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Libros y no armas

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Diario EL PUEBLO digital
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La segunda vuelta de las elecciones brasileñas han sido una demostración más del divisionismo que gobierna América. En realidad la diferencia de un voto aproximadamente en algo así como 150 millones de ciudadanos votantes obligatoriamente, puede considerarse casi que un país dividido al medio.

En los hechos 45 por ciento de los votantes han señalado que nunca votaría por Luis Inacio Da Silva “Lula” y un 50 por ciento señaló que jamás votaría por Jair Bolsonaro . Así estamos. Los argentinos le llaman la “grieta”, los brasileños el divisionismo, los uruguayos sabemos muy bien que hay dos “familias ideológicas” o coaliciones y hemos asumido en muchas ocasiones que un proyecto se juzga si sirve o no, en base a su procedencia, jamás en base a sus propios atributos.

Ud. Se preguntará si esta situación es positiva o no y a nuestro entender es tremendamente perjudicial, teniendo en cuanta que ese 5 por ciento capaz de volcarse a una u otra opción es la que verdaderamente gobierna.

Vale decir que sea quien sea que gane una elección sabe que tendrá medio país en contra y lo que es peor como el caso que nos ocupa, que tendrá un parlamento opositor del que necesitará para gobernar.

Significa que la “gobernabilidad”, al decir de Wilson Ferreira Aldunate, dependerá de los acuerdos que sea capaz de lograr el gobernante y en estas situaciones ya sabemos lo que pasa. Quien tiene el gobierno no tiene el poder suficiente como para aplicar su voluntad. Los denominados grupos “chicos”, aprovechan esta coyuntura, a sabiendas que su voto será decisivo al momento de inclinar la balanza hacia uno u otro lado.

Es así como muchas veces nos encontramos con ministros y otros altos cargos que no han tenido el respaldo suficiente antes de las elecciones, pero si han logrado algunas bancas que resultarán decisivas a la hora de votar en el parlamento.

Así está la realidad, Lula tiene un 16 por ciento del parlamento a su favor, mientras que el opositor Bolsonaro alcanza un 50 por ciento en las cámaras.

Eso sí, nos quedamos con una de las frases pronunciadas por quien gobernará el país más poblado e influyente de América, la cuarta economía más grande del planeta, quien ha señalado que “el pueblo brasileño no quiere armas, sino libros”.

Por el bien de la democracia. Ojalá veamos concretada en los hechos esta afirmación.

A.R.D.

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