Con 36 años de ejercicio como médico rural en Rincón de Valentín y una vocación que ha resistido al aislamiento y la falta de recursos, el médico salteño Ramón Soto fue designado recientemente como primer referente nacional de la ruralidad por el Ministerio de Salud Pública (MSP). Se trata de una figura nueva dentro del organigrama de la cartera, con el objetivo de visibilizar los problemas estructurales del primer nivel de atención en el ámbito rural y generar políticas públicas que surjan desde el territorio.
En diálogo con El Pueblo, el Dr. Soto destacó que esta responsabilidad no implica abandonar su tarea cotidiana como médico rural. A sus 61 años, entiende esta nueva función como una extensión natural de su compromiso con la salud comunitaria. “Lo importante es que se reconozca una mirada desde la ruralidad hacia el diseño de las políticas. Hay muchas inequidades territoriales y sin recurso humano no hay estrategia que funcione”, afirmó.
Una brecha que se mide en geografía y personas
Los números que maneja Soto son elocuentes. Mientras que Montevideo concentra cerca del 75% de los médicos del país y el sur del Río Negro aglutina un 94% del total, apenas el 6% de los profesionales están radicados en el norte. En zonas rurales, esa proporción se reduce al 1% de todo el Uruguay. “Encontrar médicos efectivamente instalados es muy difícil. Seremos unos 150 en todo el país”, explica.
Frente a este panorama, uno de los grandes desafíos es asegurar la presencia efectiva de personal capacitado en lugares alejados, algo que va más allá de la cobertura formal. Soto propone explorar nuevas figuras profesionales, como enfermeros con capacitación específica para actuar como paramédicos en zonas donde no hay médico estable. Porque el contacto humano, presencial, la tecnología no podrá reemplazar jamás.
Telemedicina: un atajo hacia la equidad, pero no la solución definitiva
El avance tecnológico y la conectividad creciente permiten pensar en herramientas como la telemedicina y la telesalud como instrumentos complementarios. Para Soto, son “atajos” que pueden acercar equidad en la atención, pero nunca reemplazarán la relación humana que se construye en el vínculo presencial.
“La relación médico-paciente no es solo palabras: es un apretón de manos, una sonrisa, un silencio compartido. La tecnología ayuda, pero nunca sustituye la presencialidad”, dijo, reafirmando la necesidad de contar con equipos locales en cada comunidad. Además, recordó que para activar cualquier atención remota o emergencia, primero debe haber alguien en el lugar que evalúe la situación y coordine el traslado.
Cuatro ejes para una estrategia nacional
Como parte de su nueva función, el Dr. Soto se propone impulsar una estrategia que incluya cuatro ejes prioritarios:
- Patologías tiempo-dependientes: infartos, ACV, hemorragias o siniestros graves que requieren respuesta rápida y traslados eficientes a centros de mayor complejidad.
- Primera infancia: reforzar la atención en niños desde edades tempranas, con foco en prevención y controles continuos.
- Salud mental: avanzar en un abordaje integral, especialmente en niños y adolescentes, incluyendo la prevención de consumos problemáticos.
- Diseño de figuras intermedias: fortalecer el papel de enfermeros rurales como agentes clave en la detección, atención primaria y coordinación.
Pensar desde el territorio, articular con todos
Soto entiende que este nuevo rol requiere sentarse con actores de todos los sectores: direcciones departamentales de Salud, prestadores públicos y privados, parlamentarios y alcaldes. “Cada departamento tiene su realidad, sus policlínicas, sus ambulancias… hay que articular, conocer, y sobre todo escuchar”, afirma.
Desde hace semanas, inició una recorrida por el interior del país para recoger miradas y pensar planes piloto. Ya estuvo en Treinta y Tres y Paysandú, y próximamente visitará Artigas y Tacuarembó. La tecnología también ayudará a mantener el contacto mediante reuniones virtuales.
Aunque no aspira a que esta función se convierta en un cargo presupuestado, sí apuesta a que se institucionalice. “Ojalá que esto no sea una figura pasajera. Aunque avancemos un paso pequeño, que no se vuelva atrás. Es importante que el MSP tenga una mirada específica sobre la ruralidad, porque desde ahí se diseñan las políticas nacionales”.
Con la autoridad que le da la experiencia y la humildad del trabajo silencioso, Ramón Soto se convierte en el primer rostro visible de una problemática que ha sido largamente postergada. Y desde su consultorio en Rincón de Valentín, comienza a tejer puentes para que la salud en el Uruguay profundo deje de ser una carencia y empiece a ser una garantía.