La confirmación de la presencia de la cepa brasileña en siete departamentos, entre ellos el de Salto, debe movernos a tomar las cosas con mayor responsabilidad, con más seriedad, pero sin pánico.
Lo que no se dice es como apareció esta cepa en Salto. Parece irónico pero a nadie debería sorprender. Bastaría con recorrer el “bagashoping”, tierra de nadie, para saber que hay mucha mercadería de origen brasileño, ¿como llegó esta mercadería?, se supone que no ha sido por “encomiendas” sino que alguien viajó a Brasil y la trajo.
Por favor que nadie se golpee el pecho, ni se haga el distraído, soló era cuestión de tiempo que esta cepa apareciera con fuerza en el Uruguay, si tenemos en cuenta que el país norteño se halla en la franja de mayor gravedad (negra), de la pandemia y es uno de los países a nivel mundial que más vidas ha perdido por este virus, era de esperar la llegada de esta cepa.
Veremos cual es el precio que deberemos pagar por esta irresponsabilidad. Hoy el pasaje de personas y mercadería en la frontera, ya no sólo se trata de corrupción, sino de asumir la gravedad del momento y entendemos que es necesario clausurar las visitas al vecino país y los casos excepcionales, que sean excepcionales de verdad y sometidos a un estricto control.
Hoy, cuando estamos esperando las medidas de urgencia que anunciará el gobierno nacional. La cuestión es que el tiempo no termina. La cuestión es que no terminamos de asumirla gravedad de la situación.
Nadie puede afirmar que este sea realmente la procedencia de la nueva cepa, ni que el origen sea el que mencionamos, pero tampoco hay elementos suficientes como para negarlo. El país vive las horas más negras en relación a la pandemia, pero que nadie dude que esto es también en buena medida fruto de la corrupción, no de la irresponsabilidad.
Que hay irresponsables hay pero esto se corrige, lo otro no, sencillamente porque se trata de delincuentes.
Que nadie argumente que esconde un problema social, quien así opina evidentemente hace mucho tiempo que no recorre el “bagashopping”. Quizás lo fue en algún momento, pero hoy no se trata de eso.
Sólo esperamos que el precio a pagar no sea el de Manaos, en Brasil, donde la cepa fuera de control y de posibilidades de dominarlo antes de que se extienda, se ha “adueñado” de la zona.
Salto está bastante estrechamente vinculado también a Brasil y no son pocos los coterráneos que viajan periódicamente a Bella Unión y de allí a la Barra de Cuareim.
Sepan ellos y sepamos nosotros que si antes la situación era grave, ahora es casi caóotica.
A.R.D.
Quizás ahora dejemos de jugar a las escondidas
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