Recientemente se ha confirmado que ya está por lo menos en cinco de los 19 departamentos del Uruguay, actuando y tiene sus “filiales” una de las bandas más tenebrosas del Brasil. En alguna oportunidad lo hemos dicho las relaciones y la comunicación entre los delincuentes se hacen con mucha más rapidez, que las comunicaciones “oficiales” y burocráticas que suelen demorarse muchos meses.
Los uruguayos nos golpeamos el pecho invocando nuestro sistema democrático, como uno de los más justos y genuinos del mundo. Pero cuando esto se dice habría que ver quien lo dice basado en qué argumentos lo dice, y sobre todo si no está interesado en ocultar algo.
Porque es obvio que si un sistema sirve para nuestros planes y propósitos es probable que esté yo entre los primeros que lo elogien. Pero habría que saber exactamente a quien le sirve el sistema actual ¿de qué justicia me habla? Los argumentos que se esgrimen ¿son auténticos e innegables? ¿Mis propósitos son los mejores y más justos?
Cuando afirmamos que tanto el tribunal de Cuentas, como la Junta Anticorrupción, como otros organismos similares, si no cuentan con recursos suficientes y sobre todo con las potestades que les permitan tomar medidas cuando advierten que existen irregularidades, se convierten en instituciones creada con el único fin de dar una imagen mentirosa.
En realidad se convierten en una forma más de “disfrazar” sueldos y otras prebendas que pagamos todos los uruguayos, sin que tengan ninguna justificación y los disfruta el poder político y otros designados “a dedo”.
La imagen de país que da el Uruguay con una y mil fotos, no representa fiel y profundamente lo que sucede con nuestra democracia. Estamos de acuerdo que la convivencia, es tolerancia, es aceptar las diferencias y convivir en un mundo que quizás no sea el que pretendemos, pero si es el que tenemos.
Estamos de acuerdo y sabemos perfectamente que la democracia uruguaya conserva algunos valores que ya se consideran extinguido en otros lugares.
Uruguay no es una isla y también nuestro país aparece dividido casi en mitades, por dos “familias” ideológicas, pero como lo hemos dicho siempre, más allá de estas diferencias somos capaces de convivir´
La nuestra no es una democracia perfecta. Tiene sus deficiencias (para nosotros), tiene sus defectos, pero tiene también un valor que el mundo califica de “raro” y nosotros consideramos que siempre se debe conservar.
Bienvenida la imagen de país que hemos dado al mundo. Bienvenido el diálogo, la discusión y por sobre todas las cosas la convivencia, pero que nadie se equivoque no todos los uruguayos pensamos de la misma manera.
A.R.D.