-Cuentan que ya en la mañana del sábado, el movimiento de hinchas comenzó a producirse en torno a la sede de Libertad. Porque además, era un sábado especial, por la rivalidad con Tigre y el equipo necesitando evitar dudas y gritar a los cuatro vientos porque fue segundo de Salto Uruguay. En la semana, el plantel se adiestró de la mejor manera y el encuentro de camaradería no faltó, «porque aquí lo que importa es el grupo».
Ya los jugadores bien sabían de qué se trataba el equipo titular: Bruno Roldán, Ruben Romero, Nicolás Pintos, Manuel Rocha, Alan Amaro, Santiago Chaparro, Facundo González, Pablo Lima; Gabriel Suárez, Jonathan Rosas y Kévin Ustra.
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Es cierto que en los últimos años las variantes se han generado en el plantel, pero también es cosa concreta que Cristian Lentinelli y David Fernández entre otros, comulgan el mismo pensamiento con relación a referentes que se prolongan.
Ahí están los casos de Bruno Roldán, Ruben Romero, Gabriel Suárez y Jonathan Rosas. Lo de Bruno en esta temporada ha sido la confirmación del arquero al que no le faltan aptitudes y su reacción felina tras el remate de penal de Daniel Silva a los 20′ del segundo tiempo, reflejo letal de lo que fue aprendiendo en el arco.
Mientras Romero, no solo es el que defiende. También es el que se embarca en la aventura ofensiva como en el primer gol de Libertad.
Recibiendo en el área y mandando de primera al gol. ¿Existe algo más simple y efectivo que esa fórmula?
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Ahí está la bandera de Libertad en la sede. Para los hinchas, «esos colores son los que nos juntan». Llegaron al Dickinson y se instalaron en la Tribuna España, mientras Tigre apuntó a la tribuna del Este.
En los 23′ de la recta final, la maniobra nació por zurda. Del pase al medio, todo a favor de Santiago Chaparro. Fue un golpe seco. De sentencia. El 2 a 0. No lo gritó, porque ese apellido tiene demasiada relación con la historia de Tigre.
¿Y fue justicia?: claramente. Porque Libertad fue la solidez superior, desde lo funcional a lo estratégico: supo que hacer y cómo resolver. Es un inapelable mérito en sí mismo.
Ese sábado fue definitivamente de Libertad. Y con esa bandera, tampoco hay dudas: es la que junta. Y bien que los junta.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-
