Por la misma senda. Cuando la política también los une

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    La política sin duda es una vocación acompañada de pasión.
    Hay hogares que se respira política desde siempre, desde las viejas casas de los abuelos, donde las tardes en familias o los almuerzos dominicales congregaban a tíos, primos, con charlas sobre fútbol y como resolver los problemas del país, estaban sobre la mesa.
    En estas entrevistas presentamos a padres e hijos a los que los une ese lazo sanguíneo tan fuerte como también el fervor por la militancia política partidaria.

    Para Antonio «Neno» Escanellas, papá de Agustina
    «El mejor mensaje que uno puede darle a un político, es que siempre tenga los pies en la tierra y que no deje de estar con la gente»

    Antonio «Neno» Escanellas fue un activo dirigente de la Lista 89 de la Corriente Batllista Independiente a fines de los 80, ocupando su último cargo con responsabilidades de gobierno en la intendencia de Eduardo Malaquina (2000-2005). Tres elecciones después, su hija, la abogada Agustina Escanellas, repite la historia de su padre al alcanzar por voto popular la suplencia en la diputación del Partido Colorado de Salto. Agustina y el Neno Escanellas

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    – ¿Cómo se vivió en la familia el pasaje de Agustina de ser «la hija del Neno», a usted pasar a ser el «papá de Agustina»?
    Antonio- Se vivió bien porque, en definitiva, fue el crecimiento de Agustina en su actividad política. Se vivió con orgullo, con satisfacción y hasta con algo de picardía porque en su momento era cierta esa frase de que Agustina arrancó como «la hija del Neno» y después yo, cuando empecé a salir por algunos lados, me decían, «tú sos el padre de Agustina», eso dimensionó lo que ha sido el crecimiento público de ella.

    – Usted había dejado la política activa, ¿la retomó ahora?
    Antonio- Siempre que llegan las elecciones uno tiene adentro ese bichito que se reaviva, y en este caso, teniendo a una hija, uno lo hace un poquitito más. Fue un poco de ir a visitar a viejos militantes, y a su vez tener una participación muy pasiva en muchos actos, y también reencontrarme con algunos políticos de antes que hacíamos algunas valoraciones, sobre todo marcando la diferencia de cómo era la sociedad antes y cómo es ahora, cómo era la política antes y cómo es ahora. Si bien uno deja la política activa, nunca deja de ser político y de participar, en el entendido que la política siempre es en beneficio de la gente.

    – Agustina ha mencionado en entrevistas con EL PUEBLO que recuerda acompañarlo en diversas actividades políticas de chiquita, ¿qué recuerdo tiene usted de eso?
    Antonio- De mis hijas ella era la más inquieta y a quien le gustaba más la política, era la que me acompañaba más. Yo la veía entusiasmada con eso. Mi otra hija, la melliza de ella, no le gusta mucho. Venimos de una familia política, porque mi padre también fue político, fue fundador de la Lista 10 en Artigas, y después tuvo una trayectoria con Vasconcellos en Montevideo. Mis tías también, René fue una de las primeras mujeres que fue a la OIE a representar a Magisterio uruguayo allá por el 50 y pico.

    – ¿Cómo fue ver a su padre volver a la política para acompañarla?
    Agustina- Siempre me acompañó, desde que asumí esta responsabilidad. Después que salí de hablar con Germán cuando me dijo que me veía liderando una lista, llamé a mis padres para contarles y desde ese día cuento con ellos, con mis hermanas y con mi abuela que, si bien no son tan militantes, hasta el último momento estuvieron repartiendo listas, ayudando, e incluso también mis cuñados. Todo eso me conmovió mucho, familiarmente sentí el apoyo, el cariño y la contención de todos. También de mis amigos, que han sido incondicionales. Siempre digo de mis amigos que muchos son como hermanos y que demostraron estar conmigo en toda esta etapa que terminó y que ahora empieza otra. Agustina y el Neno ayer

    – Uno habla con las nuevas generaciones, dice Escanellas y piensan en usted, pero hablo con la «vieja guardia» y piensan en usted y en su padre, ¿siente esa carga del apellido?
    Agustina- Es una responsabilidad de poder seguir los lineamientos que papá dejó en la política, que siempre actuó con respeto, honradez, educación y fue y es un trabajador por el partido con vocación de servicio. Entonces, hay un legado que hay que respetar. Después me entero de lo de mi abuelo, porque no conocí a mi abuelo paterno, pero mi tío cuando arrancamos con todo esto, me decía, «hija y nieta de tigre». Así que hay un legado que defender por todo lo que viene atrás. Pero no lo veo como una carga sino como una responsabilidad, y a su vez como un honor y un privilegio, porque no todos tenemos la suerte de llevar los apellidos que llevamos con honor, porque soy Escanellas pero también soy Belzarena, por los dos lados me siento orgullosa de ser quien soy.

    – ¿Qué mensaje le deja a su hija?
    Antonio- El mejor mensaje que le puedo dejar es que uno en la política trabaje con honradez, mirándole los ojos a la gente. La política es el arte de lo posible. Y que sea siempre ella, que no cambie, que siga su derrotero pensando en la gente, pensando en lo mejor para Salto y el país, ese es el mejor mensaje que uno puede darle a un político. Que siempre tenga los pies en la tierra, que no deje de estar con la gente y que tenga claro que es una actividad muy sacrificada, porque también tiene que dejar a la familia, a sus amigos, postergar todas esas cosas lindas que también tiene la vida porque la política se lo exige, y muchas veces las compensaciones no existen, que nunca haga cosas pensando que se la van a agradecer, que las haga por ella y por lo que siente.

    – ¿Qué mensaje le da a su padre?
    Agustina- A mi padre, a mi madre, mis hermanas y a mi abuela, mi agradecimiento por haber estado al lado mío en toda esta etapa. Ahora cuando todo termina, uno analiza y ve que con la 115 enfrentamos una primera elección y logramos estar en la diputación, llegar a la Junta Departamental y estar en el Comité Ejecutivo Nacional como miembro, y para ser nuestra primera elección, lo hicimos gracias al trabajo de muchísima gente y de todos los dirigentes de la 115. Gracias a la generosidad de Germán Coutinho y de Paco Estévez, pero más allá de todo lo que tiene que ver lo político, lo pude hacer porque tenía el respaldo de una familia que fue incondicional, que me ayudó todos los días, sin ellos no hubiese podido tener el sostén emocional necesario en esta actividad que es tan sacrificada.
    Agradecer a mi familia política, al equipo de la 115, agradecer a los ediles que van a asumir, Amalio Silva, Ricardo Fernández, Natalia Pintos y Aldo Trincavelli. Nosotros nos vamos en estas horas a la diputación, con Paco Estévez somos un equipo y vamos a trabajar por Salto y para Salto, tal como nos comprometimos en la campaña.

    Pablo y Augusto Bonet, padre e hijo:
    «Ninguno de los dos estamos atados a mandatos familiares; nos permitimos discrepar en casa o públicamente»

    El dirigente del Partido Nacional Luis Pablo Bonet Cabrera tiene 51 años, es Técnico en Ciencias de la Comunicación Social, además de haber realizado estudios de Comunicación y Periodismo en Universidad Católica de Chile. Casado, dos hijos, se define como «Blanco e hincha de Universitario, Nacional y Aguada». Uno de esos hijos es Augusto Bonet Silveira, de 23 años, Licenciado en Dirección de Empresas y estudiante de Derecho, quien dice ser «Blanco y de Peñarol». Augusto ha seguido los pasos de su padre en tanto también ha incursionado en la política y en la misma lista que su padre, la 180. Con ellos y en estos términos dialogó EL PUEBLO: Bonet

    -¿Los dos reconocen influencia familiar para militar en política?
    Augusto: Absolutamente; la influencia de la familia es clara. Desde niño acompañaba a mi padre en la militancia, ayudando (o creyendo que ayudaba) en la organización de actos, conferencias, visitas a referentes, etc. Pero la autopercepción de Blanco la fui construyendo muy posteriormente (y tal vez tardíamente), cuando me empecé a interesar por la doctrina y las ideas del Partido Nacional. Aproximadamente con 16 o 17 años descubrí que la política era más que las actividades militantes que llevaba a cabo, y ahí fue que comencé a definirme ideológicamente, descubriendo que mi nacionalismo se podía sostener en lecturas, discursos, caudillos, historia; no solo en una tradición familiar. La diversidad ideológica de mi familia también me ha ayudado a no caer en dogmas radicales, entendiendo que la pluralidad de ideas es lo que construye la democracia que los uruguayos festejamos todos los días. Pablo: Tengo influencia de parte de la familia Bonet ya que mi abuelo era dirigente y fue candidato a la Intendencia por el Partido Nacional en Maldonado, de donde es oriunda la familia y uno de sus hijos dirigente de la Lista 51 fundada por Daniel Fernández Crespo. Luego mi madre fue militante del MLN Tupamaros y estuvo años presa durante la dictadura, por lo tanto, el tema político está presente desde las raíces. En el año 1984, con 15 años, comencé a militar en la juventud del Movimiento Nacional de Rocha.
    -Pablo, ¿qué cosas aconseja el padre al hijo?
    Le expreso que la política debe ser parte de la vida y no todo en la vida. Hay muchos aspectos que no se deben abandonar por dedicarse a la política ya que esta actividad puede ser efímera. La política suele absorber a las personas. No se puede perder la esencia como persona y siempre es mejor seguir el consejo que le da el corazón y los principios antes que lo oportuno y circunstancial. Por más que uno pueda llegar a lugares de destaque en la actividad política, esto no puede ser un factor que influya en la manera de ser. Ser siempre la misma persona, más allá del lugar y los espacios políticos que nos toque ocupar. Otro aspecto que he aprendido en estos años y que trato de transmitir, no solo a mis hijos, sino también a los jóvenes que integran nuestro grupo, es que el trabajo político en equipo es siempre mejor que el individualismo y el personalismo.
    -Augusto, ¿en qué cosas se siente igual o parecido a su padre? ¿Y en cuáles se ve distinto?
    Creo que la concepción de la Política como servicio público es una de las cosas que nos une. Ambos entendemos que existen ciertas barreras éticas que no estamos dispuestos a pasar, y es un tema de conversación frecuente en nuestra casa; los dos estamos de acuerdo que la ética en política es un activo que hay que cuidar y que, tarde o temprano, es mucho más «rentable» que un comportamiento antiético cortoplacista. En resumen: estamos de acuerdo que en política no vale todo para ganar, y que ser coherente con sus ideales es más importante que ganar una elección a toda costa; como decía Wilson: «ganar sí, pero ganar para que valga la pena». Las diferencias por suerte son un montón, eso demuestra otra coincidencia: ninguno de los dos estamos atados a «mandatos familiares»; nos permitimos discrepar en casa o públicamente.
    -¿Cuándo y por qué decidió acercarse a trabajar en Política?
    Augusto: Como dije anteriormente mi interés en política se construyó de dos formas: primero mi interés por la actividad militante, luego mi interés por la política desde el contenido, desde lo filosófico. Creo que la primera etapa me dio el impulso para entrar en las estructuras partidarias, pero la segunda etapa fue la que me permitió entender que la Política es la herramienta para cambiar las injusticias, desigualdades y problemas de la sociedad.
    -¿Planes a futuro?
    Augusto: Personalmente creo que los que estamos en política debemos tener aspiraciones, ya que solo se puede cambiar la realidad desde los lugares de decisión.

    En ese sentido creo que todavía estoy puliendo mi perfil político. Mi formación en Empresas me da un perfil ejecutivo, aunque la experiencia en la Junta Departamental de los próximos cinco años me va permitir ver el mundo de lo legislativo.

    Padre e hija serán ediles
    «Vamos a poder compartir una actividad tan linda como hacer
    política y reclamar por los pedidos de la gente», sostiene Carlos Silva

    Carlos Silva Rattín, de 44 años, dirigente del Partido Nacional, empezará su cuarta legislatura como edil de la Junta Departamental de Salto, pero seguro que no será esta una legislatura más; esta vez compartirá la actividad nada menos que con su hija, Ximena Silva Desiderio, de 24 años, que acaba de ser electa edil por el mismo partido. Así dialogaban ambos con EL PUEBLO para el presente informe: Carlos y Ximena Silva
    – ¿Sienten que realmente hubo influencia familiar para dedicarse a la política?
    Ximena: Sí, bastante porque en mi casa siempre se habló de política, pero siempre con la libertad de decisión, donde incluso hemos militando en diferentes listas con mi padre.
    Carlos: Más que influencia, es ejemplo familiar. Mi madre tuvo una activa militancia en el Partido Nacional durante fines de los años 80 y 90, donde transcurrió mi niñez y adolescencia. De ahí tomé el gusto por la política y empecé a militar junto a ella, en el Movimiento Nacional de Rocha, la lista 504.
    -Ximena, ¿desde cuándo en política? ¿Por qué?
    En política desde niña, acompañando a mi madre y mi tía. Luego, en la adolescencia comencé a acompañarlo a papá a los actos, etc. Por el año 2012 empecé a largarme sola yendo a plenarios e integrándome en el grupo de jóvenes de la lista que papá fundó junto a Carlos Albisu, nuestra querida lista 50, donde participé en mi primera elección de jóvenes. Y por qué militar…bueno, para mí la militancia bien hecha es una gran herramienta para ayudar a cambiar las cosas que para vos no están bien, ya sea en nuestro país o departamento. También te da la oportunidad de ver realidades diferentes, y de cambiar para bien tu mente y forma de pensar.
    -¿Qué le gustaría copiar de su padre en la forma de hacer política?
    Una cosa que admiro de papá y me encantaría copiarle, es la voluntad y la honestidad que tiene al hacer política.
    -¿En qué se siente diferente a él?
    Diferencias…muy pocas, creo que en algunos pensamientos, pero obviamente por la edad. Pero sinceramente no me veo muy diferente ni siquiera en carácter, y la mayoría lo dice, la sangre tira, «la sangre no es agua» como dice mi abuela.
    -Carlos, ¿qué consejos o enseñanzas intenta transmitirle a ella para actuar en política?
    Que milite con alegría, que lo haga con gusto, esa es la ciencia de una buena política, para solucionar los problemas de la gente que en definitiva la política es eso.
    -¿Qué le gustaría que ella copiara de usted?
    Pregunta difícil… porque uno no pretende que copien cosas de uno y es difícil hablar de uno mismo, pero pienso, como te decía antes, que si hace política lo haga convencida. Creo que ella lo hace, lo lleva en la sangre y tanto es así que a veces es difícil seguirle el ritmo.
    -¿En qué se siente diferente a ella al momento de actuar en política?
    En la edad, la juventud tiene más ritmo y nos cuesta seguirlo, pero después en casi todo me siento muy igual.
    -¿Cómo se imaginan trabajando juntos en la Junta Departamental lospróximos cinco años?
    Ximena: Sin dudas que muy bien, van a ser cinco años de gran experiencia y qué mejor acompañada que de él. Siempre lo dije, tengo al mejor maestro en esto en casa y hay que aprovecharlo.
    Carlos: Creo que va a ser una gran experiencia. Será mi cuarta legislatura y la primera de ella. Seguramente va a ser algo distinto compartir la legislatura con una hija, donde a veces los debates son acalorados y lamentablemente en algunas oportunidades se llega a los ataques personales. Uno ya está curtido en esto y no lo afecta, lo único que espero es que nada la afecte a ella. Pero en definitiva creo que va a ser una experiencia muy buena donde vamos a poder compartir una actividad tan linda como hacer política y reclamar por los pedidos de la gente, y aportar nuestro granito de arena a mejorar la calidad de vida de los salteños. Quiero agregar esto como reflexión: para todos aquellos que tengan la oportunidad de hacer política con sus hijos, que lo hagan, porque realmente es una experiencia maravillosa; pero sí tengan en cuenta que al hijo le tienen que nacer esas ganas, porque a veces uno puede cometer el error de imponer determinadas actividades y eso no es bueno, ni en política ni cuando se quiere imponer que estudie determinada carrera. Hay que dejarlos ser libres, pero digo sí que realmente la actividad política junto con los hijos es de las experiencias más gratificantes de esta actividad.

    Jorge y Gabriel Duarte
    «Vale la pena pelear por lo que uno piensa»

    Jorge «el Negro» Duarte y Gabriel Duarte, su hijo, son un claro ejemplo de los que compartimos con ustedes en este Informe, de que el compromiso social a través de la política como herramienta, es cuestión de opción personal, siempre, pero que, la sangre, también, impone lo suyo, y con fuerza. INFORME Jorge y Gabriel Duarte

    Trayectoria, experiencia y juventud, se entrelazan en varias generaciones de convencida militancia que, nada tiene que hacernos dudar, proseguirá en las nuevas generaciones.
    ¿Qué significado tiene para ustedes la política?
    JD: Yo creo que es una actitud de servicio, por lo menos yo la veo así. Por lo menos, en las oportunidades en las que estuve actuando en política, de la cual en estos momentos estoy totalmente retirado, creyendo haber aportado ya, lo que tenía que aportar, no sé si bien o mal, siempre fue con la idea de servicio, de darle una mano a gente que no tenía posibilidades o las tenía pero, en menor medida que nosotros, para poder orientarse y transitar en la vida.

    GD: La actividad política se hace para construir, para forjar los valores del país donde uno vive. La política es una cuestión importante, la política es una cuestión noble, o debería ser así. La política, es importante, y vale la pena pelear por lo que uno piensa.
    ¿Es una actividad donde imperan las ideas, los principios o, actualmente, eso ya perdió su peso?
    JD: Mantengo la idea de la política de los tiempos en los que comencé a trabajar. Cuando empecé a actuare en política, fue bajo las banderas del wilsonismo, siendo las ideas de Wilson las que seguí y sigo aún hasta el día de hoy. Actué en ese camino, creo que fue lo que me llevó a trabajar en política; y, naturalmente que, en ese camino, con esas ideas, chocamos y nos atravesamos por muchos lugares donde, algunas cosas no son bien vistas y molesta a mucha gente que tiene otras ideas y llega a la política con otras actitudes.
    GD: Rescato que, en Uruguay, hay un muy buen sistema de partidos. Hay partidos históricos, los más viejos del mundo, los partidos fundacionales, los tradicionales, y hay otros, como el Frente Amplio, no tan viejo como los fundacionales pero, que ya, tienen medio siglo. Entonces, tenemos un sistema de partidos, y eso hace, necesariamente, que las ideas siempre estén en efervescencia. A veces uno ve que se degrada la política, que se degradan las ideas, pero creo que, aunque existan esos fenómenos, de los que no estamos exonerados, mirando la región y el mundo, a pesar de eso, creo que igualmente, Uruguay tiene un buen sistema de partidos. La democracia es fuerte con partidos fuertes. Junto con Costa Rica, somos las únicas dos democracias plenas en América Latina. Eso es muy importante. No lo podemos perder. Si bien es cierto que se ha degradado un poco, también es cierto que, hemos podido mantener ciertos aspectos fundacionales de nuestro proceso histórico.
    ¿Actividad producto de la vocación o tradición?
    JD: Por vocación de servicio, y por tradición, también, Pero más por intentar ayudar a la gente que lo merezca.
    GD: En política por decisión propia pero, influido por la tradición familiar y, fundamentalmente, por el tiempo en que esa tradición familiar por la política transcurre. Eso es muy importante, teniendo presente que, yo, desde niño, con mi familia, vivimos muy de cerca la etapa de salida de la dictadura, el auge del wilsonismo, la resistencia y, entonces, tanto en la casa de mis abuelos como en la de mis padres, era un lugar de referencia, donde concurrían muchos políticos, de varios partidos pero, principalmente, del Partido Nacional, como el Dr. Oliú, el Dr. Zumarán, el Prof. Pivel Devoto, el Dr. Lacalle (padre), Juan Martín Posadas, Carlos Julio Pereyra, etc. Es decir, esas son las personalidades que yo desde niño empecé a ver; imagínate que, un niño de poca edad, que en esos años de tanto auge, viera en el entorno familiar, la presencia de personalidades que fueron muy trascendentes para la recuperación democrática. Y eso, nos marcó mucho a todos. Si bien el militar en política (aunque ahora no tanto), reitero, fue una decisión personal, esa decisión estuvo muy influida por ese entorno.
    La política, como todo emprendimiento humano, tiene que tener una pasión, porque, sino, ninguna actividad puede desarrollarse. Por eso creo que, hay una cuestión de pasión; también, una cuestión vinculada a la necesidad de hacer una irrupción en el momento, en mi caso, en que entendí que el Uruguay necesitaba un cambio. Yo no comencé a militar en política partidaria, en el Frente Amplio, hasta ese momento, donde estaba muy cómodo y contento en el ámbito estudiantil y universitario. Un día le preguntaron al Dr. Enrique Tarigo por qué había empezado a trabajar en política, y él contestó que, era profesor universitario, y comenzó en política, cuando entendió que, Uruguay, tenía que recuperar la democracia. A ver, no me estoy comparando con Tarigo, ni nada por el estilo; lo pongo como ejemplo pues, a veces, las personas tienen la vocación, la pasión, pero, también, hay un momento en la historia, que es definitorio para decir: asumo el compromiso. A mí me pasó algo por el estilo, aunque, ahora, estoy en franca retirada.
    ¿Aconsejarían a sus hijos y nietos comprometerse en la política?
    JD: Sí, como no. Si, por supuesto. Les diría que, si tienen actitudes y pueden hacer aportes y pueden ayudar, y pueden ir empujando una causa que les parezca que vale la pena, ayudando a gente que les parezca que lo necesitan, que incursionen en la política con fuerza, que lo hagan. Porque, veo a la política siempre con esa mirada de que es una actividad de servicio y de hacer cosas sin pensar en lo que se pueda recibir, porque, capaz, es que reciba cosas que no son gratificantes, pero, eso, es otro tema.
    GD: En realidad trataría de tener la misma práctica que tuvieron mis padres conmigo; es decir, ni presionarlos ni obligarlos, naturalmente. Pero, sí, transmitirles la idea de que la política es una cuestión importante, de que la política es una cuestión noble, o debería ser así, y que la actividad política se hace para construir, para forjar los valores del país donde uno vive. O sea que, yo trato, naturalmente, de transmitirles a mis hijos que, la política, es importante y que vale la pena pelear por lo que uno piensa. Si después, en el transcurso de la vida eligen militar en política o no, en tal o cual partido, ya será cuestión de ellos y que lo resuelvan. Es cuestión de cada uno. No creo que desde la familia se deba imponer adoctrinamiento ni nada por el estilo, pero, sí creo que, hay que transmitirles a los hijos la importancia que tiene la política en una sociedad.
    ¿Qué significó para usted, Jorge, que su hijo haya optado, también, en su momento, por dedicarse a la política?
    JD: Lo que hizo mi hijo, fue ver en la casa de su abuelo (padre de mi señora) primero, y en la de él, después, durante toda su vida, un ambiente en el que se respiraba política, se hablaba de política, se hacía política, siempre, con esa idea de poder ayudar, de poder dar una mano. Esa idea quedó demostrada en el hecho de que nunca sumimos cargos políticos remunerados, sino que, siempre fuimos militantes para ayudar en algunas causas, sin tener apetencias personales. Eso fue lo que hicimos y lo que vio mi hijo, siguiéndolo él. Creo que, todavía, a mi manera de ver, mi hijo podría continuar en la senda política, porque le queda tiempo y capacidad para brindar. Pero, decisiones personales, son personales.

    Mónica Silva y Federico Villar
    «Tradición y vocación van de la mano»

    Mónica Silva y Federico Villar son madre e hijo; provienen de una familia de larga tradición política en el medio, tanto por un lado, como por el otro. Inquietos, responsables y sumamente meticulosos, ambos, asumen el compromiso por su comunidad, sea en el área que les toque estar, tanto en la política partidaria como en la gremial, como una obligación placentera de servicio a su tierra y a los suyos.

    Hoy, Mónica se encuentra abocada al gremialismo agropecuario, cumpliendo desde hace algún tiempo ya, con importantes responsabilidades en dicho rubro; en tanto, Federico, es un joven prometedor dentro de la colectividad colorada, formando parte de una nueva generación de jóvenes emprendedores que se viene impulsando a paso firme. INFORME Mónica Silva y Federico Villar

    ¿Qué significa la política para ustedes?
    MS: Aportar a mi país, a mi departamento. Trabajar por el bien común.

    FV: La política para mí significa una herramienta de cambios, para que, como decía el Dr. Batlle, todos puedan vivir la vida un poco más feliz y más justa, en función de sus capacidades. O sea, es la herramienta que posibilita la construcción de los cambios, para construir una sociedad más justa y más equitativa. En fin. Eso es para mí la política. En mi casa, en mi familia, siempre, gracias a Dios, tuvimos todas las posibilidades, por lo menos mis hermanos y yo, de recibir como aprendizaje, el devolverle a la sociedad -dentro de una posición de privilegio, sacando el mayor jugo a las oportunidades de la vida-, la mejor versión de nosotros mismos, para poder contribuir en la búsqueda de la justicia, de la equidad, la felicidad colectiva, el mejor pasar de todos. Eso significa para mí la política.

    ¿Vocación o tradición familiar?

    MS: Vocación, creo que todos los ciudadanos deberíamos hacerlo, trabajar por el beneficio común, tratar de influir y lograr las mejoras que tanto necesitamos, en el bien del país.

    FV: En mí es una vocación que, obviamente, tiene una raíz de tradición familiar. Como manifesté, en mi casa, por ejemplo, al mediodía, se hablaba de qué había hablado un ministro, de qué había sido publicado en el diario, llegando el Observador, El País, El Pueblo, La Prensa, por lo tanto, siempre se tuvo una vocación por la temática política, con mucho de tradición. La política se me inculcó como un volcar a la sociedad nuestras virtudes, estando activo, vivo, en las fuerzas sociales. Por lo tanto, para mí, tradición y vocación van, en éste caso, de la mano. No puedo dejar de recordar a mi abuelo Hermes Silva, quien, sin duda, fue un gran ejemplo para mí madre, pero, también para mí, para que me abocara a esta actividad en el Partido Colorado, haciendo honor a lo que él hizo y representó para Salto y en mí vida. Entonces, me siento muy acompañado en un aspecto más trascendental, desde ese punto de vista. Y desde la rama Villar, el Gral. Villar, mi bisabuelo, fue el Comandante de los Ejércitos del Norte (Partido Colorado), en la guerra de 1904, tocándole perseguir a Aparicio. Por lo tanto, la tradición colorada en mi familia, vaya si es fuerte. Hace poco encontré cartas del Gral. Villar al Comandante de los Ejércitos del Sur, en las que le redactaba las persecuciones que realizaba a las distintas tropas blancas, siendo, realmente, removedor leer eso y ver que, a pesar del tiempo y la época, se sigue de una forma u otra por el camino.

    ¿Es una cuestión de ideas u hoy, eso, dejó de imperar?
    MS: Las ideas siempre están, los principios y valores en los que creemos siempre estarán. Pueden tener algunas variantes en el proceso de la humanidad, la esencia es lo importante.

    FV: Sin dudas que es una cuestión de ideas. El ideal es el motor de lo que queremos y consideramos que es lo mejor para todos. En mí caso, me considero colorado, batllista y liberal, y defensor de todo lo que significó la reconversión ideológica desde el punto de vista económico del Dr. Jorge Batlle, llevando adelante las ideas más liberales de libre mercado, con un Estado más eficiente; esto, sin perder los valores de justicia republicana, de libertad individual, principios que el batllismo siempre los tuvo. Así que sí, es ideología. Pero claro, a la gente, hoy en día, no se le llega con ideología, sino que, con soluciones y con hechos concretos. Hay que hablarle a la gente no en términos ideológicos; que la ideología sea el motor que impulsa pero, al mismo tiempo, no dejarse ahogar, sumergirse tanto en eso, porque, después, muchas veces, las soluciones son más pragmáticas.

    ¿Aconsejarían tanto a jóvenes como a adultos comprometerse en la política, sea esta partidaria o gremial?

    MS: Sí lo aconsejo, es un deber que tenemos, brindar un tiempo de nuestra vida al país, a la sociedad de la cual somos parte, en beneficio de todos, con pequeños granos de arena se hacen montañas.

    FV: Siempre aconsejaría, sin dudas, a todo joven y a toda persona, a tratar de militar, no sólo en política, que me parece, reitero, que es la herramienta con la que vivimos y contamos en democracia, siendo la forma de luchar por los cambios que uno quiere; sino que a militar en lo que siente que es justo y necesario en la sociedad, para mejorarla, en la rama que sea, con el respeto a sus pares, con el respeto por los que no piensan como ellos, y quienes piensan que las cosas son de otra forma. Creo que es fundamental la tolerancia. Recuerdo un pensamiento de Mafalda, ahora que falleció Quino, que dice algo como «¿sabés qué es necesario para convivir en este mundo?, tener respeto por el otro, tener tolerancia y, sobre todo, no creerse que uno es mejor que nadie». Por lo tanto, militar siempre, con fuerza e hidalguía por lo que uno cree en política o en lo que fuere; pero, siempre, con respeto y tolerancia hacia los demás, porque, eso es lo que, a la larga, termina conspirando para que las cosas salgan. Entonces, recomendaría a quien fuere, a militar en política o en la causa que quiera, siempre en el marco de la ley.

    ¿Qué siente, Mónica, al ver a su hijo con firmes convicciones republicanas?

    MS: Valores trasmitidos desde los Bisabuelos, los Abuelos y los padres que fueron entendidos, comprendidos y en la SAGRADA LIBERTAD tomados como propios…… imposible poner en palabras lo que se siente. Ojalá le toquen mejores tiempos y logren aportar a una mejor sociedad ayudando a los que más lo necesitan, que la República cumpla con sus cometidos uniendo a los que pensamos igual

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