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jueves, agosto 14, 2025

La poesía de Héctor Rosales: exilio, memoria y resistencia

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Diario EL PUEBLO digital
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Poeta uruguayo radicado en Barcelona desde 1979, Héctor Rosales ha construido una obra de intensa carga existencial y rigor formal que dialoga con la memoria, el lenguaje y la condición humana.


Héctor Rosales es un reconocido poeta y narrador uruguayo, que desde 1979, reside en Barcelona, España, donde ha desarrollado gran parte de su carrera literaria.

Su obra ha sido estudiada en diversos talleres de escritura, institutos y universidades de España, Francia, Portugal, Suecia, Argentina, Uruguay y Estados Unidos.

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A mediado de los años ochenta, a través de Víctor Silveira y Juancho Martínez conocimos un manojo de poemas suyos, sobre sus actividades, y de vínculos con otros poetas uruguayos y latinoamericanos. 

En particular supimos la buenas conexión con poetas y escritores nuestros, como Elder Silva, Miguel Motta, y el tan nuestro como montevideano, Rolando Faget,con Víctor Silveira, entre otros. Desde los años ochenta nos llegan noticias de Héctor, de su incansable tarea de escribir, publicar e impulsar a las nuevas generaciones. Un día nos llegó el libro sobre Rolando Faget, “Que nadie dude el lucero”, y luego otros trabajos, labores y proyectos. Y eso nos llevó a profundizar sobre esta gran figura de la cultura uruguaya, que se encuentra un mar de por medio, pero que virtualmente está junto a nosotros, a cada rato…

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HÉCTOR ROSALES, EL POETA DEL EXILIO, LA MEMORIA Y EL VIENTO

Héctor Rosales nació en Montevideo en abril de 1958, entre las voces gallegas de sus ancestros y la respiración de un barrio popular: Aires Puros. Desde la infancia, las palabras le fueron reveladas como un conjuro: los cuentos de su madre, las lecturas en voz alta de su padre y su abuelo, tejieron una intimidad con la lengua que marcaría toda su vida.

Poeta precoz y adolescente en dictadura, comenzó a escribir como quien necesita respirar en medio de la asfixia. A fines de los años 70, dejó el país herido por la represión y se instaló en Cataluña, donde echó raíces sin dejar de ser viajero. Allí, entre librerías, radios, escuelas de idiomas y editoriales independientes, hizo del exilio un laboratorio poético.

Fundador del Grupo Ahora, editor de las Hojas del diluvio –una joya artesanal que tendió puentes entre poetas de América y España–, Rosales ha sido puente, testigo y alquimista de versos. Su obra, íntima y universal, ha viajado en varias lenguas, aunque él ha preferido siempre el silencio fértil al ruido de la fama.

Apegado a la escritura como una ética, alejado de la parafernalia literaria, ha seguido publicando con lentitud sabia. Aun así, es uno de los autores uruguayos más leídos fuera del país. Admirador de Onetti, ha asumido con igual fidelidad esa “filosofía vital” que hace del tiempo no un enemigo, sino un interlocutor temido y respetado.

Vuelve a Uruguay como quien visita un sueño que no quiere perder del todo. Se reconoce en algunos compañeros de generación, dialoga con el exilio, pero sigue siendo, por decisión propia, un poeta en los márgenes, de aquellos que escriben para que el viento no se lleve todo.

Entre sus libros de poesía se destacan:

Visiones y agonías (Barcelona, 1979)

Espejos de la noche (Madrid, 1981)

Desvuelo (Montevideo-Barcelona, 1984)

Alrededor el asedio (Montevideo, 1989), que recibió el Primer Premio del Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay en 1992.

Habitantes del grito incompleto (Montevideo, 1992)

El manantial invertido (Barcelona, 1994)

Mientras la lluvia no borre las huellas (Barcelona, 2002)

CUÁL ES SU ESTILO DE POESÍA Y TEMÁTICA MÁS HABITUAL?

El estilo poético de Héctor Rosales se caracteriza por su rigor formal y su contenido muy creativo, a menudo con una dosis de misterio. Es una poesía que, según algunos críticos, puede resonar con grandes poemas contemporáneos, y su desarrollo encadenado se corresponde con un fluir de semántica alegórica.

Se ha destacado su capacidad para una escritura tensa y tersa que vigila el lenguaje, lo adapta y lo crea. Su poesía ha sido descrita como un «barroco actualísimo o del futuro», con palabras que son «estrellas danzantes».

Una de las características más relevantes es su densidad emocional y el uso de timbres frescos, intensos y armónicos en su escritura. Su obra es vista como «de llegada histórica, en la forma y en el contenido, por tanto de la modernidad».

En cuanto a las temáticas más habituales que aborda, la poesía de Héctor Rosales se inclina hacia:

La condición humana y el existencialismo: Hay un «dolor existencial y el sufrir por los prójimos» que impregna su obra. Se dice que «leer la poesía de Rosales humaniza, nos devuelve una y otra vez a nuestra condición humana». Su discurso busca convertir al lector en un «hurgador de la palabra y de una serie de valores compartidos».

La memoria y el tiempo: Su poesía a menudo indaga en el pasado y la forma en que este se manifiesta en el presente, como se ve en su trabajo con los dibujos de Castelao en Mientras la lluvia no borre las huellas, que lo transportan a la realidad de la Galicia rural de los años treinta, pero también a «la de muchos lugares de nuestro tiempo».

El lenguaje y la palabra: La preocupación por el lenguaje es central en su estilo, donde las palabras «se fusionan, se cuestionan, se desequilibran, se angustian». Es una poesía que a veces presenta un «coloquialismo entre metafísico y confesional».

El asedio y la resistencia: Su obra es considerada un vector clave para la comprensión de la llamada «generación de la resistencia» en Uruguay, lo que sugiere una temática de lucha y resiliencia frente a adversidades. La frase «Canto con voz de tez dañada en esta soga de papel…» es citada como un indicio de este «pathos tematizado».

La búsqueda y el descubrimiento: Hay una constante en su poesía que lo muestra «buscando la primera piedra encerrada», sugiriendo una exploración profunda y continua de la realidad y del ser.

DE POETA A POETA

“En Rosales, si bien el tópico del exilio es permanente y subyace en toda su obra y en su experiencia de vida, el hecho de reeditar sus libros de manera ampliada y/o revisada, implica asimismo nuevos viajes, nuevas «algias», nuevos asentamientos en su segunda matria/ciudad, la cosmopolita y enfebrecida Barcelona. Y así como la dualidad Montevideo-Barcelona –ciudades puerto, adonde respirara y trabajara Joaquín Torres-García– no conforma una oposición irreconciliable, de una manera similar exilio y poesía se conjuntan en una tensión dialéctica que continuará fructificando en la poética elaborada y vivencial de Héctor Rosales”.

Saúl Ibargoyen

México DF, abril 2006

FINALMENTE DECIMOS…

La poesía de Héctor Rosales es una propuesta de gran riqueza formal y profunda carga existencial, que invita a la reflexión sobre la condición humana, el tiempo, el lenguaje y la resistencia, todo ello con una voz personal y distintiva.

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