En otras épocas escuchábamos reiteradamente una máxima que sostenía “divide y reinarás”. Hoy parece recobrar vigencia plena, no sólo por lo que ha pasado en Salto, sino esencialmente por lo que está pasando en el mundo entero.
La “brecha”, un término que ha cobrado más vigencia que nunca está presente prácticamente a nivel mundial. Desde las elecciones nacionales de Uruguay, pasando por Argentina y ahora por los Estados Unidos, nos encontramos con países divididos, prácticamente al medio y con posiciones en gran medida irreconciliables.
¿Quién saca provecho de esto?
Pues precisamente intereses ruines y ocultos, que no aparecen e incluso suelen manejar la “brecha” en forma imperceptible pero se refriegan la manos porque saben que nadie se ocupará del daño que ellos puedan causar y al final saldrán ganando.
Hemos llegado a un punto en que la cuestión parece irreconciliable. Hasta se manejan argumentos estúpidos y pareciera que “todo vale” con tal de sacar provecho en beneficio propio.
Es lo que muchos tememos. Hay quienes sostienen que todo pasa por la seguridad y hasta hemos escuchado en nuestros días algunos soñadores con aquellos años de dictadura en los que los uniformes “se respetaban” y no como hoy, que existe una falta de respeto total.
Biden lo ha dicho con total claridad: “seguridad no quiere decir paz y tranquilidad”. Es que mientras no haya justicia social, podrá conseguirse seguridad, mediante una represión severa, drástica y sin miramientos, pero jamás se obtendrá paz social y tranquilidad, porque es sabido que toda la gente víctima de injusticias y discriminadas subrepticiamente, a poco tengan las oportunidades adecuadas, llámese apagón, huelga policial o similar, será protagonista de saqueos y otras tropelías.
No justificamos nada y quienes nos han seguido saben que entendemos que todo delincuente debe pagar por sus fechorías. Un asesino y un violador será siempre un delincuente, pero ello no significa que desconozcamos muchas veces que es lo que lo lleva a delinquir y mucho menos que nos consideremos inocentes en esta situación.
Mientras no haya justicia social lo máximo que podemos conseguir es seguridad, vale decir si doblegamos a la delincuencia con leyes y represión, lo conseguiremos, aunque luego se planteará otro problema, porque será la sociedad quien deberá alijarlo y mantenerlo durante muchos años.
Vale decir que no es la solución a la que aspiramos.
A.R.D.
Nunca más urgente que ahora
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