Son muchas las mujeres que a lo largo de la historia han decidido salirse de la norma y abrir el camino hacia la igualdad de oportunidades, algo nada fácil en un mundo en el que tenían muy definido su papel.
El periodismo, como tantas otras profesiones, también contó con importantes figuras femeninas en sus inicios. Fue un arranque tímido. Lento. Pero ellas cambiaron la historia y demostraron que el periodismo también tiene nombre de mujer.
Francisca de Aculodi
Francisca de Aculodi (siglo XVII) es considerada la primera mujer española que se dedicó al periodismo. En 1683

fundaba en San Sebastián ‘Noticias Principales y Verdaderas’, una revista quincenal que era una traducción al castellano de un periódico editado en francés en Bruselas y en el que, además, se incluían noticias que ella misma redactaba. En el año 2013 la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) creó los Premios Francisca de Aculodi con el objetivo de impulsar y dar a conocer la inclusión de la perspectiva de género en los trabajos de fin de grado.
Beatriz Cienfuegos
Entre 1763 y 1764 Beatriz Cienfuegos publicó ‘La pensadora gaditana’, un periódico semanal crítico sobre las costumbres masculinas y femeninas y otros temas de interés de la época. Hay muchas teorías acerca de la identidad de esta figura que, para algunos historiadores, parece ser en realidad un clérigo. Otros, sin embargo, defienden que por diversas leyes de la época es imposible que se tratara de un hombre. Ahí os dejamos el misterio…
Carmen de Burgos
Carmen de Burgos (1867-1932), alias Colombine, fue la primera corresponsal de guerra de la historia de España. Trabajó como periodista en diversos medios a lo largo de toda su carrera: ‘El Universal’, ‘El Globo’, ‘La Correspondencia de España’, El ‘Heraldo de Madrid’ y ‘ABC’. Cubrió diferentes episodios de la Guerra de Marruecos en 1909, convirtiéndose en pionera en la cobertura de conflictos bélicos. La emancipación femenina, el derecho al voto y el divorcio fueron los tres pilares de su lucha a lo largo de toda su vida.
Emilia Pardo Bazán
Emilia Pardo Bazán (1851-1921) fue una intelectual incansable: periodista, ensayista, crítica literaria, poeta, dramaturga, traductora, editora y catedrática. En ‘La Revista Compostelana de Santiago’ daba inicio a su producción periodística allá por 1876. Más tarde colaboraría con diversos medios de Madrid y Barcelona, entre los que destaca su trabajo en ‘El Imparcial’ desde 1887 a 1920. Se considera a Emilia Pardo Bazán la antecesora de las corresponsales en el extranjero ya que muchos de sus artículos llegaban desde Roma, París y Venecia.
Jane Grant (1892-1972) fue una destacada periodista y feminista norteamericana.
Nació en Missouri en 1892; llega a Nueva York en en 1908 y comienza pronto a trabajar en la redacción del diario The New York Times. De hecho fue la primera reportera “de pleno derecho” en este periódico. Desde el principio comenzó a escribir sobre mujeres y sus actividades profesionales. Se mantuvo en este medio por espacio de 15 años.

Además de periodista, Jane Grant era también cantante y bailarina; como tal fue enviada, durante la Primera Guerra Mundial, a animar a las tropas norteamericanas en los frentes de batalla de Francia. En 1920 se casa con Harold Ross, un miembro del grupo conocido como “el círculo vicioso” que más tarde pasaría a ser la Mesa Redonda de Algonquin. Se divorciarían 9 años después, en 1929.
En 1921 Ruth Hale y Jane Grant fundan la Liga de “Lucy Stone”, organización para “ayudar a las mujeres a mantener su apellido de soltera después del matrimonio”. Este Liga fue muy activa durante la década de los años 20 y 30, y sigue vigente aún, en defensa de los derechos de las mujeres de EE.UU.
En 1925 Jane Grant y dos periodistas más crean la revista The New Yorker; dentro de ella Jane Grant actuó como supervisora económica y de contenidos. La revista subsiste en la actualidad y es referente para un importante sector de la intelectualidad norteamericana.
En 1943 Jane Grant edita su libro Confesión de una feminista en el que narra sus experiencias en medio de un mundo periodístico dominado por los varones. Continuó su actividad en la defensa de causas feministas y formó parte del Consejo Nacional de las Mujeres, desde el que defendió la Enmienda por la Igualdad de Derechos.
En 1968 publicó un nuevo libro de memorias, titulado en este caso Ross, The New Yorker y yo. Murió en 1972. El personaje de Jane Grant aparece en la película La señora Parker y el círculo vicioso (de 1994).
Josefina Carabias
Josefina Carabias (1908-1980) fue una abogada, escritora, locutora, corresponsal y periodista española. Debutó con 23 años como periodista en la revista ‘Estampa’ gracias a una entrevista a la política Victoria Kent, directora general de Prisiones. Trabajó escribiendo crónicas políticas para dos importantes diarios: ‘Ahora’ y ‘La Voz’. También trabajó en la radio. Finalizada la Guerra Civil española se incorporó al diario ‘Informaciones’, para el que trabajó como corresponsal en Washington desde 1954. En 1959 se trasladó a París como corresponsal del ‘Diario Ya’, periódico en el que ejerció hasta el final de su carrera.
La primera periodista de América, Margaret Fuller (1810-1850)
Margaret Fuller pasó a la historia del periodismo americano por haber sido la primera mujer en conseguir un contrato en una redacción de un periódico. Su carrera no se quedó en eso, pues pronto se convertiría también en la primera corresponsal femenina en Europa. Afín a los movimientos trascendentalistas, Margaret propició la creación de grupos de discusión femeninos y defendió activamente los derechos de las mujeres. Casada y con un hijo, Margarita terminó su vida trágicamente a bordo del barco que la trasladaba de vuelta a América tras su trabajo como corresponsal. De haber sobrevivido, a buen seguro que hubiera seguido regalando al mundo intelectual sus sabias y comprometidas palabras.
Sarah Margaret Fuller nació el 23 de mayo de 1810 en Cambridgeport, Massachusetts. Margaret fue la primogénita de Timothy Fuller y Margaret Crane. Fue su padre quien decidió que su hija recibiera una educación estricta alejada de los estereotipos de formación femenina.
En 1817 su padre fue elegido miembro del Congreso de los Estados Unidos por lo que durante un tiempo su vida estuvo a caballo entre Massachusetts y Washington. En 1819 Margaret ingresó en el Port School de su ciudad natal y dos años después en el Liceo para jovencitas de Boston. En sus años de estudio, Margaret leía con avidez y se dio cuenta que no tenía las mismas inquietudes que sus compañeras de estudio.
Tomando las riendas de su familia
En 1835 su padre fallecía de cólera dejando a su familia en una situación económica complicada. Margaret, la primogénita, decidió que debía hacerse cargo de su madre y sus hermanos y empezó a trabajar como maestra en una escuela de Boston.
Además de hacerse cargo de los suyos, Margaret decidió organizar reuniones de mujeres en las que discutir sobre distintos temas alejados de los considerados estrictamente femeninos. Pretendía así paliar la falta de educación de las jóvenes de su tiempo. A sus reuniones se fueron añadiendo mujeres afines a los movimientos feministas de la época.
Editora y corresponsal
En 1839 Margaret Fuller fue contratada como editora del periódico trascendentalista The Dial. En este periódico inició una serie de artículos relacionados con las mujeres, sus derechos y su situación social que terminarían convirtiéndose en un libro, titulado Las mujeres en el siglo XIX. Su obra fue la primera de muchas obras feministas y pasó a ser un referente para los movimientos en defensa de los redechos de las mujeres.
Después de cuatro años como editora del Dial, Margaret se trasladó a Nueva York donde aceptó un puesto similar en el New York Tribune. En 1846 el diario le propuso viajar a Europa como corresponsal, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar ese puesto. Sus principales destinos fueron Inglaterra e Italia y cubrió momentos de la historia tan importantes como la revolución italiana. Fue precisamente en Londres donde conoció a Giuseppe Mazzini, uno de los protagonistas de la revolución, y a Giovanni Angelo Ossoli, un italiano con el que posiblemente mantuvo una relación que no se sabe si terminó en matrimonio. Lo cierto es que Margaret y Giovanni tuvieron un hijo y se trasladaron a vivir a Florencia. La pareja se implicó activamente en la defensa de la república italiana, una experiencia que Margaret pensaba plasmar en un libro.
El final del trayecto
Pero al decidir su vuelta a los Estados Unidos, el barco en el que viajaban los tres, Margaret, Giovanni y su hijo, se hundió poco antes de llegar a Nueva York. Solamente sobrevivió el pequeño Angelino.
Un hermano de Margaret, Arthur, decidió años después recopilar sus escritos y publicarlos para que no cayeran en el olvido.