Esta es la hora de asumir la responsabilidad que nos cabe y de demostrar que somos capaces de ser prudentes, manteniéndonos físicamente distantes, pero muy cercanos en el afecto. Cuando alguien habla de la situación que enfrentamos con total liviandad y como si se tratara de algo ajeno que no nos va a tocar nunca a nosotros, nos produce una profunda pena, pero en el fondo entendemos cuales son las causas, los motivos que llevan a esta situación y ojalá sepamos hacer algo para cambiar esta situación.
Es que mientras no nos toca es difícil de entender la gravedad del momento. Hay personas que no han podido visitar o despedirse de un abuelo, un padre o un hijo, que ha tenido la desgracia de enfermarse en estas circunstancias.
Hay gente que arriesga diariamente contraer la enfermedad. Hay gente que no ha podido siquiera reunirse con los demás familiares para despedir a un ser querido. Por eso cuando escuchamos hablar de la pandemia con total liviandad, lamentamos la ignorancia que esto revela.
Las fiestas tradicionales de este año serán diferentes y quizás el tapabocas o las marcas en las veredas de ciertas empresas, no sean más que malos recuerdos en el futuro, pero hoy son , la referencia ineludible de los tiempos que vivimos.
Es ahora cuando tenemos que demostrar nuestra responsabilidad y quizás hoy como nunca antes necesitamos tanto del encuentro familiar, de la reunión y de las jornadas festivas tan importantes.
Pero no es ahora seguramente cuando tenemos que demostrarlo. Ya vendrán otros tiempos y si algo hemos aprendido de esta pandemia es la necesidad de cuidar lo que tenemos, y esta posibilidad que a veces está mucho más cerca de lo que pensamos, es lo que se impone hoy.
Sin lugar a dudas que hoy luego de más de nueve meses de distanciamiento, es cuando más necesitamos del encuentro, del abrazo, del saludo cálido, pero también es cuando mayor prudencia debemos mostrar a la hora de cuidar en especial a nuestros mayores, aunque nadie a ninguna edad, escapa al riesgo de contraer el famoso virus.
Seguramente que la hora exige que mantengamos distancia, que nos cuidemos, y también que recordemos que en buena medida todos dependemos de todos, porque hay ámbitos comunes en los que basta que un solo individuo lo arruine para que los afectados podamos ser todos, en mayor o menor medida.
A.R.D.
