Desde luego que la gran esperanza del combate al COVID 19 radica en la o las vacunas que están actualmente administrándose, aunque ninguna de ellas ha completado el período de exigencias establecido por la Organización Mundial de la Salud para administrarla masiva conscientemente, siendo responsables de sus consecuencias.
Pero mucho nos tememos que la vacuna no signifique una solución definitiva a esta pandemia, siguen habiendo muchas dudas razonables sobre su eficacia. Entre éstas la capacidad de mutación y la volatilidad que parece ganar el virus en determinadas condiciones.
Es diríamos que, si los desarreglos que están haciendo los humanos no nos traen otras pandemias, es por pura suerte o porque los sistemas de inmunidad y combate a estos virus que tiene la propia naturaleza, los evitan.
Lo que están haciendo los hombres, no todos pero en su gran mayoría, consciente o inconscientemente, ya sea por acción u omisión, es un tremendo daño al planeta que recibimos y que sepamos hasta el momento no hay otra opción de planeta habitable, pese a las millonadas que se gastan en averiguarlo.
Por supuesto que hoy el mayor esfuerzo está en el dominio de esta pandemia que tan alto costo nos está dejando, pero debiera servirnos para entender que vamos por mal camino, que lo que estamos haciendo no es en beneficio de nuestros sucesores, sino en su contra. Estamos destruyendo lo que recibimos, llevados por la avaricia y la miseria ambiciosa de tener, poder, fama y dinero, sobre todo éste, respondiendo a una acumulación enfermiza y dada la estupidez humana de creer que podremos llevarnos algo de esto en el ataúd, porque si una cosa es segura es la muerte, como todo ser viviente, algún día habremos de morir.
No estamos en contra de la vacuna, porque en estas mismas columnas nos hemos pronunciado a favor de la misma. Estamos en contra de creer que la vacuna nos habrá de devolver el mundo tal cual lo recibimos, porque esto es un error y depende de lo que hagamos como seres humanos.
Esta no es una pandemia más, de las que suelen azotar la humanidad de tanto en tanto. Esto es fruto de nuestra irresponsabilidad y llámese COVID 19 o de cualquier otra forma, si no corregimos nuestras acciones y nuestro concepto sobre el medio ambiente y la naturaleza, lo habremos de lamentar, no tanto nosotros, como seres humanos adultos, sino las generaciones futuras, que hoy son niños y bebés.
Ojalá no sea demasiado tarde para entenderlo y asumirlo, porque lamentablemente mucho nos tememos que llegará un punto en que no habrá marcha atrás.
A.R.D.
