Se acerca otro acto eleccionario en el país y nuevamente vemos como la ciudad comete un “pecado capital”, con los árboles, las columnas y las calles que debe soportar una verdadera batalla de carteles, pasacalles y otras formas de la propaganda estática.
A esta altura nos preguntamos a quien “convence” o a quien “sirve” este tipo de propaganda. Hoy la gran apuesta es a las redes sociales y éstas se llevan el dinero fuera del país, porque sus dueños o sus responsables constituyen “multinacionales” que no tienen nacionalidades o en el mejor de los casos tiene sus sedes en el exterior.
En tanto la reciente ley de medios determinó que cada canal de televisión debe conceder gratuitamente determinado espacio determinados minutos de publicidad a los partidos políticos.
Pero el tema no es este. Los canales de televisión en el país están concedidos a extranjeros o sus representantes y lejos de oponernos a que éstos dispongan de espacios para difundir las ideas de los Partidos Políticos, entendemos que una política similar debió adoptarse con las denominadas redes sociales.
Aunque no se trata de algo tan sencillo o tan simple, una cosa es cierta, continuar con el sistema actual, es permitir que se nos siga esquilmando, aunque a alguien deben favorecer para que esto suceda. El control debe ser permanente y eficaz.
Pero volvamos a lo nuestro. Mientras que vemos como en las calles de Salto prolifera la cartelería, entendemos que esta ya no tiene sentido. Caminar por el centro de la ciudad sin que le ofrezcan una lista, es casi una utopía en estos días
Cierto es que no por obligación, pero si por educación, se debe enfrentar situaciones como las que nos ocupa.
Creemos que existen disposiciones concretas para la instalación de propaganda estática, pero… ¿Quién controla? Y ¿quien se hace responsable del retiro de la misma cuando corresponda?
Lo que hemos visto dista mucho de este alcance. Más nos atreveríamos a decir hemos visto carteles que permanecen por uno dos años después del acto electoral, y terminan siendo recogidos o quitados de la vía pública por la Intendencia.
Nos preguntamos, ¿no hay sanciones?, ¿no hay limitaciones, ni responsabilidad? Cuando se otorga el permiso, ¿no se exigen responsabilidades? Si no hay sanciones, ¿qué tipo de responsabilidad cabe a sus responsables?
Ahora es el tiempo dejarlo claramente establecido.
A.R.D.
