Hoy por Juan José Aramburú
Orlando Cabillón Castro, nacido en la ciudad de Paysandú, hijo de Leonardo Cabillón (funcionario de AFE) y de Evangelina Castro (ama de casa), como el mismo nos detalla, con una hermana que vive en Paysandú. Pero lo cierto es que tras una extensa actividad bancaria que desarrolló desde los 15 años, decidió radicarse en Salto, donde ha cosechado muchos amigos y además se desempeña al frente de un instituto de enseñanza del idioma inglés. Orgulloso de sus hijos, quienes se han abocado a la carrera de Contadores, nos habla de lo que fue su trabajo bancario, pero también los avatares de la vida que lo llevaron a ser dirigente de la Liga Salteña de Básquetbol y estar concretando hoy con el instituto, lo que siempre fue el sueño de su hoy desaparecida esposa.
Al proponerle la entrevista se mostró sorprendido por considerar que no exhibía las necesarias facetas como para ser objeto de este tipo de notas.
Cabillón recuerda en primera instancia su inicio trabajando en el Banco Rural, cuando el quiebre de los bancos, del Banco Trasatlántico, pasando luego a la Caja Nacional de Ahorro Postal en Montevideo. “Luego de un tiempo me trasladaron a Paysandú, cuando la Caja Nacional fue absorbida por el Banco Hipotecario y ahí empecé mi carrera propiamente dicha”.
“Entré como Meritorio”, nos dice, explicando que se trata de la identificación del Auxiliar cuando es menor, la que se extiende hasta los 18 años. “Pude haber estudiado, pero por esa razón que uno empieza a trabajar y a tener su dinero en el bolsillo opté por seguir trabajando en algo que realmente me gustaba. El curso de bancario lo fui haciendo en forma paralela al trabajo propiamente dicho”, nos señala.
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BHU: Desde aquellos
20 préstamos por día a la
casi inactividad de hoy
En tiempos en que los traslados no eran tan sencillos por el hecho que consumir las distancias no se hacía tan rápido como hoy, Cabillón pasa a trabajar en el Banco Hipotecario de Paysandú, luego en varias partes, hasta que asciende a Sub Gerente.
“Es cuando me trasladan a la ciudad de Fray Bentos siendo el primer traslado que hice con mi familia que en aquel entonces estaba compuesta por mi señora y dos hijos”, señala recordando que tiene una tercera hija, esta nacida en Salto. Luego vendría el traslado a Tacuarembó donde se produce un nuevo ascenso, esta vez a Gerente, permaneciendo allí algo más de dos años, “hasta que me trasladan a Salto cuando transcurría el año 1984”. reconoce que sin dudas significaba un paso trascendente por tratarse de “una sucursal importante debido a lo que es la ciudad precisamente”.
No faltó entonces la nostalgia plasmada en la reflexión de que “fue una época en que se trabajaba una enormidad, porque el Banco construía, llegando a escriturar hasta 20 préstamos por día. Eso se contrapone con lo que uno ve hoy, y hasta da lástima verlo casi inactivo, después de haber vivido aquella época tan linda”.
Pero aún no estaba dado el último paso de Cabillón, porque posteriormente es ascendido nuevamente, esta vez a Gerente Regional, estando bajo su responsabilidad las Sucursales de Artigas, Salto, Paysandú, Young, Tacuarembó y Rivera “lo que me lleva a viajar mucho”.
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“Lo importante de todo
es que ayudé a mucha
gente con dificultades”
Lo más rescatable que encuentra nuestro interlocutor en su tarea bancaria se resume en la frase: “Lo importante de todo es que ayudé a mucha gente con dificultades”.
¿Cómo se plasmaba esa ayuda?
“Primeramente uno asesoraba a la gente sobre lo que le convenía hacer. Y después en los problemas naturales de la gente que empieza a pagar su cuota y por distintos factores comienza a tener problemas por razones de trabajo, también porque fallece el del ingreso más importante de la familia, por enfermedad, etc. Y ahí es donde uno tiene que ir viendo, buscando una solución”.
Planteó luego su convicción de que “no hay peor cosa que tomar un expediente y estudiarlo como tal fríamente, sin mirar el problema familiar. Porque la gente que viene a plantear un problema es porque está pasando dificultades y entonces hay que contemplar determinadas cosas. Yo me encuentro hoy con gente que nunca conocí y que sin embargo me abraza y me dice que tiene la casa gracias a mi. Y eso es gratificante, porque uno siempre tuvo la intención de ayudar a la gente”.
“En este tipo de cosas siempre hay soluciones, pero el tema es buscarlas y encontrarlas”, agregó para enfatizar en cuanto a que “la gente en general, es buena pagadora. Sucede que a veces se presentan imprevistos a los cuales es difícil encontrarlos, pero la gente en general es responsable, máxime cuando se trata de la vivienda”, nos dice.
A la hora de hablar de su retiro de la actividad bancaria, Orlando Cabillón recuerda que “en 2003 el Banco presenta una propuesta destinada a gente que aún no tenía edad para jubilarse. Yo estaba cumpliendo la función de Gerente de Sucursales, teniendo a mi cargo todas las sucursales del país. Eran momentos muy difíciles después de la situación de 2002, ya se hablaba de la reestructura del Banco, la que ahora se ha ido concretando. Entonces acepté la propuesta y me retiré, creo que con la satisfacción de haber cumplido con la misión que se me había encomendado”, concluye.
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Dirigente de Básquetbol y continuando
el sueño de su fallecida esposa
A Cabillón lo atrajo siempre el básquetbol. “Es el deporte que más me gusta”, nos dice recordando sus tiempos de jugador en Rodó de Paysandú (club que ya no existe), “dejando allí una enorme cantidad de amigos, porque el deporte deja eso y es algo que he tratado de transmitirle a mis hijos”.
Luego de su llegada a Salto surge la vinculación con los Veteranos con quienes jugaba, para también para plasmarse la relación con Hugo “Cacho” Arrestia, “quien me pidió le diera una mano para trabajar en la organización del Campeonato Mundial que se jugaba entonces en Salto, acompañándolo con mucho gusto”.
Pero el recuerdo no faltó para el momento en que Salto salió Campeón del Interior (ganándole a su Paysandú) y Montevideo a nivel Nacional, “todo lo que me brindó una muy linda experiencia”.
Luego de jubilado me invitan para integrar el Consejo de la Liga Salteña de Básquetbol que iba a presidir Gerardo Chiessa. “Lo acepté y trabajamos un par de años, durante los cuales ordenamos y encausamos muchas cosas, que luego se han ido manteniendo aunque en algunos aspectos se fue mejorando”.
“Se trabajó con un excelente grupo de personas, me correspondía como Vicepresidente encaminar el tema de las formativas y recuerdo que se trabajó muy bien con un grupo que hizo posible una gestión muy positiva, lo que permite conocer a mucha gente y trabar amistad en una forma más amplia”, concluye señalando Orlando Cabillón.
¿Por qué se quedó luego en Salto?
“A mi y mi familia siempre nos gustó mucho Salto. Además mi señora había fundado el Instituto CEDI, lo que era el sueño de su vida y por el cual dio todo. La rentablemente ella falleció y esto es algo que tengo que seguirlo por esa razón y por la cantidad de gente que trabaja en él. Pero además siempre me gustó el tema de la educación, porque es una forma de ayudar, de guiar a niños y jóvenes que hoy tanto lo necesitan”.
El recuerdo nuevamente para su hijo Martín que es Contador Público, para Pablo a quien le faltan dos materias para recibirse también de Contador y Ana Lucía que también hace Ciencias Económicas (cursa el cuarto año). Y a la hora del balance, el entrevistado manifestó estar “muy conforme y satisfecho por haber ingresado a la actividad bancaria como Meritorio y haber llegado al cargo que ocupé teniendo bajo mi responsabilidad de todas las Sucursales del país, de mucha responsabilidad, por la dedicación y seriedad que uno le dedicó. Y sin dudas que estoy muy orgulloso de mis hijos. Además en Salto me siento muy cómodo, porque en definitiva soy hombre del interior, porque acá tenemos otra forma de mirar la vida, hay otro ritmo distinto al de la capital”.