Luego de escuchar algunas afirmaciones (que sepamos hasta el momento de escribir estas líneas nadie las descalificó), condenando la falta de control o mejor dicho la eliminación del poco control que había, ya no entendemos nada.
Y nos explicamos. En reciente mensaje televisivo un legislador de la oposición defendió un proyecto de ley que –según explicó- intenta reparar un grueso error de la Ley de Urgente Tratamiento (LUC).
Sucede que hasta el momento, de acuerdo a la legislación establecida, cualquier negocio inmobiliario o similar, por un monto superior a los 10 mil dólares, se estaba obligado a explicar de dónde salían los fondos para concretar dicho negocio.
De esta forma quedaban obligados a satisfacer esta disposición legal, todos quienes concretaban negocios inmobiliarios, o compraban coches de alta gama, o realizaban un negocio similar.
Que ha pasado luego de esto, según nuestra fuente, la LUC elevó la cifra que pasó de 10.000 dólares a 150.000. Vale decir que entre el cero y los 150 mil dólares puede hacerse cualquier negocio sin que se tenga que satisfacer control alguno.
Sabemos que cada interés plantea la parte de la película que más le conviene a sus intereses. De todas formas el pueblo que ya no sabe a qué atenerse, queda con esta gran duda. De ser así sería lamentable, porque ya no se trataría de la falta de controles como veníamos planteando desde hace larga data en estas columnas, sino que lejos de hacerlos más estrictos, se estarían eliminando los pocos controles que existen.
¿A quién estaríamos beneficiando? Pues a quienes manejan mucho dinero y ya sabemos quiénes son.
Que también tendría otros objetivos, lo imaginamos ¿pero la salida era esta? La eliminación de unos de los pocos controles que existían, beneficia a algunos y perjudica a otros, a muchos otros diríamos.
Cuando suceden cosas como estas, nos vuelven las dudas (como se consiguen tantas armas de fuego en el país? Es bueno saber cuántas bocas de drogas se eliminan en el país, pero como bien lo sabemos apenas cuando se elimina una aparece otra, porque es lo que saben hacer para ganar dinero fácil, aunque esté teñido de sangre de inocentes.
En nuestros días ya no hay duda alguna, que rige aquello de “cuanto tenés cuanto valés). Es así que la vida ya es algo sin valor alguno. Basta que a un sicario (generalmente menor de edad) le muestran la fotografía de alguien y le ofrezcan tanto dinero por matarlo para que éste lo haga sin preguntar siquiera ¿por qué?
Es el Uruguay que tenemos hoy y mal que nos pese mucho nos tememos que sigamos “barranca abajo”.
A.R.D.