El rol de la Universidad de la República. Surgido en 1948 si mal no recordamos, con aquellos cursos universitarios en los que esforzadamente algunos estudiantes cursaban para luego dirigirse a Montevideo a rendir exámenes, fueron los pioneros de la presencia de la Universidad de la República en Salto. No seríamos justos dejando de reconocer aquellos esforzados hombres nuestros que hicieron posible esta realidad de hoy, por lo menos en parte. Luego vendrían los presidentes interesados en marcar esta presencia en Salto, los actores locales que también fueron importantes en esta instalación y hoy se vive ya otra realidad.
No es nuestra intención atribuir a determinados sectores o partidos políticos la instalación de la Universidad en la región. Tampoco consideramos que es una obra estrictamente salteña, porque toda la región ayudó a “empujar” para esta presencia.
Nos limitaremos a dejar en claro el rol que cumple hoy con miles de jóvenes y a veces no tan jóvenes estudiando en ella. Jóvenes que de otra manera no tendrían otras opciones.
Muchos de ellos constituyen la primera generación de estudiantes universitarios de familias de clase media, de trabajadores que tuvieron la enorme suerte de estudiar aquí y con estos planes que de otra manera les hubiera sido casi imposible.
Pero no seríamos justos si no reconociéramos que también ellos han realizado un gran aporte al desarrollo y crecimiento de la ciudad. Muchos de ellos se han radicado en Salto, una vez terminados sus estudios y algún día se notará su aporte.
Hoy se vive otra realidad y la Regional Norte de la Universidad de la República, o la UDELAR como también se la llama, va quedando chica, seguramente que esto es bueno porque habla a las claras del aporte de la Universidad a una necesidad de la región, pero si no se resolviera pronto y felizmente podría resultar perjudicial para generaciones enteras de estudiantes.
Urge encarar este tema, como ya fuera marcado por aquellos pioneros, esperemos estar a la altura de ellos para responder como se debe. Muchos son los políticos que así lo entienden y hacen alharaca con la preparación de los jóvenes, pero son poco los que se manifiestan con claridad a la hora de respaldar los planes y las decisiones necesarias.
Es que para hacerlo deberían de sacrificar otros aspectos que en los hechos consideran prioritarios, porque las obras no se hacen con palabras bonitas sino con el compromiso de llevarlas adelante y como dijeran nuestros mayores…”del dicho al hecho hay un gran trecho”.
A.R.D.
