Cuando escuchamos que una senadora de la república, que además llega a ostentar el cargo de presidenta de la nación en determinadas circunstancias, reconoce y defiuende su postura basada en una “noticia” falsa, nos convencemos de que realmente ya no entendemos nada.
Las noticias falsas, o sea aquellas que “se inventan”, no son noticias, son alucinaciones y solamente alguien que no está en sus cabales, puede admitirlas y defenderlas.
Es noticia falsa (o Fake News) lo que se atribuye a otra persona, sin que ésta lo haya dicho o reconocido y es totalmente peligroso entrar en este juego, porque las grandes potencias, hoy reconocen que se puede hacer mucho daño a través de ellas (jamás van a decir si las usaron o no)
Como se puede confiar en una persona, sea o nó político, si esta reconoce que ha manejado “noticias” falsas. Vale decir que no son verdad, que son inventadas para perjudicar a un rival o por cualquier otro motivo.
¿Como sé cuando me está diciendo la verdad esta persona o cuando está inventando?
Si en periodismo inventamos algo de alguien sencillamente estamos cometiendo un delito. Supuestamente porque es un serio agravante el poder que tiene un periodista al hacer uso de un medio de comunicación.
Nos preguntamos (¿es diferente cuando lo expresa un legislador?) Se supone que el poder que tiene un legislador o legisladora es muy superior al de un periodista y puede entonces manejarse con afirmaciones falsas?
Estamos de acuerdo que en esto el mayor daño lo sufre precisamente quien se maneja con falsas informaciones a sabiendas que lo que está diciendo es falso y de esta manera cuando la descubren no sólo está hipotecando su propia credibilidad, sino la de mucha gente que confia en ella.
Las llamadas “noticias falsas” deben ser desterradas, porque tal como han sido calificadas no son noticias y el daño que provocan puede llegar a ser mucho mayor.
A.R.D.