Lorena Molina, Profesora de Historia
Conocemos a Lorena Molina desde sus años de militancia política y social.
Ha ido construyendo y moldeando su vida como ella ha querido.
Pese a los obstáculos que la vida le impuso, ella los ha ido dejando de lado con esfuerzo y sacrificio.
Es una militante de la vida, una madre, como ella misma se define, pero además es profesora de Historia, pasión que vive, disfruta y comparte con sus alumnos.
- ¿Cuáles son esos primeros recuerdos de su niñez que tiene?
- Nací en Montevideo allá por los 70, un momento complicado del país, y a los pocos meses de nacida mi madre vuelve para Salto, donde nació.
O sea que yo con pocos meses ya me encuentro en Salto.
Me formé en la Inmaculada, esos recuerdos son del colegio porque vivía a media cuadra, ahí transcurrió mi niñez, en Artigas y Larrañaga.
Recuerdo los amigos, los vecinos, una zona muy cálida.
Siempre digo que la infancia es la etapa más linda, después la vida te da otras vivencias que son productivas, experiencias de las buenas y de las malas, de todas siempre se aprende.
- ¿Cómo fue su juventud en el liceo?
- El bachillerato lo terminé en el Nocturno del Liceo 5, donde comparto experiencias con personas que trabajaban y estudiaban, de donde he forjado amigos de esa época que terminaron siendo amigos de toda la vida.
Unos años más tarde llegó mi hija, que hoy tiene 24 años, María Gimena.
Fue cuando comenzaron también para mí esos compromisos importantes.
- ¿Cómo fue el despertar en usted de ese compromiso por los temas sociales?
- El compromiso social se da sobre los 20 años, esa sensación de solidaridad, empatía va surgiendo en ese momento.
Es inevitable tener que nombrar la política y al Frente Amplio, con el que me sentí identificada por sus principios fundacionales, el no pensar solamente desde lo individual sino también en lo colectivo.
Así fue que se da mi llegada a la izquierda local, donde comienzo a militar, algo que mantengo hasta hoy.
- ¿Cómo vivió la llegada del primer gobierno de izquierda en el país y también en el departamento de Salto?
- Lo viví con una gran alegría y emoción, lloré cuando se supo que Tabaré Vázquez había ganado las elecciones en primera vuelta en octubre de 2004.
Habían sido muchos años de militancia y de trabajo de muchas compañeras y compañeros, que algunos incluso no pudieron ver la llegada de Tabaré a la Presidencia porque se fueron antes, y pensé en todos ellos, y en todos los años y sacrificios que mucha gente hizo para que Uruguay tuviera un gobierno del Frente Amplio.
Y unos meses más tarde se repite esa alegría en Salto con la llegada del maestro Ramón Fonticiella a la Intendencia, viviéndolo desde la Junta Departamental como Edila, donde obtuve una gran experiencia. Rememoro todo esto hablando contigo y vuelvo a emocionarme.
No tengo palabras para describir todo lo que sentí aquel 1° de marzo de 2005 cuando Tabaré asumió la Presidencia, para mí, un referente por lo buena persona y gran gobernante.
Eso fue algo que nunca podré borrar de mi memoria ni de mi corazón.
Para que te hagas una idea, ese fue un momento de mi vida imborrable, el otro momento de mi vida que tendré por siempre en mi corazón fue en agosto de 1998 cuando nació mi hija María Gimena.
- Tras 15 años a nivel nacional y 12 que van a nivel departamental de un gobierno de izquierda… las utopías, ¿se cumplen, se alcanzan?
- Sí, de todas maneras, pienso que las utopías se van construyendo a medida que el acercamiento hacia la gente continúe vivo.
Cuando cortamos eso, la utopía deja de cumplirse, porque en realidad nos vamos nutriendo de ese relacionamiento con la gente.
De escucharla con sus experiencias y necesidades, que es lo que nos va a llevar a poder transformar esa realidad.
Me viene a la mente aquella frase que dice que cuanto más nos acercamos a la utopía, ella se aleja.
Es decir, la utopía en realidad es un camino que vamos transitando y reconstruyendo.
- ¿Cómo llegó el profesorado a su vida?
- Poder ser hoy Profesora de Historia es algo que llegó de la mano del sacrificio al venir de un hogar muy humilde, así que no fue fácil estudiar, no fue fácil llegar, pasé muchísimo sacrificio, también ya tenía a mi hija.
Y para poder terminar pasó mucha agua debajo del puente.
Lo tomo como un logro no solo mío, sino fundamentalmente de toda mi familia, porque ellos fueron la base fundamental para que yo pudiera estudiar.
- ¿Qué le gusta de la Historia?
- Todo, la historia es una pasión…
- ¿Y la docencia?
- La docencia también, es algo maravilloso… y a veces siento como una nostalgia de poder sentarme del lado de los alumnos.
La profesión es muy linda, y es también una construcción que se hace en conjunto, porque el conocimiento se construye desde el conjunto con el aporte de los alumnos junto a la orientación del docente.
- ¿Por dónde pasa la felicidad?
- Pasa por un cúmulo de cosas donde siempre tiene que estar la perspectiva del entorno, de lo familiar, pero también tiene que estar la perspectiva del otro.
No hay que pensar solo en lo individual, en aquello que nos beneficia únicamente a nosotros, sino también pensar en el otro, y desde allí poder complementarnos.
Creo que la felicidad es el complemento entre lo personal, lo nuestro, y también de aquellos que nos rodean.
- Siempre dicen que verse uno mismo al espejo es difícil, pero es necesario.
Si tuviera que definirse, ¿quién es Lorena Molina?
- Una militante de la vida, una madre…
Por:
Leonardo Silva
