Cuando escuchamos en este año electoral, más “cargos” que planes que se atribuyen a los gobiernos
anteriores, pensamos pobre democracia. Pareciera que todo lo hecho estuvo mal y que podemos
hacerlo mucho mejor,
Sin embargo lo que seguimos escuchando y viendo nada tiene mejor. A lo sumo se promete seguir por el
mismo camino, pero ¿vivimos en una sociedad sana y ordenada? ¿Estamos bien? O se mide todo por el
dinero y ni siquiera la vida tiene ya el valor que hasta hoy se le dio y “se mata por dos riales” ?
Estamos es un momento en que quienes aparecen como líderes actualmente, pierden el tiempo
discutiendo si tal frase o tal palabra significa tal o cual cosa. Se justifica todo lo que se hace por parte de
los suyos y se condena lo que se hace por parte de quienes son sus rivales.
A nadie pareciera interesarles los temas que realmente preocupan al ciudadano. Es así que la mirada es
superficial. Si hablamos de seguridad, no profundizamos en sus causas. Mucho menos vamos a
considerar que tenemos parte de la culpa de que hayamos llegado a la situación actual.
Se discute si detrás de una “filtración” hay un plan político o no, pero nadie discute si es cierto o no el
contenido de la filtración y ni siquiera se tiene claro que todo lo que diga o haga algún jerarca máximo,
es noticia.
Se apunta al mensajero, olvidando que la tarea periodística consiste el echar luz precisamente donde no
la hay. Nadie parece hacerse cargo del famoso eslogan del “hace la tuya”, política nefasta, sin escrúpulo
de ninguna clase y que escuchamos pregonar en nuestro país.
Hoy nos quejamos de los asesinatos (hoy llamados “homicidios”), pero nos olvidamos cuando directa o
indirectamente les enseñamos a aquellos niños, hoy jóvenes y personas mayores, que la meta era tener
dinero. Si para lograrla debiera apoyarse en la cabeza de su madre, esta política lo justificaría.
Pareciera que nadie pregonó esto, y por supuesto que nadie lo haría expresamente, pero determinadas
políticas y leyes lo fomentaron y hoy vemos sus resultados.
Días pasados sosteníamos que el país necesita que se discutan las ideas y el bienestar general debe
ser el objetivo, pero mientras la meta sea echarle las culpas a los gobiernos anteriores, hacerles ver
cuán equivocados estaban o están, no lograremos avanzar y sólo cabe esperar que a lo sumo sigamos
estancados, perdiendo tiempo, mirando el árbol y no el bosque.
A.R.D.
