Muchos detractores, casi como tantos defensores de la labor periodística hemos hallado en esto días a raíz de la entrevista a Sebastián Marset, realizada por el programa televisivo “Santo y Seña”.
Para nosotros no hay nada nuevo. El programa hizo lo que le corresponde. La televisión –para nosotros- no es el medio ideal para informarse, sino para buscar su espectáculo u ofrecer su “show”, que se redundará en puntos del “rating”.
No hay que olvidar que quien manipula así las cosas está defendiendo su intereses y quien lo entrevista también debe cuidar de no prestarse a este juego, porque puede prestarse sin querer a los intereses del narcotráfico.
En el caso, no hay que olvidarse que se está tratando con un delincuente y por lo tanto, prestarse para dar imagen o micrófono sólo a este interés, sería desconocer el interés del público mayoritario.
Vale decir que si nos prestáramos a satisfacer el interés de un delincuente, estaríamos siendo sus cómplices.
Para que quede claro. Si tuviéramos oportunidad de entrevistarlo lo haríamos, siempre y cuando fuéramos libres para dar a conocer todos los hechos que esta posibilidad supone y opinar francamente luego.
Días atrás opinábamos sobre el tema. No hay nada que discutir, ni mucho menos para desconocer. Hay quienes “condenan” a la periodista por haber hecho la entrevista. Volvemos a reiterar, también nosotros la haríamos, pero con alguna salvedad.
Sencillamente prestarse para satisfacer el interés de un delincuente no es lo nuestro. Tampoco está entre nuestro concepto básico, el cumplir el rol policial o hacer lo que la policía no hace, ya sea por omisión, corrupción o vaya saber por qué.
Quienes tratan de dejar bien claras las cosas y establecer con claridad el rol de cada quien, a menudo pretende que se proceda como si fuéramos la extensión de un poder del Estado y tuviéramos que cumplir la tarea que otro no cumple.
“Cada lechón en su teta es la forma de mamar”, ya lo dijo José Hernández en su inmortal Martín Fierro.
Para nosotros las cosas están en su lugar. No hay que pretender llegar más allá de lo que corresponde. Cada cual que cumpla su rol, con responsabilidad y sabiendo cual es su función y obviamente que allí sabremos a qué atenernos.
Ni el periodista está obligado a cumplir una labor policial, ni la policía tiene entre sus prioridades, ni debe tener, proporcionar a la prensa lo que hoy se denominan “datos sensibles”, sencillamente porque no son sus tareas esenciales.
A.R.D.