No podemos ocultar que nos contamos entre quienes resultaron sorprendidos por la pena aplicada al argentino Balcedo y su pareja, quienes se hallan “padeciendo” una pena domiciliaria en su mansión privada de Piriápolis.
Todos sabemos que el susodicho pseudo sindicalista argentino lavó millones de dólares y estafó al sindicato que representaba y desde la Argentina han pedido su extradición, como también el envío de todos los bienes y el dinero incautado en ocasión de ser detenido.
Uruguay no sólo no accedió a estos términos de la extradición, sino que entiende que sólo podría enviar al matrimonio una vez cumplida la sanción por los delitos cometidos en el Uruguay, que dichos sea de paso, pagaría con penas bastante menores de las que podrían aplicarle en la Argentina.
Lo que no entendemos es porqué a veces por delitos menores los delincuentes deben purgar penas mucho más severas y sin embargo en ocasiones como la que nos ocupa, los delincuentes se benefician con prisión domiciliaria y en condiciones privilegiadas.
Sabemos que cuando no hay delitos de sangre (homicidios, lesiones graves etc) las penas se reducen sustantivamente.
Esto no significa que la imagen que se da al pueblo en general es lamentable, tanto es así que hasta hemos escuchado muchas veces decir irónicamente “para robar, hay que robar bastante…).
Es obvio que no compartimos en caso alguno, pero mucho más obvio es que estas afirmaciones irónicas se basan en lo que llega al pueblo, cuando delincuentes de “guantes blancos” logran condiciones privilegiadas de reclusión al tiempo de pagar sus delitos.
Si a alguien esto le parece justificado. Si se puede llamar a esto “justicia”, creemos que se equivoca. De la misma manera que entendemos que se explica cuando un padre de familia roba algo para dar de comer a su familia, y aunque nos duela mucho que se registren estos casos, entendemos que su acción no se justifica y debe pagar por el hecho, mucho más cuando se trata de quienes han robado o “lavado” o estafado millones de dólares.
Aún a riesgo de ser considerados “extremos”, entendemos que en estos casos deben aplicarse penas “duras” no por venganza, ni por odio a quien comete estos delitos, sino porque entendemos que es lo que corresponde, cuando alguien burla las leyes y de alguna manera se burla de toda la sociedad que integramos.
Es más, si se prueba debidamente que hay cómplices en nuestro país o personas que de alguna manera cobijan a estos delincuentes, también debe pedírseles cuentas como corresponde.
A.R.D.
Leyes, penas y justicia
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