No todo es “malaria” en la pandemia que vivimos. Una prueba de ello es la visibilidad de la sociedad hipócrita que tenemos y el revelar en qué medida nos creemos solidarios, nos entendemos solidarios y cuán lejos estamos de ser realmente solidarios.
Para ello nada mejor que definir la solidaridad, porque no es dar lo que nos sobra, sino compartir lo que tenemos con quienes han recibido mucho menos que nosotros y para quienes el sentido de la vida no es el que disfrutamos nosotros.
Generalmente nos creemos solidarios cuando aportamos a ciertos programas televisivos, o ciertas demandas en casos complicados de enfermedades, malformaciones o similares.
Si fuéramos transparentes en ello tendríamos que decir cómo se efectúan estos aportes (en el caso de campañas televisivas generalmente es descontando impuestos) y por supuesto que los medios masivos aportan su espacio, creemos que sin costo para estas actividades “solidarias”.
Ojo no estamos en contra de estas campañas que bien sabemos lo que aportan a estas causas. Tampoco estamos contra la gente (mucha) que aporta de lo que tiene para si, solamente estamos en contra de la hipocresía, de aparecer como gran donante cuando en realidad quien aporta es el Estado.
Hoy la pandemia nos deja como enseñanza ineludible, que somos parte de un ecosistema en el que compartimos muchos más de lo que creemos. No sólo el aire que respiramos, sino el hábitat, la fauna y la flora y más mucho más.
Cada vez más vamos asumiendo, somos sólo un minúsculo elemento en este mundo en el que creemos que estamos solos, no dependemos de nada más que de “don dinero” y cuanto más tengamos, más valemos. Craso error, llegará el momento en que nos daremos cuenta que nada de esto vale más que la vida mismo.
Hoy entendemos que todos dependemos de todos y nada de lo que se haga individualmente deja de afectar o puede al menos dejar de afectar al resto de la humanidad.
Es una lección que deberíamos de aprender. Estamos cansados, agobiados de escuchar exhortaciones a “cuidarnos y cuidar a los demás”. Deberíamos de aprender que esto es solidaridad y si no hemos sido solidarios difícilmente la sociedad responda como nunca le hemos sabido responder nosotros.
Deberíamos de darnos cuenta que curiosamente el virus actual ha causado mucho más daño en la clase media y alta que en la clase baja. Para quienes creemos, hay en esto un claro mensaje. Para quienes no creen quizás sea la forma de entender mucho más la necesidad de cuidar la biodiversidad.
A.R.D.