Padre Gustavo Monzón, Vicerrector de la Comunidad Universitaria de la UCU
El Padre Gustavo Monzón estuvo durante algún tiempo trabajando en una experiencia educativa en Estados Unidos, pero hace tres meses asumió la responsabilidad de ser el Vicerrector de la Comunidad Universitaria en la Universidad Católica del Uruguay (UCU). Estuvo recientemente recorriendo el Campus Salto de la UCU, y en un alto de sus actividades recibió a EL PUEBLO para conversar.

– Luego de una experiencia educativa vivida en Estados Unidos, ¿cómo ha encontrado a nuestro país?
– Son dos países completamente distintos. Lo que encuentro en Uruguay a diferencia de Estados Unidos, es que esa polarización ideológica, política y social no es tan marcada. En Uruguay todavía hay puentes de diálogo entre los partidos políticos, pero también en la cultura y entre las personas. Estados Unidos es una sociedad que está híper polarizada entre el campo y la ciudad, entre los partidos Demócrata y Republicano, entre conservadores y progresistas, que básicamente tienen dos narrativas o relatos distintos. Acá en Uruguay compartimos todavía la misma narrativa, por más que uno vea a veces las redes sociales que genera un entorno que parecería como de guerra civil, pero después en el día a día se tiene una capacidad de mantener puentes.
Creo que el país también está en el eterno problema que cuando me fui ya estaba en estos debates sobre la reforma del Estado, la reforma de la educación, la reforma de la seguridad social, que son debates eternos en Uruguay. Tenemos como esa costumbre de ir postergando la reforma, y creo que hoy nos encontramos en el cruce de caminos porque se ve que hay consenso de que hay que hacerlo, el tema es cómo hacerlo.
– Hace tres meses que tomó posesión de su cargo, ¿cómo encontró a la Universidad Católica?
– La Universidad Católica es una universidad que es de la Iglesia Católica de Uruguay confiada a la Compañía de Jesús, que tiene un modelo educativo que pone a la persona en el centro. Es decir, la persona que viene a estudiar a nuestra universidad es el centro de nuestra acción educativa. Queremos despertar en el estudiante su capacidad de ver el mundo en su complejidad, asumir al mundo con sus dificultades y ver en qué contribuir. Desde la universidad queremos formar estudiantes que sean personas que dejen huella. Por eso, en los últimos años la universidad ha experimentado un cambio curricular. Estaba dividida en Facultades, que eran autónomas y con poco diálogo entre sí. Se trató de hacer un modelo de que todas las Facultades sigan teniendo su independencia en cuanto a la planificación y gestión de las carreras, pero pensando en una universidad. Por eso los estudiantes pueden tomar cursos de distintas carreras.
Lo que hicimos como universidad fue pasar de un modelo napoleónico, es decir, un modelo que estaba dividido en siete Facultades independientes entre sí, a un modelo matricial. Este modelo implica que hay una experiencia común de los estudiantes, que es el Core.A través de distintas materias humanísticas los estudiantes se plantean y reflexionan sobre las preguntas esenciales a la condición humana, ¿qué es la vida? ¿Qué es la muerte? ¿Qué es la religión? ¿Por qué vivir juntos? ¿Cómo comportarse en sociedad? Es decir, a través de la filosofía, la antropología, la ética, la historia, la sociología de la religión, los estudiantes tienen una experiencia de acercarse a una visión total. También eso implica que los estudiantes pueden tomar materias de otras carreras, y de esa manera, elaborar su propio currículum, sabiendo que hay núcleos comunes de cada carrera que tienen que respetar.
Este año, inauguramos la experiencia de los Minors, que son un complemento, una especialización dentro de la carrera. Entonces, por ejemplo, puedo tener un título de Contador, puedo hacer un Minor en Sociedad y Política, o hacer un Minor en Artes Escénicas o un Minor en Criminología, porque pensamos que el mundo al que queremos enviar nuestros estudiantes es complejo, y la carrera a veces puede ser un corsé que ate mucho, y los Minors permiten a los estudiantes a través de seleccionar distintas materias tener una especialización dentro de su carrera. Eso está inspirado en el modelo del college estadounidense, donde los estudiantes en los cuatro años de la carrera tienen un título mayor, un Major, que son la mayor parte de sus carreras, y un Minor, que a través de cursar un número determinado de asignaturas le dan una especificidad al título que tiene. Con esto ya son dos innovaciones que se le ha dado como universidad a las carreras.
– ¿Qué es lo que se busca al poner al estudiante en el centro de los cometidos de la universidad?
– La universidad también definió en esto de poner a la persona en el centro cuatro rasgos que queremos despertar en el estudiante durante la formación de su carrera. Sentido humanístico, identidad y propósito personal, espíritu emprendedor y visión de mundo. Respecto a lo primero, al sentido humanista, como universidad se confía en la tradición de la Compañía de Jesús y en la Iglesia. Creemos que el humanismo cristiano, es decir, esta experiencia de encontrar los valores culturales y sociales, un sentido de la vida en el cual se manifiesta la visión religiosa posteriormente, es central para los estudiantes. La Católica es una universidad plural, viene gente de todas las religiones, posiciones ideológicas y políticas, pero queremos que compartan las aulas este tesoro de la cultura occidental donde encontramos las preguntas y las fuentes de sentido que abre una experiencia religiosa posterior.
A partir del Core queremos trabajar el sentido humanista, que los estudiantes puedan tener una capacidad, una empatía hacia la cultura y las distintas posiciones. Pero eso no es para caer en un relativismo, sino que esta empatía con las distintas posiciones le da al estudiante el segundo rasgo, que es la identidad y propósito personal. Uno exponiéndose en el ámbito plural descubre quién es y para qué está. Esa pluralidad en vez de ser una amenaza termina siendo una posibilidad para desarrollar los rasgos más propios. Y junto a esta característica queremos estudiantes que sean responsables de su carrera, pero que tengan un liderazgo o visión de las carreras que van a tener y ver qué puedo aportar a la sociedad y personas que me rodean y cómo puedo dejar huella.
Por eso para nosotros es fundamental el espíritu emprendedor. Muchas veces el emprendedurismo está asociado a ciertas profesiones o a ciertas áreas de la economía, y creo que todos podemos ser emprendedores, desde el filósofo al médico, desde el odontólogo al contador, al psicólogo, al abogado, todos podemos tener esta capacidad de decir, bueno, ¿qué está necesitando el lugar en el que estoy? y ¿qué está necesitando las personas a las que estoy llamado a servir en mi carrera?
Y, por último, y no menos importante, es tener una visión de mundo. Nosotros en la Universidad Católica fomentamos que los estudiantes si bien estarán ejerciendo la profesión en un lugar determinado, tengan una visión de mundo, vean lo internacional. Y justamente, uno de los énfasis en mi gestión que inicié hace tres meses, es la de fortalecer el área internacional que está renaciendo pos pandemia. A modo de ejemplo, el año pasado tuvimos 66 personas que se fueron de intercambio y este año ya van 122. A partir de la reforma curricular se dejó un semestre reservado para que los chicos puedan irse de intercambio si así lo desean. Entonces, el área internacional para nosotros es fundamental porque queremos que los estudiantes tengan la experiencia de salir al mundo, que no tiene por qué ser el hemisferio norte, Europa, Estados Unidos. Hay universidades latinoamericanas muy buenas, porque sabemos que el salir a otra cultura a uno lo expone a otro mundo, pero también a valorizar la propia.
En la UCU de Salto está bien desarrollada esta visión de mundo con el índice de competitividad, con saber que la economía local está marcada por ciertas características que no la hacen aislada sino en un contexto regional difícil, y cómo buscar soluciones académicas dentro de ese contexto que generen impacto público. Eso es una visión de mundo, que es clave, más en el marco de esta globalización en la que vivimos, donde las universidades pueden ser plataforma de intercambio y de internacionalización, donde se puedan traer ideas nuevas que necesitamos justamente para nuestro país.
– ¿Cómo encontró a la Universidad Católica en ese contexto mundial?
– La encontré muy bien, como una universidad que se da cuenta que se tiene que seguir actualizando, que no puede quedarse en los logros conseguidos porque el cambio es tan grande y los desafíos que tiene la educación superior en este contexto mundial de pos pandemia, hace que estemos renovándonos completamente. Es una universidad que siempre está buscando cómo emprender mejor, que justamente forma el ADN de nuestra universidad, que fue la primera privada y católica del Uruguay en un contexto en el que había una primacía indiscutida de la Universidad de la República, y el espíritu emprendedor de los primeros jesuitas y sacerdotes que llevaron adelante la universidad, fue ver qué se podía hacer distinto, y creo que en ese ADN de la universidad es lo que nos lleva a querer abrir nuevas carreras, a ver esta posibilidad de los Minors, a ver cómo mejorar los cursos Core, a buscar intercambios al exterior, a buscar experiencias afuera, y como todo lo nuevo que cambia, tiene que consolidarse. A veces la tentación es pensar que ya lo logramos y echarse a dormir, y no es así.
—————————————–
PERFIL DE GUSTAVO MONZÓN
De chiquito quería ser Presidente.
Es del signo de Cáncer e hincha de Bella Vista.
¿Alguna asignatura pendiente? Tocar el piano.
¿Una comida? Milanesa con papas fritas.
¿Un libro? Vida y misterio de Jesús de Nazaret, de José Luis Martín Descalzo.
¿Una película? El gran pez.
¿Un hobby? Nadar.
¿Qué música escucha? Música clásica y la ópera.
¿Qué le gusta de la gente? La honestidad y la firmeza en las posiciones.
¿Qué no le gusta de la gente? La falta de honestidad.
Por Leonardo Silva