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martes, 13 de mayo de 2025
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Pepe Mujica: la discreta salida de escena de un político atípico

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Diario EL PUEBLO digital
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Las pasadas elecciones municipales hicieron historia en la vida política del país y la ausencia de Mujica es parte de ese cambio de época. El expresidente vive sus últimos momentos, dado que su situación es terminal.

La confirmación llegó por boca de su compañera, Lucía Topolansky. La decisión de no someterse a nuevos tratamientos había sido comunicada por él mismo en enero, cuando declaró que a sus 89 años prefería evitar una prolongación artificial del proceso.

Mujica nunca fue un político cómodo. Para la derecha, era un símbolo de la insurgencia y del pasado guerrillero. Para parte de la izquierda, un líder demasiado pragmático. Para los medios internacionales, un fenómeno folclórico: el presidente que vivía con poco, donaba su sueldo y andaba en escarabajo. 

Siempre relativizó esas miradas. No se asumía como ejemplo, ni como mártir. Solo repetía que su vida era así porque lo había decidido.

En su período de gobierno (2010-2015), promovió leyes que posicionaron a Uruguay como un país pionero en derechos civiles. El matrimonio igualitario, la regulación del aborto y la legalización del cannabis marcaron hitos, sin necesidad de grandes discursos épicos. 

En paralelo, sus intervenciones públicas ganaron notoriedad internacional por su tono filosófico, centrado en el consumo, la austeridad y el sentido de la vida.

Su liderazgo, sin embargo, nunca buscó perpetuarse. No formó un heredero directo ni organizó su sucesión. Lo que dejó fue una marca ética difícil de replicar: hablar como se vive, actuar sin máscara, sostener la palabra, incluso cuando molesta.

UN LEGADO QUE NO SE REEMPLAZA

La salida de Mujica deja un vacío que no se llena con homenajes. Porque más allá del personaje, lo que desaparece es una forma de intervención política, un modo de encarar la vida pública sin cinismo, sin pretensiones y sin escenografía.

El silencio que ahora lo rodea también es político. Porque si bien Uruguay cuenta con referentes activos, ninguno encarna esa mezcla de austeridad, lenguaje llano y distancia del poder como destino personal. Su figura es irrepetible por la coherencia con que sostiene sus ideas.

En tiempos donde el espectáculo y la estrategia dominan la política, la salida de escena de Mujica marca el fin de un ciclo, pero también dejan un legado de innovación y creatividad. Mujica siempre fue un pensador avanzado que conseguía ver nuevos caminos donde todos veían repetición.

Continuaremos informando ante cualquier novedad sobre el tema.

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