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miércoles, noviembre 19, 2025

María Noel Sterla: la profesora que los alumnos eligieron homenajear

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Diario EL PUEBLO digital

Hay docentes que atraviesan generaciones enteras, que se vuelven un nombre habitual en los pasillos, un referente silencioso que acompaña a los estudiantes desde la timidez de su primer día hasta el orgullo del último. Docentes que no solo enseñan una asignatura, sino que enseñan a ser, a insistir, a levantarse cuando la vida —o el estudio— se hace cuesta arriba. Una de esas docentes es María Noel Sterla, una mujer que lleva más de tres décadas dedicando su vida a las aulas, a los chiquilines, a ese espacio donde el conocimiento se mezcla con la contención y el afecto.

Con una trayectoria que comenzó en los años 80, en plena transición entre la dictadura y la democracia, María Noel atravesó cambios de planes de estudio, revalidaciones, exámenes libres, dificultades familiares y hasta destituciones administrativas que marcaron una época convulsionada. Pero nada la apartó de su vocación. Nada logró que soltara ese impulso casi instintivo de enseñar, de acompañar, de estar. Desde 1984 no dejó nunca de dar clases. No dejó nunca de creer en la docencia como camino.

A lo largo de 31 años en el Liceo 6, unos 25 en UTU en el área de Turismo, más de dos décadas en Formación Docente y también su labor en el PEP —el antiguo IAE—, construyó una trayectoria marcada por la constancia, la entrega y la sensibilidad. Para ella, todos los estudiantes son iguales, vengan de donde vengan. “Acá no hay diferencias ni clase social”, dice, y en esas palabras se resume una actitud que sus propios alumnos destacan: la capacidad de estar, de apoyar, de motivar y de creer en ellos incluso cuando sienten que ya no pueden más.

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La sorpresa que motivó esta nota nació justamente de quienes más la conocen en ese rol: sus estudiantes. Fueron ellos quienes pidieron contar su historia, quienes sintieron que detrás de la docente que los guía día a día había también una mujer digna de reconocimiento. Una mujer que, sin darse cuenta, se volvió sostén, inspiración y ejemplo.

Prof. Ma. Noel Sterla junto a sus alumnos
Prof. Ma. Noel Sterla junto a sus alumnos

Mientras conversábamos con María Noel, ella relataba su camino con esa mezcla de orgullo y humildad que solo tienen quienes aman lo que hacen. Recordaba anécdotas, hablaba de su familia, de sus comienzos, de los planes de estudio que cambiaron cuando recién empezaba. Contaba entre risas algunas ocurrencias de sus alumnos, y también compartía la emoción de quienes alguna vez le agradecieron haber sido el empujón para no abandonar.

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Lo que no imaginaba era que, detrás de la entrevista, se preparaba algo más. Una sorpresa que llegaría en el momento justo, con las palabras justas, de las voces que más significado tienen para un docente: las de sus estudiantes.

Por tal motivo, la protagonista de la historia de vida de hoy es María Noel Sterla.

«Mi familia está formada por mi esposo y mi hija. 30 años de casados. Mi hija está estudiando en Montevideo Ciencia de la Comunicación, Publicidad y Diseño Gráfico.»

¿Cómo comenzó tu pasión por la docencia, por el enseñar?

«Primero yo quería hacer medicina o algo de la rama de la biología, y me empezó a gustar la geografía ya por los años 80. Y cuando iba a empezar con la carrera dije: no, me gusta geografía, me gusta trabajar todo lo relacionado no solo a la geografía física sino la humana, la económica, o sea, me interesaba muchísimo, y de un día para el otro dije: me gusta la docencia, me gusta enseñar. Fue un cambio radical porque, la verdad, que siempre hay piedras en el camino. Cuando salí del liceo nunca había tenido problemas; viene una circular de Montevideo cuando yo empecé a estudiar en el 83 donde decía que los que habíamos comenzado teníamos que volver todos para atrás porque el plan se había terminado en la docencia. Yo dije: bueno, si se termina… Mis compañeras dijeron: si tenemos que volver todo para atrás dejamos, y en mi caso dije no, yo voy a empezar de nuevo. Y empecé con el otro plan, con el plan 84, 86, y me revalidaron algunas materias y seguí estudiando con el Instituto de Formación Docente, con el IPA. Iba a estudiar al IPA y después mi padre se enfermó y empecé a dar todos los exámenes libres. Empecé a trabajar en el 84, me acuerdo hasta el día de hoy, en junio del 84. Ahí fue la transición entre la dictadura y la democracia. A nosotros, que habían ingresado, nos habían destituido para restituir, pero después volvimos de nuevo porque era como un cambio que había entre una cosa y otra. Desde el 84 hasta el día de hoy nunca dejé de dar clases.»

«La verdad, me siento orgullosa y sobre todo cuando me dicen: vos tendrías que haber seguido la dirección, subdirección o haber sido inspección. No. Les digo: a mí déjenme. Tuve la experiencia de ser subdirectora en el Liceo 6 y al otro año lo pensé y digo: no. A mí me gustan las clases, me gusta estar con los chiquilines. Y volví a la enseñanza áulica, y de ahí sí, no paré. Pasé con los chiquilines hasta el día de hoy, siempre ayudándolos a todos por igual. Acá no hay diferencias ni clase social, nada. Y ahí estoy entre el Liceo 6 —que hace 31 años que doy clases—, ya como 25 hace que doy en UTU toda la parte de Turismo, que me apasiona, me apasiona cómo se trabaja. En este momento estoy en el PEP, que era el IAE, y en Formación Docente desde el año 99 que también estoy dando clases.»

Esta nota a María Noel fue un pedido de un grupo de alumnos.

Qué lindo para vos y lo que debés de sentir.

«Esto para mí fue, la verdad, una sorpresa. No lo pensaba. Si los estudiantes me pidieran que viniera acá… cuando me dijeron… y bueno, veníamos en el ómnibus; cuando veníamos del viaje —hicimos dos este año, sobre todo el de Cerro Largo—, una de las muchachas me dijo que gracias por el apoyo, iba a dejar. Y le digo: no dejes. Mamá de uno de los chiquilines que no tenemos en el grupo… él cambió notoriamente con nosotros. Y eso, la verdad, que cuando me dijeron no podía creer. Se me llenan los ojos de lágrimas porque no pensaba que me iban a hacer venir. Y yo les decía: ¿pero a ustedes les parece? Volví de nuevo: ¿no será mucho? Y ahí se me enojaron y dicen: no, no, queremos. Bueno, les digo: voy porque ustedes me lo piden.»

Eso te lo ganás vos, porque más allá de que les guste la materia o no, hay algo en vos donde se sentirán identificados, te quieren.

«Los chicos se creen que soy la madre, los de séptimo; los grandes como que los motivo a que sigan estudiando. Lo mismo que a los de Magisterio, siempre les hablo. Más allá de que sea un docente, me parece que el trato con ellos es un trato muy especial.»

«Hace mucho tiempo que estoy en la docencia y eso lleva.»

«Hace 33 años que estoy en Inmaculada. Nunca hice diferenciación de qué es público ni qué es privado; para mí todos son iguales, mis estudiantes y la dirección, que la respeto siempre.»

¿Alguna anécdota que tengas de algún alumno que te haya quedado?

«Lo que me da risa son las faltas de ortografía. Entonces con una de las de mi barra… por ejemplo ‘huevo’ sin h y v. A uno le digo: trae el papelito, y decía ‘degate de goder’. Entonces quedó. Ahora somos nosotras las grandes que decimos ‘degate de goder’, son anécdotas que te quedan porque son chiquilines y pensás que no van a decir eso, que para nosotros era una mala palabra hace tiempo y ahora está el ‘degate de goder’, pero en otro tono. Y hay anécdotas en cantidad…»

María Noel habla y es imposible no sentir cómo se le ilumina la vida en cada recuerdo. Cada palabra suya tiene el peso de los años, de las aulas, de los viajes con estudiantes, de los miedos que acompañan a quienes enseñan… pero también la ternura de quien jamás perdió la vocación. Mientras cuenta su historia, uno puede imaginar sus ojos brillando, esa mezcla de orgullo y humildad que solo tienen los docentes que dejaron huella sin proponérselo.

Hay algo profundamente conmovedor en cómo se sorprende cuando sus estudiantes la eligen, cuando la llaman, cuando le agradecen. Como si no fuera consciente de todo lo que da. Como si no supiera que, para muchos, ella fue el abrazo en el momento justo, la palabra que evita abandonar, la guía que orienta sin imponer. Porque María Noel no solo enseña geografía o turismo: enseña a creer en uno mismo.

Y así seguimos dialogando con la Profesora, donde siguió contando su amor por la docencia y más… pero ella no sabía que la sorpresa que teníamos para ella no era hacerle la nota. La sorpresa estaba por llegar.

Seguimos dialogando y ella siguió contando, y en un momento inesperado se abre la puerta del estudio donde estábamos realizando la nota y sí, llegó… llegó esa sorpresa que ella no imaginaba: tres alumnos que, además de obsequiarle regalos, venían a transmitirle lo importante que era para ellos contar con ella, su profesora.

Se emocionó mucho, hasta las lágrimas. En verdad nos emocionamos todos. Y ahí Cecilia, Martín y Juver.

«Contar la historia de vida de esta profe para mí es un ejemplo porque sinceramente, cuando la conocí, tuve afinidad con ella.» expresaba la alumna Cecilia Gómez.

«La vocación de ella es diferente. Desde el primer momento que entré al liceo fue una de las profes que siempre me apoyó. Y si sigo estudiando es gracias a ella, y si me voy a recibir también, porque cuando dejé siempre fue ella que estuvo ahí. Por eso tengo esa afinidad con ella.» expresaba Cecilia Gómez.

¿Por qué eligieron a la profesora para hacer esta historia de vida?

«Apoyó a mi madre. Una de las primeras profesoras que siempre la estaba apoyando, le decía: dale, dale, no pares. Era la que más la apoyaba. Y más allá de todo, siempre fue una buena profesora. Por mi parte fue una gran profesora. Siempre estuvo para los gurises, siempre estaba ahí.» expresaba Martín Martínez.

«La profe, de mi parte, desde el principio que yo la conocí, tuvimos esa conexión de llegar a clase y que te dé la bienvenida. Y a la vez de darte la bienvenida, ya empezar a enseñarte. Ella siempre busca que vayas para adelante, nunca que te quedes atrás ni nada de eso. Sobre todo cuando yo llegué a clase, que fue este el primer año que yo arranqué acá, fue un gustazo enorme tenerla en nuestra clase como profesora, como maestra. Guía nuestro camino día a día con su suma experiencia. Ella siempre nos apoya y está ahí para nosotros, a pesar del esfuerzo, siempre para adelante. Dice: ‘gurises, estudien, que es la fuente del futuro’. Algo que a mí me queda siempre de parte de los profes, y sobre todo con ella, que me enseñó a manejar muchas aplicaciones, cómo hacer los trabajos, de qué manera va esto… Eso es para que vos entiendas que esto tiene que salir así para que salga bien y la gente te dé ese aplauso que a veces muchos de nosotros buscamos. Y ella es una de las guías que nos ayuda a llegar ahí.» comentaba Juver Rodríguez.

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