíamos comprado la casa, que nos creíamos dueños del barrio y en realidad esta casa es alquilada. Nos gritaba que éramos unos asesinos porque habíamos soltado el perro por gusto. No paraba de agredirnos, estábamos con nuestro hijo escuchando y viendo toda esa escena violenta. Exequiel lo amenazó con llamar a la policía, pero siguió y nos obligó a meternos adentro y se fue.

Exequiel- Pasó el tiempo y creímos que todo había pasado. Obviamente Moro seguía afuera haciendo lo mismo. El 22 de abril estábamos en Plaza Flores con nuestro hijo y a las 8 de la noche llegamos a casa, donde nos encontramos con un operativo policial. Un policía me pidió que bajara de la camioneta que me tenía que comentar algo, “lo que el señor nos dice acá es que su perro salió de su casa, entró a la casa de la señora, atacó a su perro y este señor lo tuvo que matar”. No entendía nada, ¿cómo Rex salió y fue derecho a la casa de la señora para atacar a su perro?

– ¿Se hizo algún peritaje que lograse demostrar lo que esa persona contó?

Irene- No nos dejaron ingresar y tampoco la policía hizo ninguna pericia. Según pudimos saber, como todos los días, Moro estaba suelto en la calle merodeando y fue a buscar a Rex. Como resultado, Rex se escapó, pero lo extraño es que no se fue tras Moro, sino que permaneció tranquilo en el frente de nuestra casa durante un largo período de tiempo, actitud que sería normal en él ya que era un perro muy calmo. Además Rex jamás entró a la casa de un vecino sin ser llamado. También llama la atención que la vecina, teniendo mi número de celular y habiéndome llamado en otras ocasiones por situaciones menores, no haya avisado esta vez que algo estaba ocurriendo. Más extraño aún resulta que ninguno de los perros ni las personas presentaran heridas visibles de pelea, y que Rex, a pesar de haber sido atacado, no respondiera con violencia, sino que simplemente se alejó y falleció cerca de nuestra casa.

Exequiel- En ningún momento fue capaz de avisarle a Irene lo que estaba ocurriendo, ni al ver a nuestro perro afuera ni al presenciar que su ex marido lo estaba atacando con un cuchillo de caza. Y como si ello no fuese suficiente, iniciaron una campaña de difamación en redes sociales, en la que me acusan de ser un psicópata y de criar perros como si fueran armas, lo cual es absolutamente falso.

– Esta situación, ¿pasó a Fiscalía para su investigación?

Exequiel- Quedó en la órbita policial, hoy nos enteramos que no lo elevaron. Ahora vamos a hacer la denuncia de nuevo y nuestro abogado irá directamente a Fiscalía. Si bien los policías actuaron muy bien, la denuncia quedó en nada, por eso vamos a mover nosotros con nuestro abogado lo que se hizo con Rex. Igualmente, cuando llegamos pedí a la policía para hablar con el asesino que estaba ahí, y le pregunté su versión de lo que había pasado, y me dijo, “tu perro salió de tu casa, entró a la de la señora, empezó a atacar a su perro y como tenía más fuerza no tuve otra que matarlo” de siete puñaladas.

La muerte de Rex nos dejó un gran vacío, sentíamos que fue como nuestro primer hijo. En la vida tenemos buenos y malos momentos, y él nos acompañó en nuestros peores momentos. Cada mañana nos levantamos y lo primero que nos pone mal es venir al fondo de casa y no verlo.

Irene- Rex era un perro que todos querían. Cuando nos preguntaban por él, porque ya no lo veían, y les contábamos lo que había pasado, al principio les daba rabia y enseguida se ponían a llorar. Cuando se viralizó su Instagram contando su historia (“justicia_por_rex”), nos llenaron de mensajes, todos lo conocían porque lo habían visto en la costa o se acercaban a acariciarlo. Para muchas personas fue impactante.

Sabemos que hoy Uruguay no cuenta con las vías legales necesarias para que se haga justicia porque los animales no son declarados sujeto de derecho. Es por eso que nos vamos a juntar para hacer una marcha en honor a Rex y muchos otros animales que han muerto en estas últimas semanas, como el gatito en el lavarropas, el perro agusanado por su dueño, un mincho que fue quemado por un vecino, envenenamientos que hay todos los días. Han sido muchos los maltratos y asesinatos, y tenemos que hacer algo. Por eso vamos a marchar este sábado 24 donde nos vamos a concentrar en Plaza Artigas a partir de las 18 horas para bajar luego hasta Plaza 33

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