En Salto algunos parecen descubrir ahora que existe un vertedero municipal, como si hubiera nacido hace tres meses. Durante diez años completos la situación estuvo estancada, sin soluciones estructurales, sin reclamos serios, sin voluntad política real para enfrentar el problema. Pero apenas cambia el gobierno, aparece una catarata de exigencias inmediatas, como si se pudiera revertir en semanas lo que otros dejaron pudrir durante años.
La memoria selectiva es cómoda. La responsabilidad, no tanto.
Y frente a esto vale recordar una idea troncal del Batllismo, que sigue vigente más de un siglo después:
“El Estado no está para mirar desde afuera: está para intervenir, ordenar y proteger a la sociedad.”
Esa definición batllista se aplica hoy, palabra por palabra, a la política ambiental y a la gestión urbana. Porque el cuidado del entorno, de los espacios públicos y de la salud colectiva no es un lujo: es una obligación del Estado y un derecho de la comunidad.
Por eso sorprende tanto que quienes gobernaron una década sin mover un dedo para transformar el vertedero, hoy exijan resultados inmediatos. ¿Dónde estaban antes? ¿Por qué no reclamaron entonces? ¿Por qué ahora tanto apuro, cuando la misma ineficiencia que se silenció durante años se pretende resolver mágicamente en tres meses?
Mientras tanto, la nueva administración ya mostró señales concretas: plazas libres de humo y alcohol, mantenimiento regular, espacios recuperados, pasto corto, orden visible. Son cambios simples, sí; pero son cambios reales. Y sobre todo, muestran algo que antes faltaba: decisión política.
¿Que hay que cambiar la política ambiental? Perfecto. Ese es el camino. Y desde el Partido Colorado estamos para impulsarlo, acompañarlo y exigirlo cuando corresponda. Pero exigir a los tres meses lo que otros no hicieron en diez años es simplemente irresponsable.
El Batllismo siempre sostuvo que el progreso exige constancia y que las transformaciones profundas llevan tiempo. No se trata de justificar nada: se trata de ver la realidad sin hipocresía.
Si la gestión debe corregir rumbos, lo haremos saber. Pero no vamos a permitir que la crítica fácil tape lo evidente: por primera vez en mucho tiempo hay voluntad de ordenar, de cambiar y de enfrentar los problemas haciéndose cargo según manifiesta nuestro Intendente.
Y eso, en Salto, ya es un avance enorme y no es posible olvidar lo que tuvimos en los últimos años. GECS





