Que no sean los estertores

Los residuos que deja la inundación en el ámbito urbano son en alguna medida la más clara muestra de nuestros “pecados” ambientales. La porquería que acostumbramos tirar al río, de tanto en tanto el río nos la devuelve, como tratando de mostrarnos lo que estamos haciéndole.
Sería interesante saber que si no cambiamos de actitud, en algún momento será tarde para reparar este daño.
Hay gente que cree que tirando la basura al río, se terminó el problema, como siempre se hizo, “el agua se lo lleva”.
Lo que sucede es que el río, nuestro río patrio, el que nos ha dado identidad, el que nos regala majestuosas vistas y espléndidas aguas, hoy está ya tan cargado de plásticos de todo tipo, de basura electrónica y otros residuos que se va muriendo.
Mejor dicho, hace ya mucho tiempo que ha comenzado su lenta agonía, tanto es así que la riqueza ictícola que supo tener, hoy ha disminuido notoriamente.
Más daño aún hacen aquellos residuos que “no se ven” a simple vista. Los residuos químicos, provenientes del uso y abuso, de agrotóxicos en la agricultura, de detergentes y otros químicos de los que habitualmente hacemos uso y abuso en el baño y van generando condiciones anómalas que se manifiestan luego en la naturaleza. La proliferación de las algas verdes, es uno de los males más graves que se enfrentan, debido a que al descomponerse estas algas consumen el oxígeno del agua y las van contaminando, con el riesgo de que lleguen incluso a afectar la salud humana.
Las voces que alertan de esta situación son cada vez más numerosas y más autorizadas en la materia, sin embargo quienes realmente deberían preocuparse por la situación, porque tienen las mayores posibilidades de hacer algo en la materia y también la mayor responsabilidad, siguen teniendo oídos sordos.
Pensar en un nivel de conciencia ambiental, de responsabilidad ciudadana que nos lleve a preservar las aguas del río, de este río que generosamente riega zonas de tres país, lamentablemente hasta el día de hoy es una utopía.
Esperemos que esta basura que el río nos está vomitando hoy no lleguen a ser nunca los estertores del fin anunciado que hasta el momento queremos ver.