Cuando alguien se opone a darle más potestades a la policía parece una desubicación, máxime teniendo en cuenta que hoy se mata a policías frecuentemente.
Pero lo que en el fondo debe tenerse en cuenta es que hablamos desde puntos de vista muy diferentes, aún recuerdo cuando alguien cercano me dijo “tu eres enemigo de todo los que tienen uniforme..”
Nada más errado, somos respetuosos y consideramos que el buen policía es un trabajador más, que merece toda nuestra solidaridad, cuando obra dentro de la ley. Pero lo que sucede es que vemos las cosas de diferente manera.
Unos nos basamos en los excesos policiales y más aún en los militares y otros sólo ven los policías que cumplen debidamente con su labor.
Ni los unos ni los otros son el común denominador. Tanto es así que estamos convencidos de que existen los excesos policiales, la corrupción y los abusos. Como también hay buenos policías que cumplen debidamente con su deber.
Sucede que el Uruguay un país tan politizado, sólo ve con un ojo. Es tan errado considerar que todos los policías son abusadores, corruptos, coimeros y demás, como creer que todos son honestos y respetuosos de la ley.
La difusión de un video ha renovado la discusión. En el se ve a policías tratando de obligar a un joven a que borre un video que había grabado de un operativo policial (cosa absolutamente lícita y legal) e incluso castigando a otros jóvenes que aparentemente se resistían o burlaban de la acción policial.
Ver los hechos desde un solo lado, es ver lo que se quiere ver. Generalmente las cosas no son en blanco y negro.
Estos hechos, (que hasta el mayor sindicato policial ha desistido de defender) fueron pasados a la Justicia como debe ser y el Ministro del interior ha dicho en forma reiterada que al buen policía se lo va proteger, pero al mal policía (por esto entendemos a los corruptos), se los castigará con todo el peso de la ley, porque se los considera enemigos del policía honesto.
Es bueno que se piense así, porque generalmente ha habido casos injustificables de policías corruptos obrando para los propios delincuentes, que a veces terminan ultimando a los buenos policías.
Las palabras del ministro son esperanzadoras. Esperemos que no queden sólo en eso, sino que se trasunten en un decidido respaldo al policía honesto y sacrificado y una persecución sin contemplaciones a quien o quienes se aparten de la ley.
A.R.D.
