Lástima es lo que nos causa el saber del escepticismo de algunos periodistas bolivianos en que las instituciones de aquel país finalmente se avengan a colaborar efectivamente con quienes buscan a Sebastián Marset.
Nos llama mucho tan poca confianza en sus autoridades, pero seguramente que nadie puede opinar con mayor propiedad que ellos mismos que viven allí y saben cómo se manejan las cosas allí.
Ha pasado más de un año desde que el Uruguay le entregó el pasaporte que le permitió salir de la prisión en que se hallaba y fugar de las autoridades que le requerían.
Dentro de las enormes cosas que tiene para aclarar el país, se encuentra el pasaje por Salto Grande. Sobre todo en horas de la noche y la madrugada, los controles son bastante lasos, y prueba de ello es la cantidad de droga y otros productos que han sido incautados en los vehículos que pasan o intentan pasar por el puente internacional.
En Salto Grande, no sólo fue en su mayor período un pasaje gratuito del río Uruguay, sino que tampoco los controles eran los que teóricamente corresponden.
Se nos podrá decir que todos los organismos de contralor tienen su representación en el Paso de Frontera allí existente, lo cual es cierto pero el contralor de estos controladores es lo que falla.
En Salto Grande no sólo se ha incautado mercadería de contrabando, sino que además se ha incautados droga ilegal, cigarrillos, perfumes y demás muchas veces disimuladamente escondida en los transportes que pasan por el puente internacional.
Otra duda razonable es aquello de que cuando se detiene un cargamento varios más han pasados antes o pasarán después.
La cuestión es que todos llegan a Montevideo desde donde son cargados y enviados a Europa, esta es una de las causas por la que Uruguay está desprestigiado, es considerado uno de los puntos habituales de acopio o envíos utilizado por el narcotráfico.
En estas mismas columnas hemos abogado por la necesidad de controlar a los controladores. Uno de los sistemas que debiera ser más controlado es el de los contenedores, controlados (teóricamente) en su origen y luego en su destino, pero en los hechos se ha comprobado que son violados en algún punto de embarque y dotados de precintos “clonados”.
Mientras no se asuma esta realidad que involucra a muchas autoridades y demuestra una vez más que “manda don dinero” no habrá salida para este tema y muchos otros en cuya causa incide el narcotráfico.
A.R.D.