Si algo le faltaba a la administración de Donald Trump en los Estados Unidos, era precisamente lo que acaba de suceder, vale decir una asonada, para nosotros ni más ni menos que un intento de golpe de Estado.
No hay nada que ocultar ni nadie puede decir que lo sucedido era inesperado. Desde el momento que Trump no aceptó el resultado electoral, alentó este tipo de manifestaciones.
Más aún las frecuentes convocatorias a resistir y oponerse a la sucesión presidencial ha sido una muestra clara de una posición que cobijó y alentó estas manifestaciones, como el reciente intento de asalto al capitolio, palacio del congreso de los Estados Unidos.
La democracia de uno de los países más poderosos del mundo ha sido señalada como modelo en muchos otros países. Sin embargo en esta ocasión, Trump no reparó nunca a la hora de ensuciar este sistema, acusándolo de corrupto.
A pesar de que en las últimas horas ha pretendido tomar distancia de los autores de este intento de golpe al capitolio, hay elementos que evidentemente llaman la atención.
Desde la escasa guardia dispuesta en la ocasión, hasta el bajo número de detenidos. Muy por debajo de la manifestación de apoyo al manifestante negro asesinado por asfixia a manos de un policía, a pesar de que esta era pacífica y la reciente fue un asalto armado que dejó varios muertos.
Hasta el 20 del corriente Trump es el presidente de los EE.UU. y por lo tanto todas las grandes decisiones deben contar con su aval.
La discriminación racial, la fobia demostrada hacia los homosexuales y demás predecían estos hechos.
Que nadie se desentienda ahora, hay por lo menos cinco muertos y un alto número de heridos, además de las fechorías, los robos y otros desmanes registrados en la oportunidad y seguramente hubo en esto instigadores, que sabían que directa o indirectamente el presidente de la nación compartía sus reivindicaciones.
El mundo está mirando hacia los Estados Unidos y seguramente según sea la forma de resolver esta situación dependerá mucho el futuro.
Si se impone el poder de las armas, la violencia y la prepotencia, será una muy mala cosa.
El pueblo de los Estados Unidos y hasta gran parte de sus propios seguidores, le han dejado claro a Trump que no coinciden con sus desplantes y sus ataques a un sistema que ha sido admirado y reconocido en el mundo entero.
No somos de dar recetas a nadie, ni mucho menos en estos casos, pero por el bien de la humanidad toda, deseamos que se rasque hasta el hueso, para que ningún culpable resulte impune.
A.R.D.
