Muchas nos hemos expresado en estas columnas sobre lo que para nosotros resulta en el colmo de la ceguera o lisa llanamente de la estupidez y así consideramos a la radicalización o los fanatismos irracionales.
Tiene que ver con lo que sucede en Gaza, donde después de haber sufrido un atentado terrible por parte de extremistas de Hamas lo que están sufriendo un día si y otro también son los pueblos, tanto de Israel, como de Palestina.
Separemos las cosas. El pueblo palestino sufre desde 1948 cuando Ben Gurión proclama la independencia de los judíos. Una medida tan apoyada como controvertida. Muchas naciones vieron en el nuevo país un refugio seguro para los judíos perseguidos por los nazis. Otros vieron como podría convertirse en un ámbito de discusión permanente y sobre todo como una amenaza para el pueblo palestino, desde siempre opuesto la expansión de Israel.
Esto ha llevado al conflicto de hoy. El pueblo palestino ha sido “convencido” por Hamás, de que debe luchar para liberarse de Israel y de allí que usa todo su poder para reclutar entre el pueblo palestino, por la buenas o por la malas, a sus adherentes.
Tiene que ver con los argumentos políticos. La ceguera que nos ha ganado a tal punto que alguien ha llamado grieta o radicalización o sencillamente ceguera. En esta posición, consideramos que todo lo que provenga de tal sector o ideología es bueno y en cambio lo que procede del sector rival es malo.
Nos ha sucedido con el tema de Palestina, tan víctima del terrorismo como los judíos que murieron o fueron tomados de rehenes el 7 de octubre. Quienes defendemos al pueblo palestino, pronto fuimos tachados de “terroristas”, bastaba con estar contra Israel.
Mientras sigamos en estas tiendas, y celebremos el hecho de haber llegado al poder, sin mirar cómo y con quien nos hemos aliado para llegar, estaremos dejando la verdadera voluntad popular en manos de unos pocos.
Estos 130 cargos (sumados diputados y senadores, que se eligen en primera vuelta) y le cuestan al país algo así como 25 millones de pesos, mensuales son el verdadero botín de guerra. Porque algunos legisladores ni siquiera concurre a las sesiones de la cámara, porque para ello tienen sus suplentes, que también cobran por supuesto, cuando falta el titular, además de secretarios, asesores y demás.
Es lo que tenemos y mientras no tomemos debida cuenta de estos aspectos todo seguirá igual.
A.R.D.
