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Diario EL PUEBLO digital
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Cuando la Asociación de Defensores de Oficio denuncio un recrudecimiento de los casos de abuso policial, una vez puesta en vigencia la Ley de Urgente Consideración (LUC), sin presentar pruebas de estos abusos. Voces del oficialismo salieron inmediatamente a rechazar y condenar estas afirmaciones como falsas, mentirosas y demás.
Entre los argumentos que se usan hoy para defender la vigencia de la LUC (no estamos tomando posición sobre esta iniciativa), es precisamente el hecho de que “nada de lo que se predijo que sucedería, esto es el “gatillo fácil”, las detenciones arbitrarias y demás, han sucedido según quienes defienden esta ley.
Pero he aquí que nada se ha dicho sobre las denuncias de los Defensores de Oficio. Creo que el pueblo tiene derecho a saber y si se afirma algo que no es cierto, se debe aclararlo y decirlo con todas las letras.
Pero si hay algo lógico, también debe decirse. Es lógico que un “privado de libertad” (término con el que actualmente se designa a los presos) nunca vaya a denunciar al policía, porque sabe que directa o indirectamente depende del “informe” que dicho policía trasmita.
Honestamente no creemos que los defensores de oficio haya “inventado” estas denuncias, por motivos ideológicos, políticos o vaya a saber.
Entendámonos bien, porque ejemplos sobran. La policía es el blanco más apetecible para los narcotraficantes. Ellos saben muy bien lo que ganamos y cuanto nos llevamos para casa a fin de mes. Existen casos en que un delincuente se acerca al policía, le “muestra el dinero” y le dice lo que ganas en un mes yo te lo doy ahora, para que sencillamente mires para otro lado.
Si el policía tiene la mala idea de aceptar el dinero una vez, aceptará siempre y yo no podrá evitar ese círculo delictivo. Todos sabemos la fuerza y vigencia que tiene esto hoy entre nosotros.
Todos sabemos que existen estos casos. A veces más cerca de lo que pensamos y mientras sintamos y defendamos a la policía a rajatablas, estas actitudes seguirán multiplicándose.
No afirmamos que toda la policía, ni siquiera que la mayoría sea corrupta, porque felizmente seguimos creyendo y confiando en ella como guardiana de la ley. Pero ignorar la existencia de estas situaciones es esconder la cabeza en un pozo, creyendo que no nos ven.
Para combatir con mejores posibilidades a esta delincuencia, seguro que necesitamos policías debidamente atendidos para que no sean corruptibles.
A.R.D.

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