El despertar de la noche, o por lo menos el principio del final del día, cuando FEDERICO AGUSTÍN MOREIRA GUARINO, el ganador de Rutas de América llegó a Salto.
El domingo a la noche fue el arribo a Cerro Largo, para compartir el tiempo ganador con la tierra que le concedió esta abierta y fermental chance de protagonismo.
Es la segunda vez que se impone en Rutas de América, después de aquella primera edición cuando nacía la nueva década.

Agustín volvió a valorar «a quienes son parte de un club que nos aporta todo lo básico y más, como para que nosotros solo pensemos en la respuesta. Por eso fuimos a Melo y por eso nos quedamos esas horas».
Sobre la 1.30′ de ayer lunes, cuando Agustín logró conciliar el sueño en el hotel destinado de la capital arachana. En las primeras horas de la tarde, rumbo a Salto y llegando a suelo «naranjero» para que la Zona Este con el estadio Dickinson como punto de partida, para que fluyera la columna de autos con el ganador en primera escena.
Los reencuentros que no faltaron. El abrazo con los abuelos de la siempre vigente calidez, el afecto de los amigos transmitido como tantas veces.
Fue el lunes en que el rey de Rutas de América retornó a su comarca.
Tan solo algún día o algunos días de tregua. Sabe que la Vuelta del Uruguay a disputarse en el mes que viene, es la consigna en el horizonte inmediato. Igualmente en la semana no faltarán los reconocimientos. De la gente, claro está, pero también desde ámbitos gubernamentales de acuerdo a lo que se revelara a EL PUEBLO, como un medio periodístico más en el arribo del campeón. Agustín es de los obsesivos a la hora de la exigencia personal.
Casi un calco de Federico en esa materia. El fin sin concesiones: darlo todo, para que la puerta del mañana se abra otra vez. No tiene chance de doblegarse.
Y tampoco lo quiere.
(Foto Massarino, EL PUEBLO).