Home COLUMNAS de OPINION La realidad no se maquilla con discursos

La realidad no se maquilla con discursos

18
Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/jqyb

Hay momentos en los que el contraste entre los hechos y las palabras se vuelve tan evidente, que solo puede generar asombro. Mientras las nuevas autoridades de la Intendencia de Salto enfrentan una deuda que ronda los 300 millones de pesos con el Banco República y múltiples compromisos financieros que asfixian la gestión, desde el anterior gobierno departamental se intenta instalar el relato de una situación “de cuidado, pero no de profunda crisis”.

Gustavo Chiriff, exsecretario general de la Intendencia, se ha encargado de minimizar el estado financiero heredado, asegurando que todo estaba previsto, rendido, presupuestado y hasta “renovable”. Es decir, que lo que parece una bomba de tiempo, para él no es más que un trámite burocrático. Habla de vales vigentes, intereses controlados y deuda asumida, como si eso eximiera a su administración de responsabilidad alguna.

Pero lo cierto es que la nueva administración no encontró una libreta ordenada y prolija, sino una mochila cargada de compromisos financieros, que incluyen el fideicomiso Daymán, la deuda con Sonda por luminarias, y un pasivo con el BROU que, más allá de estar “presupuestado”, sigue siendo una deuda viva y pesada.

- espacio publicitario -SOL - Calidez en compañía

Chiriff sugiere que el nuevo equipo de gobierno está “preparando un escenario”, como si no hubiera escenario ya montado. Como si los vales fueran garantía de estabilidad y no evidencia de que nunca se solucionó el problema de fondo. La frase “íbamos renovando los vales” es, por sí sola, una confesión de la incapacidad de ordenar las finanzas.

Decir que no hay crisis mientras se reconoce que el financiamiento está “sumamente comprometido” es como admitir que el agua llega al cuello, pero negar que uno se está ahogando. ¿Qué se esperaba encontrar entonces? ¿Un remanente saludable? ¿Cuentas en orden?

Más que preparar un escenario, la nueva administración intenta enfrentar el que recibió. Y eso implica sincerar la situación. Porque si lo que se busca es transparencia, como tanto se reclamó durante la campaña, entonces el primer paso es decirle a la gente la verdad: que el departamento está endeudado, que no hay margen para improvisaciones, y que los compromisos asumidos por la administración anterior condicionan cada paso.

Minimizar la situación solo suma irresponsabilidad al desastre ya instalado. Es hora de hacerse cargo, aunque sea en silencio.

Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/jqyb