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miércoles, septiembre 10, 2025

«Pablo Alves Menoni: un ejemplo de lucha y honestidad” 

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Diario EL PUEBLO digital
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El protagonista de esta historia de vida es Pablo Alves Menoni, un salteño que desde niño creció rodeado de valores de servicio y compromiso transmitidos por sus padres, ambos maestros y referentes comunitarios. Casado y padre de tres hijos, Pablo ha sabido enfrentar grandes desafíos familiares, como la lucha por la vida de su hija Belén, quien nació prematura y se convirtió en un ejemplo de superación para toda la familia. 

Técnico agropecuario en el área forestal, con más de tres décadas de trayectoria laboral, Pablo también ha dedicado gran parte de su tiempo al trabajo social y a la política. Fue presidente de la Junta Departamental de Salto, donde impulsó el Estatuto del Funcionario luego de 40 años de intentos fallidos, y actualmente integra el gabinete departamental en el área de medio ambiente. 

Defensor de la honestidad, la transparencia y la vocación de servicio, se define como una persona simple que busca dejar huella a través de sus acciones, sin importar ideologías ni intereses personales. Su mayor orgullo, además de su familia, es haber mantenido intactos los valores heredados de sus padres: la solidaridad, el esfuerzo y la convicción de que siempre se puede aportar a la comunidad. 

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«Mi familia son mi padre y mi madre, que gracias a Dios los tengo vivos. Yo nací en Valentín. Papá era maestro de una escuela de Rincón de Valentín y mamá era maestra de la escuela de Pueblo Biassini. Yo nací ahí, viví hasta los 5 años. Llegué a ir a otra escuela de Valentín a jardinera. De ahí nos vinimos para el Ceibal, donde era originario mi padre, y después nos mudamos para el Cerro, que era más locataria mi mamá.” 

“Mi familia directa se compone por mi señora, que es de Paysandú y vino a estudiar acá a Salto, y mis 3 hijos que son totalmente diferentes los 3.” 

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“Belén nació prematura con 620 gramos, estuvo casi un año en CTI, no le daban ninguna posibilidad de vivir. Ella vivió, hoy tiene 27 años y fue un poco la que me enseñó a que no hay que rendirse nunca. Si ella superó todo lo que superó, uno puede superar cualquier cosa. Es mi compañera de mate, tiene sus secuelas pero una vida dentro de casa prácticamente normal. 

Después Felipe, que tiene 23 años, vive en Montevideo, está trabajando, no para de hablar, tiene una onda medio bohemia, está en pareja con una muchacha de Cuba. Y el más chico, Renato, tiene 20 años. Es totalmente diferente, tenés que sacarle las palabras con tirabuzón, es muy callado, muy quieto, muy reservado y está haciendo Facultad de Medicina en Paysandú.» 

¿Qué valores te transmitieron tus padres que hoy se los transmitís a tus hijos?

«Sin duda que de mi padre y de mi madre tengo esa visión de ayudar a la gente. Porque, por ejemplo, yo te puedo decir que mi padre fue presidente de la Asociación de Amigos de la Escuela Pública como 20 años, presidente de la Marosa Di Giorgio, de la Casa Quiroga, director de la escuela Irán, presidente del Rotary, y hoy pisando los 80 años es presidente de Ajuspensal. Siempre está con actividad, eso lo mantiene mentalmente muy bien.

Yo creo que lo aprendí de ellos, porque mi madre también siempre estuvo al lado de él, ayudándolo, ni adelante, ni atrás, al lado haciéndole el aguante, en esa vocación de ayudar a la gente desinteresadamente. 

Y yo estoy en eso, comisiones. Ahora también aprovecho para contar que nos dieron la personería jurídica de Familia Grande en la cual soy el secretario y Luisa Bernasconi la presidenta, que ayudamos a los menores con problemas de abuso infantil, abuso sexual, con Sandra Caño también. Siempre estando en una comisión y en otra, participando de una cosa y de otra, pero siempre con el espíritu de ayudar a la gente, mirando más allá de los colores, más allá de las ideologías, siempre buscando el bien para el departamento. 

Y sobre todo, uno puede ser rico, puede ser pobre, pero si uno está tranquilo consigo mismo y puede dormir tranquilo, en su vida uno trata de hacer las cosas siempre mejor. 

Y yo soy de esas personas que me he dado cuenta cuando estoy haciendo las cosas mal. Por ejemplo, apenas me casé yo era de salir, de tomar bastante, tomar con mis amigos. Y un día dije: este no es el ejemplo que yo quiero darle a mis hijos. Y de un día para el otro dije: no tomo más. Y hoy te puedo decir que hace más de 20 años que no pruebo una gota de alcohol.» 

Sos técnico agropecuario, ¿qué te lleva a incursionar en la política? 

«Soy técnico agropecuario en la parte forestal. Eso lo tuve claro desde que tenía 13, 14 años, que me gustaban los árboles y quería estudiar ese tema. De ahí tuve la posibilidad de ganar un concurso y entrar a trabajar cuando recién me había recibido. 

En ese trabajo empecé también en la función gremial y me di cuenta que todo en la vida gira alrededor de la política. Creo que mis ideas, por ejemplo de trabajar con plantas nativas, de cuidar el medio ambiente, todo eso lo podía hacer estando en política. 

Te cuento que era menor, no había cumplido los 18 todavía y ya me había ido a Brasil con Palacios a hacer un curso una semana para la preservación del Río Uruguay. O sea que hace más de 30 años que vengo estudiando porque me gusta el tema. Pero en mi trabajo también he tenido posibilidades de trabajar buscando formular fungicidas biológicos a base de aceites esenciales que no sean tan contaminantes para cuidar el medio ambiente, también de hacer muchos cursos sobre árboles nativos. Y todo eso me fue llevando a que de a poco me fuera metiendo en la política.» 

Fuiste presidente de la Junta Departamental, ¿qué experiencia te dejó?

«La presidencia de la Junta fue algo que pensé que iba a ser mucho más fácil. Es como administrar una gran empresa con 27 funcionarios, sos el ordenador de gastos. Y después eso me generó toda una organización, administración, una logística, que me dio una experiencia muy grande. 

Entré en un período en el que el sindicato no estaba en buena relación con el presidente anterior. Tuvimos que tener mucho diálogo, creo que logramos el consenso y logramos sacar el Estatuto del Funcionario de la Junta Departamental que hacía 40 años que se intentaba y no se podía.

Y ahí fue como gestionar con los compañeros ediles blancos, ediles colorados, ediles del frente, con el gremio, para tratar de llegar a un consenso y decirles: bueno, esto mañana lo podemos modificar, pero lo importante es que cada uno de ustedes tenga bien definido desde que entra hasta que se jubila en la Junta Departamental cuál es su función, cuál es su posibilidad de ascender. 

Después lo otro de lo que también me preocupé y creo que me salió bien fue que los 26, 27 funcionarios de la Junta tuvieran posibilidad de capacitación. Entonces creo que mi gestión, sin ser algo brillante por el tema de que estábamos cortos de presupuesto, fue una gestión que fue reconocida por varias personas, incluso de la oposición. 

Porque el presupuesto es anual y yo dejé más del doble de la plata que gasté en los seis meses. Podía haber comprado un auto o hacer grandes obras, pero no. Preferí que el presidente que entrara, sea del partido que sea, tuviera los fondos necesarios para hacer funcionar la Junta, cosa que yo no había tenido.” 

¿Cómo fue cuando te llamaron para formar parte del nuevo gabinete?

«En primer lugar fue una sorpresa. En segundo lugar, cuando me reúno con Albisu y él me pregunta sobre varios temas, yo le doy mi opinión y me dice: es lo que estoy buscando. Además, venís recomendado por varios ediles de mi fuerza política, de los blancos y también de lo que hablábamos antes, de la gestión que había llevado en la Junta, que se puede estar de acuerdo o no, pero lo que no van a poder decir nunca es que no fue una gestión honesta, que está todo registrado y con una transparencia total. 

Ahí se me planteó la duda de cómo lo irían a tomar otros referentes de mi fuerza política, pero yo aprendí mucho de Astori, fui candidato a diputado por él, y él me decía siempre que estaba primero el país, después el departamento y después estaba la fuerza política. 

Y yo creo que en esa área de gestión ambiental es la única área en la que puedo aportar y es un desafío muy grande. Decidí aceptarlo dándole una mano a mi departamento y no cambiando mis principios. Eso lo hablamos, fue una de las primeras cosas que hablamos con Albisu: yo no estoy cambiándome si acepto, y él me dejó bien en claro: yo no te estoy pidiendo que te cambies tampoco. 

Me han recibido muy bien, me siento muy cómodo. Estamos en una etapa de organización, viendo con qué gente contamos, esperando el nuevo organigrama porque van a pasar algunas secciones a depender de gestión ambiental que hoy no dependen. 

Pero estoy contento y creo que fue —me lo han dicho mucho, por eso lo digo— una decisión valiente haber aceptado, porque yo tengo mi trabajo hace 33 años, tengo un cargo dentro de ese trabajo y un sueldo dentro de ese trabajo. O sea que lo mío es tratar de sumar, y no es por un cargo ni por plata.» 

¿De qué te sentís orgulloso en tu vida? 

«Yo me siento orgulloso de tener la valentía de afrontar siempre desafíos. Como afrontamos el desafío con mi señora, ella con 18 años, y pasar un año en CTI esperando que Belén saliera. Dijimos ‘nos separamos acá o no nos separamos nunca más’.

Y después sentir que uno hace las cosas de corazón. Se puede equivocar, hay gente que puede estar de acuerdo, otros que no. Soy una persona que, como te contaba, el único vicio que tengo es viajar, conocer. . 

Y después trato de ayudar, a veces puedo ayudar más, a veces menos, pero siempre en forma anónima, buscando solucionar el problema de la gente.” 

“Creo que de lo más orgulloso que me siento, aparte de la familia, es de considerarme una persona totalmente honesta y confiable. Eso es una tranquilidad, porque por ahí podés tener mucha plata y no podés dormir tranquilo, y yo estoy totalmente tranquilo. No soy una persona a la que le guste andar con la última ropa, prefiero ayudar un poquito con algo a la gente. 

Soy un agradecido a la vida porque me ha dado todas las cosas que me han hecho y me hacen feliz y contento. Y siempre sintiendo el apoyo de mi familia, tratando de ayudar a que los gurises se encaminen y no darles todo tampoco, que ellos aprendan a hacer su sacrificio, su lugar. 

Son de las satisfacciones más grandes y los orgullos más grandes que tengo, además de mi padre y de mi madre. Como siempre digo, mi padre, además, mucha gente nos dice que tenemos un parecido físicamente hasta en la forma de caminar, de haber sacado esa vocación de ayudar a la gente. 

Y uno se da cuenta como que en la sociedad hay un cierto respeto por los apellidos. Por eso yo siempre uso los dos apellidos, porque uso orgullosamente el de papá y el de mi madre también.» 

¿Cómo te gustaría que la comunidad te recordara? 

«Me gustaría que me recordara como una persona simple, honesta, que se preocupa por la sociedad, por hacer cosas, por tratar de mejorar. Después de eso, no calles, ni monumentos, nada de esas cosas, no me interesa. Simplemente que te recuerden por ser buena persona. 

A partir de eso uno tiene todo después, porque cuando uno está mal, porque también a veces uno pasa por sobre giros de mucha actividad, la gente siempre está, los amigos de verdad siempre están. Y creo que es porque uno también está cuando ellos precisan.” 

“Belén se levanta a las 5 de la mañana y me llama para tomar mate. Y a veces ya apronto el de ella y apronto el mío porque sabe que después no sabe a qué hora yo llego a casa, y ella a las ocho de la noche está durmiendo. Entonces aprovecha esa hora de mañana para tomar mate los dos juntos, que quizás es la única hora que nos vemos. Y que Belén tenga ese gesto conmigo es impagable.» 

Tenés tres hijos, pero Belén te deja una gran enseñanza. 

«Sí, porque como te decía, pasamos un año en CTI con ella. Iban 4 meses y seguían diciendo que no tenía posibilidad porque no había llegado al kilo todavía.

Y todo lo que superó, en la cartilla de todas las cosas que había tenido no le quedó ninguna por tachar, porque tuvo paro respiratorio, paro cardíaco, derrame intracraneal. Y ella me enseñó eso de que ‘sí se puede’. 

Pero aparte es una persona que no conoce la maldad, que no conoce el mal, y lo único que hace es como una máquina de dar amor, que llega un momento que digo: ta Belén, dejate de darme besos, dejate de abrazarme. Pero es como súper agradecida. 

Y parte de que nos decían los médicos que ella se había salvado era porque nosotros, mis padres y los padres de mi señora estábamos siempre ahí. Cuando había un lugarcito, pasábamos, le hablábamos, estábamos convencidos de que ella iba a salir adelante. 

Y así creo que es como Belén me puede un poco más. Y aparte dicen que las mujeres, como siempre, son más del padre. Los gurises son más independientes, obviamente que cuando eran más chicos uno los disfrutaba mucho más. Ahora uno ya está en Montevideo, el otro está estudiando y como que van haciendo su vida. Pero Belén como que no va a poder independizarse del todo.”

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