Hace rato que en Salto no tenemos una transición en paz. Ayer me recordaban que la transición entre el gobierno de Fonticiella y Coutinho ni siquiera pudo terminar. Entre Coutinho y Lima parecía que todo iba bien, pero al poco tiempo comenzaron las denuncias de temas que habían sido informados debidamente, como lo sucedido con el dinero del Banco de Leche Materna, cuyos rubros habían sido destinados a pagar alguna deuda de las tantas que quedaron. Luego fue Noboa-Lima, ahí todo bien aunque fue dentro del mismo gobierno.
En esta oportunidad debería darse la transición Urróz-Albisu, y si bien las expectativas son favorables, comenzó con el pie equivocado al negarse el Palacio Córdoba para brindar una conferencia de prensa del Intendente Electo y el equipo que estará a cargo de la mentada transición. Pasa que a Albisu, como en la fábula del zorro, le mostraron el decreto. Ayer intenté conocer la antigüedad que posee dicho decreto, pero no me supieron responder pero se descarta que tiene unos cuántos años. Por esa disposición legal, que nadie discute, porque si está, debe cumplirse, no puede realizarse ninguna actividad política partidaria dentro de recintos municipales. Mismo decreto que fue usado para negarle unas semanas antes el Teatro Larrañaga al candidato Fonticiella.
Pero resulta que recuerdo que en 2020 hubo un candidato a Intendente que realizó su lanzamiento de campaña en el Palacio Córdoba, por lo que no se entiende la graduación que el oftalmólogo ha hecho en algunas recetas de lentes.